The Defiled: Daggers

Poco a poco el crowdfunding se está ganando un hueco en las posibilidades de las bandas a la hora de financiar sus discos, vídeos y derivados. En resumidas cuentas, no es más que un pre-order de toda la vida, pero sin intermediarios. Algunos hacen buen uso de él, yendo con las cifras (y la verdad) por delante, llegando a buen puerto. Otros se quedan por el camino. Y no es algo exclusivo de nuestro país (ni de la música).

En el panorama de rock/metal internacional ha sido sonado el caso de PROTEST THE HERO, que consiguieron triplicar su meta inicial. También está empezando a extenderse en el mundo del cine (el caso más reciente que he leído es el de Spike Lee), y aquí el que no llora no mama. Los por aquí desconocidos THE DEFILED se han sumado al carro en vista de que no tenían sello con el que sacar su segundo trabajo, y son de los que han salido ganando, ya que poco después firmaban con Nuclear Blast. Además, tienen a favor ser una de las formaciones del Reino Unido más prometedoras, y es que parece que el país está viviendo una de las mejores olas de los últimos años en cuanto a bandas de rock y metal (en todas sus vertientes).

Reducir la definición de THE DEFILED a banda de metal industrial sería un error. Los elementos y arreglos del estilo están ahí. No en vano, es su teclista, The AvD, el alma compositiva de la banda. Pero van más allá para no quedarse encasillados como ocurre con tantas formaciones hoy en día. Algunos cortes futuristas se podrían encuadrar como cercanos a bandas como SYBREED o MNEMIC, como ocurre con esa apertura tan agresiva, ‘Sleeper’, donde los cambios de ritmo juegan un papel protagonista. Esos patrones continúan en ‘Unspoken’, pero ya en ella se advierte un elemento clave en su propuesta: la melodía. En este segundo corte hacen buena gala de ella en unos estribillos épicos a la par que pegadizos.

Da igual lo agresivos que puedan llegar a sonar, incluso con caos sonoros como el de algunas partes de ‘Saints and Sinners’, que siempre encontrarán hueco para intercalar buenas melodías vocales, aunque lleguen a ser previsibles en algunos momentos por ese mismo hecho. Por eso se agradecen cortes distintos como ‘Porcelain’, con una atmósfera más decadente deudora de los buenos tiempos de Manson, o ‘Five Minutes’, con la que nos sorprenden con una balada sentida que bien podría recordar al hard rock del norte de Europa, desmarcándose por completo del estilo general del álbum. Entre las demás canciones no mencionadas, caña. Mucha caña. Parecen tener un futuro prometedor por delante y tienen medios para conseguir altas metas. Pero habrá que ver si consiguen destacar entre tanta buena banda de su país.