Alien: Dark Eyes

Dentro de la eclosión de hard rock sueco de finales de los 80, donde aparecieron
bandas tan reconocidas como EUROPE o TREAT, ALIEN fueron uno de los casos más
efímeros. Formados en 1987 por el guitarra Tony Borg, la banda tuvo un espectacular
inicio de carrera, consiguiendo el número 1 en las listas suecas con una versión
de Graham Bonnet titulada “Only One Woman”. El disco en cuestión, “Alien”, alcanzó
el número 2 en las listas suecas. Pero en 1988 se comenzaba a evidenciar que
el Hard Rock estaba comenzando a ser un género sobrepublicitado en todo el mundo
y la implosión fue inminente. Evidentemente, cuando la banda editó su segundo
disco, “Shiftin’ Gear”, las cosas ya no eran las mismas y solo consiguieron
un mediocre número 35 en las listas de su país. Tampoco ayudó demasiado que
Borg decidiera dejar a la banda en la estacada durante una temporada para grabar
un disco en solitario. Cuando en 1993 se editó otro disco homónimo de ALIEN,
ya nadie se acordaba de ellos.

Tras discos en directo, recopilatorios de rarezas y muchos movimientos en el
line-up, ahora ALIEN vuelven a reunirse (como todo Cristo) para aprovechar el
revival del Hard Rock en Europa. La banda,  dirigida por Jim Jidhed y Tony Borg,
ha fichado a Mats Sandborgh como teclista, Berndt Ek como bajista y Jan Lundberg
como batería y ha dado forma a un nuevo disco titulado “Dark Eyes”.

Si “Dark Eyes” llega o no a la altura de su primer disco es una cuestión de
contexto. “Dark Eyes” en el año 2005 suena algo añejo, pese a ser un disco de
Hard Rock con todas las de la ley con buenos temas. Imagino que la intención
de la banda ha sido la de recrear el sonido de finales de los 80 y ciertamente,
el disco no tiene un sonido excelente. Hay algo, no sabría definir qué exactamente,
que no suena bien. Quizá es el sonido de guitarra, no lo se. Pero tras escuchar
unas cuantas veces “Dark Eyes” es evidente que se podría haber mejorado un poco
el resultado en cuanto a producción y mezcla se refiere.

La excursión musical al final de la década de las maravillas es nostálgica.
“Fallen Eagle” y sobretodo “Don’t Go Away” poseen la capacidad de transportarte
a la época en que los teclados, los riffs melódicamente perfectos y los coros
sobredimensionados dominaban la tierra. Es remarcable que hayan utilizado batería
natural, sin ningún tipo de aditivo, o al menos esa es la impresión a primera
vista. A ratos uno incluso puede llegar a pensar que se trata de temas reutilizados
de hace 15 años, pero les concederemos el beneficio de la duda.

En lineas generales, un buen disco, pero que tiene alguna pequeña deficiencia
en cuanto a sonido, sin que esto llegue a opacar el resultado final. ¿Un single?
“Don’t Hide It”. La pura esencia del rock escandinavo de finales de los 80.