Marilyn Manson: Eat Me, Drink Me

Realmente no se que ha pasado con aquel artista que nos cautivó con grandes obras a finales de los 90. Cambiando casi por completo su estilo entre ‘Antichrist Superstar’ y ‘Mechanical Animals’, y juntando ambas partes de sí mismo para dar forma a ‘Holy Wood’, no se entiende el bajón que tuvo con ‘The Golden Age Of Grothesque’. Y es que hay cambios que salen para bien, y otros para mal. Y la salida de Twiggy Ramírez, no hay duda de que fue para mal. Su hueco fue demasiado grande para que lo ocupara Tim Skold; de hecho, este ha grabado casi exclusivamente todo este nuevo trabajo con el antiguo Reverendo, y ahora ocupará el puesto de guitarra, dejando el bajo a Rob Holliday, ex-Prodigy. Y siguiendo con los cambios, el mítico Madonna Wayne-Gacy, ha dejado la banda de manera un tanto misteriosa, ocupando su puesto Chris Vrenna.

Lo que Manson intenta ofrecernos en este disco es un paso más allá del sonido clásico que intentó en su anterior obra, con influencias más rockeras, en lo que él mismo ha definido como un álbum romántico, hecho para seducir a alguien. Y ese alguien es la nueva pareja de Brian Warner, Evan Rachel Wood, actriz de tan solo veinte años, que parece haber hecho olvidar las penas del divorcio de Dita Von Teese. Todo lo que antaño era ira, rabia y odio, ahora es conciencia y madurez.

A pesar de que el comienzo es realmente oscuro, con ‘If I Was Your Vampire’, denso, largo y tenebroso, a la antigua usanza, enseguida se cambia la apariencia con ‘Putting Holes In Happiness’ y ‘The Red Carpet Grave’, donde el color se apodera de las composiciones, más adornadas, alegres, incluso aportando algo poco común en la banda, solos de guitarra, aunque se termine cediendo espacio al dramatismo en ‘Just a Car Crash Away’. A simple vista, parece un trabajo que empieza desde la depresión del final de una relación, para ascender de nuevo a la felicidad de la mano de una nueva persona. Pero todavía queda algo del Manson que intentaba llamar la atención. Y lo ha demostrado con un video explícito donde se le ve en actitud más que cariñosa su actual pareja, la citada Evan Rachel, enfundada en esas gafas con forma de corazón; eso sí, en uno de los peores videos que ha hecho en su carrera. Heart-Shaped Glasses (When the Heart Guides the Hand) se trata de un tema simple, que intenta enganchar con un ritmo machacón, y que a la larga, lo consigue. Uno duda ya si es que Marilyn Manson tiene que recurrir a estas cosas para volver a recuperar algo del prestigio perdido años atrás.

A partir de este momento, la segunda mitad del disco se hace menos soportable. La escucha se hace más difícil, las composiciones peores y más aburridas, con contadas excepciones, como ‘Evidence’; en definitiva, demasiado orgánico. Y un obstáculo para el directo, ya que lo que era pura descarga de adrenalina, ahora parece que será un simple teatro donde la gente admira un espectáculo falto de dinamismo.

Teniendo relativamente reciente la historia de ‘Year Zero’, uno no puede evitar comparar las carreras de Trent Reznor y Brian Warner. El que fuera mentor de uno, y que se viera superado en el pasado por el alumno, parece haber recuperado el trono sabiendo adoptar en cada momento el sonido adecuado. Cosa que Manson parece no lograr en los últimos años. Aún evolucionando, cambiando disco a disco, el riesgo que ha tomado, parece demasiado elevado. ¿Quién le iba a decir al supuesto Anticristo que terminaría grabando un disco romántico para seducir a su actual pareja? Destapándose como artista más allá de la música, ya sea como pintor, o involucrado en el mundo del cine, ya se sabe del dicho ‘quien mucho abarca poco aprieta’…