Necroberus: Éxodo

Salto cualitativo en varios aspectos el que ha dado NECROBERUS con su segundo trabajo. Bromeaba con Sergio Amor (guitarra, voz y compositor del grupo) en la reciente entrevista que le hicimos sobre la posibilidad de titular a su tercera obra ‘Levítico’, por eso de continuar la senda bíblica que han llevado estos dos trabajos. Parece ser que no será así, pero el vocalista dejó claro que les gusta esa idea de escribir su “biblia particular”.

Con la historia conceptual de ‘Éxodo’, como digo, han dado un paso de gigante. Para empezar, las composiciones están mucho más elaboradas que en su ‘Génesis’: a mayor trabajo, mejor resultado. Pero sin un buen equipo de producción detrás no sirven de nada las buenas ideas. Ahí es donde ha entrado Carlos Santos, y es que la grabación bajo su batuta se nota en el sonido final. Si a eso añadimos que la masterización de Mika Jussila (recurrente una vez se graba en Sadman), tenemos algo bueno entre manos.

¿Sólo ocho temas? No necesitan más para contarnos esta historia, y mejor que deje con ganas de más a que canse y nos limitemos a pasar canciones que hagan relleno innecesario. Varias cosas llaman mi atención (además de las ya mencionadas) desde el principio, todo para bien. El registro de Sergio que me recordaba a Bunbury en muchos momentos de su debut aquí se ha perdido, sonando mucho más personal. A eso se añade que la batería es la que más ha agradecido la producción con la que han contado, llevando en muchos momentos el peso de los temas. Para terminar, no son pocas las ocasiones que me recuerdan a MEGADETH en plenos 90, al grupo que evolucionó a terrenos más melódicos con ‘Youthanasia’; personalmente, mi época favorita de Dave Mustaine. ¿Dónde se puede apreciar? Pues nada más empezar, basta con escuchar ‘El Pacto’ con esas guitarras, con los solos alternándose, esos ritmos machacones… un comienzo ideal para presentar a un grupo totalmente renovado.

‘En el fin del mundo’ bajan revoluciones y empapan la atmósfera de pesimismo y melancolía, con pasajes que rozan la narración en donde la voz aparece casi sin acompañamiento. Esa misma característica se nota en ‘La Huída’, si bien la canción tiene un aire muy distinto y más dinámico. ¿Qué ocurre después de huir? Que hay que empezar otra vez, aquí con ‘Un nuevo amanecer’, que con sus ritmos pesados vuelve a mostrarnos una historia más tensa, acrecentados en la ‘Oscuridad’, donde el doble bombo refleja esa incertidumbre y agonía. ‘Odio’ recupera la garra y ‘Días Inciertos’ es una montaña rusa de cambios de ritmo, posiblemente el tema más completo y que mejor resuma este ‘Éxodo’. Como no podía ser de otra manera, el tema que da título al álbum se encarga de cerrarlo, y lo hace de una manera distinta y alejada al resto de canciones, con un piano a modo introductorio, con una parte acústica y un ritmo in-crescendo al que se une la distorsión más adelante; una guinda al pastel que nos han preparado en los siete temas anteriores.

La progresión de los de Guadalajara es sorprendente. Siguen defendiendo el castellano y lo llevan por bandera… como ocurrió en su visita el pasado año a México. Más maduros y (mucho) mejores que en su primer disco, merecen un hueco en nuestro panorama actual.