The Cult: Under The Midnight Sun

Las bandas que llevan más de tres décadas en el candelero y no paran de reinventarse, son animales en peligro de extinción. Para The Cult es prácticamente una norma impuesta que forma parte de su naturaleza, y en esta nueva entrega después de casi seis años de ‘Hidden City’ –el cierre de la trilogía iniciada con ‘Born Into This’- no podía ser menos.

El cantante Ian Astbury y el guitarrista Billy Duffy forman una dupla compositiva e interpretativa perfecta, y no ha mermado su talento a lo largo de los años. Tanto es así que el título ‘Under The Midnight Sun’ se inspira en el concierto que la formación británica ofreció en el festival Provinssirock de Finlandia en 1986, donde disfrutaron de luz solar durante la medianoche, porque el sol no se pone en el norte del Círculo Polar Ártico a lo largo de gran parte del verano. Esa magia de mezclar lo antiguo con lo nuevo y con lo que está por venir, se traduce en otra colección de mágicas canciones.

Solo necesitan ocho temas para recordar ese fenómeno etéreo a través de las apasionadas guitarras de Duffy y la característica y casi cavernosa voz de Astbury. En esta ocasión no han recurrido al afamado Bob Rock, pero el productor Tom Dalgety -conocido por su trabajo con bandas tan dispares como Pixies, Killing Joke, Royal Blood o Ghost- ha sido todo un acierto para reforzar la nueva oferta sónica de la formación de Bradford. Es más, el sonido depurado de las guitarras de Duffy de ‘Under The Midnight Sun’ puede ser de los mejores de su longeva carrera. Aunque ya se sabe que, si no existe materia prima de calidad, poco se puede hacer en el resultado final.

Las maravillosas guitarras de Billy Duffy

Se podría debatir si estas nuevas canciones podrían incluirse en ‘Love’, ‘Electric’, ‘Sonic Temple’ o ‘Ceremony’ por su sonoridad, pero lo que está claro es que las guitarras de Billy Duffy son esenciales para que se despliegue ese halo hipnótico. No es algo que sorprenda a sus fieles seguidores, pero en esta ocasión son más afiladas y sirven de engranaje perfecto en cada uno de sus cortes. Sus melodías son más llamativas y canalizadoras que cualquier estribillo o estrofa, y es un logro que está al alcance de unos pocos elegidos.

Desde las primeras notas de la inicial “Mirror” es más que notorio que Duffy es quien se ocupa de repartir el juego en un tema con un aura mística que recuerda a sus inicios. Una cualidad que se repite a lo largo de todo el álbum, pero que siempre aporta muchos más matices sin salirse en exceso de lo oscuro y lo esotérico. Muy al contrario de lo que se espera por su luminoso título, así que los que esperen la electricidad de sus trabajos más directos y rockeros podrían llevarse una pequeña decepción.

Es un disco que amplifica el sentido profundo de la música, pero que camina en volandas sobre las guitarras, tal y como reflejan en “A Cut Inside” o la peculiar “Vendetta X”, en la que se permiten el lujo de innovar con ritmos inesperados y sintetizadores. Todo ello en equilibrio, armonía, y con un poso espiritual como resultado de la inspiración basada en el budismo y el escritor William Burroughs entre otras fuentes por parte de Astbury. La primera parte de esta entrega se cierra con “Give Me Mercy”, un single en potencia que se convertirá en un nuevo clásico con suma facilidad. Es una jodida maravilla que resume las bondades que desprende este ‘Under The Midnight Sun’.

Solidez y equilibrio

The Cult no deja nada a la suerte y la segunda parte de este nuevo disco se sustenta en la solidez y equilibrio de su sonido. En “Outer Heaven” vuelve a sobresalir los punteados de guitarras de Duffy que se hace acompañar se la profunda voz de su frontman, pero lo mejor es su parte sicodélica final. Es el enganche perfecto a «Knife Through Butterfly Heart»; otra muestra de sicodelia caleidoscópica en la que los riffs pesados irrumpen en perfecto equilibrio. El rango zeppeliano de la voz de Astbury contribuye a conseguir un tema redondo en todos los sentidos.

“Impermanence” es lenta y reflexiva. Un uptempo que abre el camino al cierre con la canción que le da título a este nuevo álbum. Ni en los cortes lentos The Cult desperdicia una sola nota para desplegar su genuino sonido y convierten un arreglo ocasional en un acorde extraño e innovador. Estas dos canciones ayudan al oyente a sopesar y a meditar sobre la cantidad de talento y derroche de una formación que, después de después de casi 40 años, es capaz de sorprender e innovar en un viaje de poco más de 35 minutos. No necesitan más.