Eagleheart: Dream Therapy

La República Checa parece que despierta en cuanto a bandas se refiere y a día de hoy exporta a grupos como Seven o estos Eagleheart. Aunque el nombre del combo sea demasiado obvio no engaña a nadie y nos lleva hacia el power metal, un estilo caído desde hace un lustro largo en desgracia. Pero ellos no se arrugan y se atreven a indagar en los terrenos ya transitados de Stratovarius, Gamma Ray y primeramente Helloween. Hoy en día se suele ensalzar a las respectuosas bandas de hard rock que lo hacen muy bien pero no aportan demasiadas novedades, así que sería injusto ver que prensa y fans les acusaran de falta de originalidad.

Han contado con todo un Roland Grapow en tareas de producción (Helloween, Masterplan). Sinceramente situaría musicalmente a Eagleheart a medio camino entre Stratovarius y Masterplan. Hay la velocidad y las melodías de los primeros, pero también la voluntad de abrirse hacia terrenos más modernos y agresivos. Los solos neoclásicos son constantes y hay que decir que toda la banda lo hace realmente bien; power metal de primera. La intro de rigor en este estilo desemboca en la genial “Shades of Nothing”. Enorme labor de “Kai” Simoník a las voces y de la dupla de guitarras formada por los dos Michals.

“Lost in the Dead End” muestra un grupo que intenta ir algo más allá del sota-caballo-rey. Juegan con medios tiempos y melodías e incluso, dentro de lo posible, suenan bastante originales. En “Creator of Life” bajan revoluciones y ofrecen un gran tema bastante endurecido y ultramelódico. Eso sí, la mayoría de los solos retoman la velocidad y suenan a Helloween, Gamma Ray o, sobretodo, a Stratovarius. Los teclados son otro de sus puntales. Repuntan momentos y hacen de colcón melódico pero también toman protagonismo en cortes como la balada “Nothing Remains”. “Dreamtherapy” es muy definitoria de su estilo y transita entre melodía y velocidad. Los juegos neoclásicos vuelven a aparecer en “Burned By the Sun”. Cabe reconocer que el trabajo de las twin guitars es uno de sus punto fuertes. Terminan con la monumental “Wheel of Sorrow” de más de 13 minutos.

Gran trabajo y atrevimiento el sacar un disco de power metal ahora que el estilo malvive y añora tiempos mejores. Eagleheart ni inventan nada ni pretenden hacerlo, pero lo hacen de maravilla. Tampoco es justo catalogarles únicamente como power metal, pues en la coctelera checa hay speed metal, neoclásico o heavy metal 80, además de efectos modernos. En sus tierras ya han teloneado a grandes bandas y supongo que pronto les veremos de gira europea apoyando a grupos consagrados. Estemos atentos, pues si en directo dan la talla poseen mucho potencial para convencer a los adoradores de Hansen, Kiske, Tolkki y Kakko.