Fatal Force: Fatal Force

Por alguna razón sobrenatural, todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras
propias debilidades dentro de la música. Ya sean compartidas o no por una mayoría,
siempre existe algún vocalista, guitarrista, banda al completo o incluso productor,
a la que dedicamos un plus de nuestro tiempo para no perdernos ni un solo movimiento,
ni una sola noticia y para los que siempre estamos dispuestos a degustar sus últimas
novedades. Lo confieso: Mats Levén es una de mis debilidades. No la única,
pero si una de las prioritarias. De ahí que aunque FATAL  FORCE es, y casi
seguro que será, un proyecto con ninguna pretensión más allá de la simple publicación
de un solo disco, o por lo menos en un principio, resulta indiferente para
que mi instinto con el piloto automático puesto me guíe para pegarle una profunda
escucha. Y además de encontrarse el sueco tras los micros, no hay que olvidar
que este proyecto lo dirige Toban Enervoldsen, que al igual que en su carrera
en solitario o con su banda SECTION A (muy recomendada, dicho sea de paso),
acierta con unas composiciones llenas de intensidad y de más que destacables
líneas melódicas repartidas por igual a lo largo y ancho de este trabajo. Cierra
el triangulo de miembros Daniel Flores, batería de amplio bagaje en bandas
como FARO, SPEEDY GONZALES o MIND’S EYES, del que sobra citar la solvencia
prestada en el debut epónimo de este proyecto.

No debe de resultar un problema para los más abiertos de miras, pero el estilo
de FATAL  FORCE no está estrictamente definido. Hay composiciones que se acercan
mucho al hard rock, pero que a su vez poseen demasiada distorsión y crudeza
rítmica para lo que podemos asimilar al amparo de dicha etiqueta. Al mismo
tiempo, tampoco podemos considerarlo heavy metal en el sentido llano de la
palabra. Pocos riffs rápidos, y pocas reminiscencias se expanden a lo largo
de las pistas para que nos hagan encuadrarlo en dicha concepción. Pero lo dicho;
las etiquetas es lo de menos (¿hard-heavy-rock?), y lo que debemos de tener
en cuenta es que, aunque no haya sido físicamente en un estudio de grabación,
en “Fatal Force”, el disco, se unen la maestría de la composición y el buen
hacer de un guitarrista, la variedad y rotundidez de una voz, y la pegada elegante
de un batería.

Cierto es que la voz de Levén consigue que todos los temas ganen enteros.
Desde la inicial “Caveman” hasta el final con “Eye To Eye” (precisamente con
el corte de cierre  nos reservan la rapidez y dureza) una palestra de alaridos,
fraseos inspirados y rabia ponderada  nos espera en cada estrofa, puente o
estribillo. Ningún corte desmerece ni un momento de atención; al empuje y profundidad
de “Domino”, le sucede “Far Away”, donde en su inicio lento Levén expande a
su antojo y con total libertad métrica su faceta más relajada y melódica, siempre
arropado por unos punteos evocadores de guitarra, para romper con soberana
garra en su estribillo y en un trayecto final donde impera la intensidad musical.
Muy similar en estructuras nos encontramos con “The Only One”, una delicia
de tema que, aunque al igual que la citada “Far Away” llame en principio la
atención, no se separa infinitos escalones de la calidad que gobierna en todo
este trabajo. Con ritmo marcado y pesado introducen “No Question”, riffs duros
y algún que otro adorno sutil de teclado hacen lo propio en “Out Of Fuel”,
y así hasta el final, donde podríamos ir destacando características de unos
temas que poseen personalidad propia, estribillos de encanto y protagonismo
comedido de guitarras (“Insanity” sirve de perfecto ejemplo), que terminan
por configurar un disco repleto de matices y variedad.

Dudo que FATAL FORCE tenga continuidad, y con toda seguridad, al igual que
todo proyecto puntual existente, caiga en el olvido más rápido de lo que su
creador desea. Pero no por ello, el trabajo desarrollado en este álbum hay
que tomárselo a la ligera. No es FATAL FORCE un proyecto grabado con prisas,
se palpa en cada una de sus notas, ni tampoco el típico proyecto donde el copiar
y el pegar de las distintas pistas grabadas en diferentes estudios adquiera
un cariz artificial y forzado (a tener en cuenta, Tommy Hansen tras las mezclas).
Definitivamente, merece la pena su escucha.