Diez años han pasado desde el primer álbum de los madrileños WORMED, titulado “Planisphærium”, diez años de sequía tan sólo perturbados por el single “Quasineutrality” de 2010.  Tras tantísimo tiempo sin material nuevo de estudio, la pregunta es obvia: para todos aquellos que comenzaron a seguir a la banda con su primer trabajo… ¿ha valido la pena la espera? La respuesta es rotundamente positiva. A continuación os destripamos ligeramente los motivos de este aplastante triunfo.

Desde su inicio con “Nucleon”, si no se te han volado los sesos todavía, te darás cuenta de que el álbum suena arrollador. Aunque bien pensado, arrollador es un adjetivo que se queda corto para describir la voracidad sonora de este álbum, y probablemente nunca encontremos una palabra adecuada para definirla. Superado el trauma de esta castración lingüística, nos disponemos a gozar de algo más de treinta minutos de futurista carnicería. Comparado con su predecesor, el cual ya fue realmente bueno, este plástico queda elevado a otra dimensión (si me permiten la metáfora dentro de su propio campo) y se presenta como una versión hiper-evolucionada de lo trabajado en aquel primer larga duración. El primer paso para comprender este salto de gigante es la producción, la cual deja apreciar perfectamente todos los entresijos de las intrincadas líneas musicales que presenta el disco. El trabajo sonoro realizado esta vez es absolutamente increíble, de cristalina transparencia y perfeccionista depuración. “Exodromos” ya no suena a la abusiva tempestad de sangre y entrañas a la que sonaba “Planisphærium”, sino que adopta una definición mucho más inteligible y a la vez contundente, al ganar en precisión y suprimir el excesivo ruido “sucio” de su obra inicial (evolución que detestarán los amantes de los sonidos turbios).

Pero la obra de WORMED no sólo ha ganado en calidad sonora, sino que la composición y las líneas de los instrumentos en este álbum también están mucho más trabajadas, y adquieren un carácter tremendamente más ingenioso que las de “Planisphærium”. Esto no quiere decir que la banda haya perdido el elemento caótico y brutal de su música, sino que este caos se ve sometido a una rigurosa estructuración. Un caos planificado. Digamos que “Exodromos” sigue teniendo furia y violencia extrema como para aniquilar a un leviatán (o diez), pero en vez de matarlo a simples hachazos, lo hará de una manera mucho más inteligente e intrincada (pongamos… con un desarrollado sistema de láseres, por seguir la tónica futurista…). Pero no todo son las líneas de los instrumentos. También (aunque no lo parezca), hay humanos detrás de esas pistas. Y menudos. La ejecución de todos y cada uno de los instrumentos es una minuciosa demostración de afilada ferocidad que deja clara la maestría de los músicos que hay detrás de esta magnífica obra… por no hablar de las voces, tan gloriosamente infrahumanas que encajan a la perfección con la temática alienígena.

Como conclusión, una pequeña reflexión sobre el vocabulario utilizado en el álbum nos puede servir como resumen para comprender el sonido del mismo. Pese a que la temática y el concepto visual está centrado en una imaginería futurista, el título del disco, el que corona la obra, no es ni más ni menos que una palabra propia de una lengua clásica como es el griego. Y es que esta unión entre aquello antiguo y aquello venidero está presente también en la propia música de “Exodromos”: una base con claras raíces en el brutal death metal y el grindcore menos simplón, llevada a un soberbio esplendor gracias a su acendramiento técnico-progresivo. En unos temas se ve más la vena añeja, en otros una entonación más encarada a bandas como MESHUGGAH, pero todas mantienen una tónica de divina avenencia referente a lo explicado en esta reseña. Como último regalo,  WORMED nos obsequian con el tema que cierra el disco, “Xenoverse Discharger”, un tema no tan agresivo como el resto pero exquisitamente estructurado para deleitar a los oyentes más seguidores de los sonidos progresivos con atmósferas más profundas que las de los otros temas y unas repeticiones exacerbadas hasta causar en el oyente la exacta imagen de ciencia ficción que proyecta la banda: eternidad y mecanización.

Extraordinaria creación de brutal deathgrind técnico, de gran exquisitez y una inequívoca muestra de los grandes productos que se crean en esta nuestra tierra. El que diga que aquí ya no se hace nada bueno es que se quedó estancado en sus viejos discos de BARÓN ROJO y ÁNGELES DEL INFIERNO.

Esteban Portero

Grupo:Wormed

Discográfica:Willowtip Records

Puntuación:9.3

Canciones:

  1. Nucleon
  2. The Nonlocality Trilemma
  3. Tatuchrone
  4. Solar Neutrinos
  5. Multivectorial Reionization
  6. Spacetime Ekleipsis Vorticity
  7. Darkflow Quadrivium
  8. Stellar Depopulation
  9. Techkinox Wormhole
  10. Xenoverse Discharger

Año:2013