Harmony: DREAMING AWAKE

En un loable empeño por recuperar el buen gusto melódico, la banda sueca HARMONY
debuta oficialmente con un disco pensado plagado de composiciones relevantes.
El grupo apuesta por engrandecer la cara amable del heavy metal, esgrimiendo
un prog-power metal con claras influencias sinfónico-barrocas y con claras pretensiones
instrumentales. Una producción demasiado pulcra e irreal y una gran dosis de
falta de originalidad desmejoran un álbum, ciertamente, trabajado y estudiado,
demasiado matemático en según que pasajes, pero, sin lugar a la mediocridad
en forma de relleno.

Debe ser muy grande la figura de Yngwie Malmsteen en Escandinavia porque, aunque
en la introducción de “Into the afterlife” nos acerquen al sonido de unos IVORY
TOWER, es imposible escapar a las odiosas comparaciones, en este caso, de su
guitarrista Markus Sigfridsson. El disco se rige por un virtuosismo acertado
en lo guitarrístico y por un grado de elegancia que logra mejorar temas como
“Eternity” o “Fall of man”, los cuales serían más que aburridos sin este tratamiento
adecuado; demasiados elementos obsoletos como el ya insufrible duelo de solos
teclado/guitarra tan en la onda STRATOVARIUS. Sin embargo, HARMONY consigue
dar el pego con temas más densos con cierto regusto hardrockero como “Dreaming
awake” o “When shadows fall”, donde sería necesario destacar la voz de Henrik
Bath, demasiado lineal en las pistas aceleradas, pero, rozando la perfección
en los medios tiempos asemejándose considerablemente a Jeff Scott Soto en muchas
tonalidades. La notable balada “Without you” y la melódica “She” también podrían
considerarse serias bazas musicales para estos jóvenes HARMONY, los cuales logran
encontrar por momentos el buen contrapunto entre calidad compositiva e instrumental,
algo que hoy en día provoca demasiados y desafortunados desequilibrios.