Cuando un grupo lleva diecinueve años sin editar un disco de estudio con nuevas canciones –como es el caso de WHITESNAKE si exceptuamos el “Restless Heart” de 1997 casi como disco en solitario de Coverdale- hay una probabilidad excepcionalmente alta de que lo que editen sea una total y completa decepción. Ha sido el caso de innumerables bandas que han vuelto con una gira por todo lo alto y que cuando ha llegado el momento de meterse al estudio han cometido la peor aberración en sus múltiples formatos, léase intentar ser modernos, intentar sonar a hace treinta años o una mezcla entre ambos sin orden ni concierto. Es ahí donde se nota si una banda ha vuelto simplemente por la pasta o si ha vuelto con una propuesta creativa realmente firme. En el caso de WHITESNAKE podemos decir que, aunque David Coverdale no estaba demasiado convencido de hacer un nuevo disco de estudio, finalmente ha admitido que aún puede dar de sí compositivamente hablando y nos ha regalado una obra maestra como “Good To Be Bad” en pleno año 2008. Y, a dia de hoy, tiene mérito hacer un nuevo disco de estudio. Porque nadie puede decir que se hagan simplemente por dinero, ya que hoy no vende discos nadie, ni siquiera las viejas glorias. No obstante, para mantener en marcha las giras y despertar el interés de aquellos que progresivamente se van durmiendo tras escuchar cien veces el mismo clásico de turno, es más que necesaria la edición de material nuevo.

Coverdale se ha cubierto las espaldas muy bien con la ayuda de Doug Aldrich, quien ya fue su mano derecha  en los cuatro nuevos temas de estudio incluídos en “Live In The Shadow Of The Blues”, editado a finales del 2006. El excelente guitarrista ha aportado su sapiencia y conocimiento de los ‘Snake clasicos y eso se nota sobremanera en los riffs y solos que ha compuesto para éste disco. No es que el tipo no tenga estilo propio –que lo tiene- sino que su intención se ha limitado a enriquecer el sonido clásico de WHITESNAKE, tanto de la época bluesera como de la hard rockera. Ya habrá tiempo para otras florituras en futuros discos, quizá. Pero por lo pronto, en “Good To Be Bad”, lo que hay rezuma a clásico por los cuatro costados.

Grabado en el propio estudio de David Coverdale en Lake Tahoe, Nevada, donde algunos osos interrumpieron súbitamente la grabación colándose en casa del vocalista y asustando a su familia, el disco suena a WHITESNAKE con todas las de la ley. Sonido ochentero pero tecnología y fidelidad sónica del 2008, que es como debe ser en estos casos. Nadie quiere un disco lleno de riffs crossover que agraden a fans de SLIPKNOT y Coverdale y Aldrich lo saben. Es por ello que los mareantes fraseos de guitarra de “Call On Me” o “Can You Heart The Wind Blow” recuerdan más a los WHITESNAKE de “Saints and Sinners” que no al subproducto de pelos encrespados en que se convirtieron allá por el año 1989. En general el disco se divide entre canciones que podrían haberse ubicado en “1987” y canciones que podrían haberse ubicado en “Lovehunter” o en cualquier de los discos de la época de Mickey Moody y Bernie Marsden. La mezcla es casi total en la mayoría de canciones, aunque algo que ciertamente no encontraremos son los tappings y florituras que Steve Vai aportó en “Slip Of The Tongue”. No hay sitio para esa clase de lucimientos. Pero lo que si está claro es que no hay canción posible que pueda considerarse prescindible en el disco. De la primera a la última, las once canciones que componen “Good To Be Bad” son espectaculares. Quizá es lo bueno de que una banda tarde diecinueve años en editar un nuevo disco, sin presiones de tiempo. Hay tiempo de sobras para filtrar el material que no da la talla.

Hay momentos álgidos muy obvios en el disco. El principal, al menos en mi opinión, es el gran solo de guitarra en “All For Love”. Es uno de esos momentos claramente “Whitesnake” que uno espera escuchar en un disco como este y pone la piel de gallina la primera, segunda y subsiguientes veces que lo escuchas. El segundo es el estribillo de “Best Years”, el tema que abre el disco, toda una oda de Coverdale a su madurez como artista.  Y el tercero es “Lay Down your Love”, con una de esas melodías electrico-festivas que tan presentes estaban en “1987”. El riff lo podría haber compuesto John Sykes en un abrir y cerrar de ojos, sin duda.

Se nota que hay un trabajo hecho con cariño en “Good To Be Bad”, que Coverdale es consciente de lo que sus fans quieren y necesitan y de que debía probarle al público que aun sirve para hacer buena música, no sólo para recrear viejos hits pastelosos del pasado como “Is This Love” una vez tras otra. No le pongo un diez al disco porque sería exagerar, pero creo que un 9.9 le hace la misma justicia. Grandioso.

Sergi Ramos

Grupo:Whitesnake

Discográfica:SPV / Mastertrax

Puntuación:9.9

Canciones:

  1. Best Years
  2. Can you Hear The Wind Blow
  3. Call On Me
  4. All I Want All I Need
  5. Good To Be Bad
  6. All For Love
  7. Summer Rain
  8. Lay Down Your Love
  9. A Fool In Love
  10. Got What You Need
  11. Til The End Of Time

Año:2008