Accept: Blood of the Nations

Parece mentira… Si alguien me hubiese dicho que Accept conseguirían firmar un clásico en el 2010 y sin Udo en sus filas le hubiese dicho que parara de beber. Vale, quizá con lo de clásico igual me pase un poco, pero no anda lejos la cosa. “Blood of the Nations” es candidato a disco del año y Mark Tornillo se revela como un sustituto ideal a Dirkschneider. Todo un discazo como la copa de un pino, Accept en estado puro.

La producción de Andy Sneap, cruda pero brillante tiene mucho que ver, pero al fin y al cabo son los temas los que hablan con voz propia. El inicio del disco es para enmarcar. Las cuatro composiciones nos harán vibrar al ver que son los guerreros teutones de toda la vida. Las guitarras de Wolf mantienen esa característica inspiración clásica y el reencuentro con Herman Frank es de auténtico lujo.

El inicio es sencillamente matador. “Beat the Bastards” es puro Accept, todo un himno, pero “Teutonic Terror” también es el típico tema hímnico a medio tiempo marca de la casa. “Blood of the Nations” va para clásico, carne de directo que nos hará cantar el estribillo al estilo “Balls to the Wall”. Y “The Abyss” es una gozada en la que Tornillo luce voz limpia como Udo antaño. La demostración de que el puesto le va como anillo al dedo.

Pero no hay que quedarse en ese póquer de ases pues hay mucho más. La balada con acústicas “Kill the Pain” tiene una inspiración directa en el “Seawinds”, otro gran acierto (atención a las guitarras). Por otro lado “Lock and Loaded” nos muestra su cara más speed, con otro estribillo para el recuerdo. Otra que caerá seguro en sus próximos directos es “Rollin Thunder”, otro temazo directo a la yugular. Enormes tareas de composición y de ejecución por parte de la base rítmica y sobretodo de las guitarras. “Pandemic” posee un estribillo vacilón apoyado por buenos coros, mantiene el nivel aunque, todo hay que decirlo, la recta final está algo por debajo de lo mencionado. Podemos destcar también “No Shelter”, con un bajo muy protagonista.

Disco sin relleno, todo está en su sitio y capaz de hacernos disfrutar de lo lindo pensando en que Accept siguen estando a un nivel altísimo, como si nunca se hubieran ido. Nada de experimentos a lo “Eat the Heat” e intentos de abrazar otras sonoridades, esto es una reafirmación: “Somos Accept y aquí tienes la prueba de ello”. Disco directo, auténtico, adictivo y casi me atrevería a decir que perfecto, siempre y cuando teniendo en cuenta como estaban las cosas en Accept antes de decidirse a volver. Imprescindible.