Rhapsody Of Fire: From Chaos to Eternity

Como dirían Los Suaves… “y parece que fue ayer”… Tras 15 años de fantasía épica, en muchos momentos trasnochada, todo hay que decirlo, de fantasía, de grandes composiciones y de mil problemas con su nombre y con managers y compañías Rhapsdy Of Fire deciden cerrar una etapa y para durante una temporada para reinventarse otra vez. El bueno de Christopher Lee ya no volverá como narrador y Turilli, Lione y Staropoli le darán a la materia gris para ofrecer, si es que es posible, algo nuevo. Los baches que ha pasado la banda dan para un libro, pero lo más escandaloso fueron unos conciertos patéticos en los que destacaban las intros (hasta cuatro llegaron a tocar en un show de 10 temas), los playbacks de flauta y un Lione que más que un líder de masas parecía un italiano salido en Lloret de Mar.

Tras su terrible paso por las manos de Manowar cuando el grupo sacaba una y otra vez el mismo disco las cosas mejoraron con la edición de su anterior disco, tras deshacerse del yugo de DeMaio y tras demostrar que en directo son una banda más que competente y cumplidora. Ahora que el cosmos estaba con ellos deciden cerrar etapa, y lo hacen ofreciéndonos un gran disco. No está obviamente a la altura de sus tres primeros e imprescindibles discos pero si que iguala o icluso supera al anterior, y eso ya es decir mucho.

A sabiendas de que cerraban círculo han tirado a lo fácil y han vuelto a jugar las bazas de siempre, pero eso sí, todo ha quedado perfecto. Portada, composiciones, producción, todo brilla aquí, y más cuando ya hace años han decidido enterrar esa fantasmada etiqueta de power-symphonic-Hollywood-metal. Tras la intro de rigor volvemos a su mundo de épica exacerbada, mil instrumentaciones, pero también velocidad y bellísimas melodías sobrecargadas. Destaco por encima de todo la preciosa “Tempesta Di Fuoco”, su tema ya habitual en italiano y a medio tiempo pero sumamente acertado esta vez. Otra impresionante es la powermetalera emocional “Tornado”, con unas orquestaciones grandilocuentes y una melodía vocal preciosa. Por otro lado subrayar el atrevimiento que supone “Aeons of Raging Darkness”, que juega con lo progresivo y la orquesta. El hecho de hacer que Lione cante en rasgado-gutural le da muchísimo juego al tema y es algo con lo que a bien seguro van a explotar en su próxima reinvención.

El inicio de “I Belong to Stars” recuerda los tiempos en que Lione estaba con Labyrinth. Ese estribillo con canon fundido en un medio tiempo y rematado por coros gregorianos consigue emocionar. Aquí sólo recargan el estribillo. Y es que muchas veces menos es más, y más en el caso de Rhapsody en el que a veces llenaban tanto que mataban a los temas. El trabajo de Turilli a las guitarras y Staropoli al teclado es perfecto en todo momento. Obviamente la sección rítmica es perfecta. Rizando el rizo aparece la suite de casi 20 minutos “Heroes of the Waterfalls Kingdom”. Aunque previsible, resumen un poco todos los elementos puramente Rhapsody en una historia que incluye la narración de Lee-Saruman. Balada medieval, cánticos en italiano, grandilocuencia marca de la casa y demás ingredientes que suelen llevar las composiciones de Rhapsody. La verdad es que los cuatro temas funcionan de forma separada perfectamente.

Rhaspody cierran una etapa y lo hacen a lo grande. No es casualidad de que muchos de los que habían perdido la fe en ellos la hayan recuperado. Es una lástima que el grupo nunca haya podido conseguir tocar en directo con toda una sinfónica en algún gran festival veraniego y demostrar de una vez por todas lo que apuntaron en sus inicios: que eran una banda que parecía que se iba a comer el mundo. Pero a pesar de no haber llegado al Olimpo, con este, son ya cinco los discos imprescindibles que han logrado en su haber.