Pain: Cynic Paradise

Peter Tätgren vuelve a la carga con un proyecto que cada vez tiene menos de alternativo respecto a Hypocrisy, puesto que queda reciente en nuestra memoria la gira con Nightwish del último año. Lo especial es que además este disco aparece un año después de su anterior trabajo, Psalms of Extinction, lo cual hace ver que Tätgren está muy involucrado y animado en esta su incursión en lo industrial cruzado con metal.

Lo más destacable de este disco es que, en una discoteca oscura y llena de humo, decadente y postapocalíptica, podría hacer un gran trabajo como banda sonora. Destacan ritmos que son bailables y pegadizos cual música disco, y la contundencia de los riffs aporta credibilidad al sonido en conjunto, muy oscuro y habilidosamente agresivo. Ese regusto por lo gótico que desprenden los arreglos hace mucho, y es lo que da la gracia a este disco que, por otra parte, es bastante bueno.

En sus 40 minutos de duración aproximadamente Tätgren se explaya a gusto y podremos encontrar desde temas potentes y bailables como el que abre el disco, Im going in, hasta temas donde aparece repentinamente el Oeste americano como Have a drink on me. Los temas están bien hilados y fluyen fácilmente, siendo un disco tremendamente sencillo de escuchar, entra muy bien. Es indudable que Peter Tätgren tiene no ya buen gusto sino una gran habilidad para dar con la melodía justa y saber hilarla con la brutalidad adecuada, y a lo largo de todo Cynic Paradise desgrana esa habilidad en los once temas que lo componen. Sólo echo de menos una producción menos saturada para que el conjunto quedara más limpio y brillante, pero en sí los temas compensan por mucho este defecto.

A nivel anecdótico en el disco encontramos no ya las colaboraciones de algún músico que se pasa a echarle una mano en alguna canción, sino la participación de Anette Olzon, archiconocida cantante de Nightwish, que canta en Follow Me y Feed Us, el poderoso cierre del disco. No es la repanocha pero los temas están muy bien elegidos y sus líneas vocales encajan a la perfección en el ambiente y melodías que Tätgren planeó para ella, quedando muy bien la colaboración.

En definitiva, Cynic Paradise no inventa nada, pero creo que no es lo que hay que buscar cuando escuchamos algo. Es un disco correctísimo, muy entretenido y con el que se pasan buenos momentos. Tätgren sabe hacer disfrutar con su música (no en vano la música para él lo es todo, que ya le ha costado algún que otro divorcio), y con una trayectoria muy regular en cuanto a Pain se refiere es garantía segura de discos más que decentes y de un directo contundente.