Black Roses

¿Qué queréis que os diga? Puede que sea una banda que despierte odios, antipatías, que no sea metal o que no debiera aparecer por aquí. Sí, hay gran parte de razón pero si hay que juzgar a Black Roses como disco fríamente y desde la objetividad… es un discazo. Estos chavales llevan empapelando carpetas de instituto desde hace años pero sus canciones bien lo valen y sus tareas de composición son excepcionales. Más se acentúan cuando cuentan con Desmond Child en las tareas de producción, así que el resultado es absolutamente redondo.

Caen mal, cierto, pero es innegable que temazos como “Ten Black Roses” arrasan con todo. Puede que aquí no haya ningún single tan inmediato como “In the Shadows” pero globalmente cada tema tiene muchos puntos fuertes y el relleno brilla por su ausencia. Juegan con la tecnología sin sobrepasarse y cuentan con la voz angelical, dulce pero a la vez triste de Lauri que les hace plenamete reconocibles. “Ghost of Love” mantiene un inicio de álbum excepcional, otro estribillo y riff para enmarcar bajo las claras directrices de la banda.

El potencial en cuanto a singles es abrumador si bien han tirado de “Livin in a World Without You”, gran tema, si bien hay madera para editarlos todos como tal. Excepcional es el riff principal de “Your Forgiveness”, con destellos tecnológicos y otro estribillo inmediato. A grandes rasgos podemos decir que sus cartas son claras, obvia y las sorpresas escasas.

“Lost and Lonely” sigue con la fórmula de medio tiempo combinando melodía y tristeza a pesar de que los estribillos tienen un poso algo happy y positivo. Y es que es aquí donde le veo yo la grandeza al grupo, ser capaces de barnizar temas poppies y felizones con un par de capas de tristeza y melancolía. El abanico de público al que puedes llegar se abre hasta los topes.

Debemos remarcar la musicalidad y calidad de un tema como “Fight” en el que se meten en terrenos más propios de Muse para terminar descargando otro estribillo absolutamente Rasmus. Otro single más en potencia con pomposas orquestaciones finales. “Dangerous Kind” intenta emular a “In the Shadows” con sus mismos tiempos y cadencias pero sin llegar a poder considerarlo copia. El final viene con la balada a acústica “Live Forever”, emotiva, bella y delicada.

Cada uno encontrará en este disco infinitos argumentos para alabarles o crucificarles. Mantienen la línea que siempre les ha caracterizado si bien suenan mejor que nunca y presentan un material de muy alto nivel. Es música para todos los públicos, pensada para ser radiada en radios y arrasar en institutos, pero hay que reconocerles sus muchos méritos y notar que hay una madurez propia de un séptimo álbum.

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