The Agony Scene: Get Damned

La primera vez que escuché THE AGONY SCENE fue con su segunda obra. Sobre todo gracias a su single ‘Prey’, consiguieron cierta fama con ‘The Darkest Red’, producido por Rob Caggiano, guitarra de Anthrax de su formación más moderna, mostrando un sonido metalero con ciertos toques hardcore. Pero da que pensar que, en su corta carrera, cada disco haya sido editado con un sello distinto…

Su debut homónimo vio la luz a través de Solid Records. Dos años después, el citado ‘The Darkest Red’ salió a través de Roadrunner, con la mala suerte de que dicho sello parecía estar renovando su plantel de grupos (y sobre todo, de estilos), lo que dio con el grupo fuera del mismo. Ahora, recién fichados por Century Media, y con una música cuya tendencia no es la más alabada en la actualidad, la banda parece que, simplemente, se deja llevar. A veces me pregunto por qué algunas bandas que tuvieron un amago de popularidad siguen dando coletazos sin mucho sentido y con las ideas fijas; por un lado es digna de alabar esa actitud, no lo negaré. Pero por otro llega a resultar poco menos que incompresible.

Un disco algo pobre, con algo más de media hora de duración, y sin apenas momentos destacados en su carta de presentación para su nuevo contrato. La melodía de la que hacían gala en su segundo álbum y que les otorgaba un punto de mayor accesibilidad ha desaparecido, en lo que parece un desplante a todos los grupos que en la actualidad buscan la alternancia entre melodía y tralla, pero cayendo en unas estructuras que llegan a resultar demasiado lineales en ocasiones. Un arma de doble filo, sin duda, en la que el quinteto de Oklahoma parece tropezar.

Desde ‘Barn Burner’ se muestran rápidos y contundentes, y dejando ver que un grupo como ellos en directo tiene que tener descarga notable; pero ahí se queda casi todo. Michael Williams, aún pudiendo, no varía su registro y se cierra a estar ‘escupiendo’ todo el rato. Tema tras tema se llega a hacer repetitivo, habiendo excepciones contadas, como ‘Rapture’, cuyo ritmo está más cercano a un punk metalizado, al igual que ‘Rattle Me Bones’. El cambio continuo tanto de formación como de miembros en la banda no parece que sea directamente proporcional a la diversidad de composiciones. Por lo demás, la agonía resulta de escuchar el disco completo más de unas pocas veces… Si antes se dejaban escuchar algunos temas, ahora no es más que a cuentagotas. Demasiadas veces puede llegar a ser perjudicial, quedándose como grupo de comparsa o de calentamiento de alguno superior.