Joe Bonamassa: Black Rock

Muchos confundieron ciertos comentarios del productor Kevin Shirley cuando, en su página web, afirmó que estaba produciendo uno de los mejores discos de su carrera. Claro que, puestos a combinar fechas, uno de los grupos más populares que Shirley tienen  en su agenda de trabajo…IRON MAIDEN pensó la mayoría. Pero no, se refería a este “Black Rock” de JOE BONAMASSA, que aunque la mitad de su listado son versiones, y la otra mitad cosecha propia, si es cierto que es un disco enorme de pies a cabeza.

Bajo el amparo del gran B.B. King desde la tierna edad de los 12 años, Bonamassa ha ido recorriendo un camino con pasos seguros, hasta convertirse hoy en día uno de los mejores guitarristas del blues/rock de la actualidad. Y cómo no, independientemente de los halagos recibidos de forma individual, muchos son los oídos pendientes al proyecto BLACK COUNTRY, con Jason Bonham, Glenn Hughes y Derek Sherinian como compañeros de viaje, y con Shirley de nuevo como productor. Pero todo a su debido tiempo. Hablemos por tanto de esta nueva entrega en solitario, la décima bajo su firma, grabada en los Black Rock Studios de Santorini, Grecia. De ahí su nombre. Y puesto a la venta, no olvidemos la información, en tres formatos: Cd en digipack, vinilo, y Cd en digibook.

Como decía, en este compendio de temas propios y ajenos, Bonamassa desprende todo su sentimiento bluesy hecho música con letras mayúsculas Como los grandes del estilo, es la guitarra una extensión de su cuerpo, y ésta se mueve con alma y corazón. ¿Y la técnica? Al servicio de eso “algo” inclasificable e inigualable que hace de Bonamassa un guitarrista único en un estilo gobernado por grandes maestros. Resulta impagable escuchar de sus manos “Steal Your Heart Away” de Bobby Parker, o las míticas “Three Times A Fool” de Otis Rush y “Spanish Boots”, interpretada en su día por Jeff Beck, Rod Stewart y Ron Wood, por citar las más populares. Y los pelos se ponen como escarpias con “Bird on a Wire” del gran Leonard Cohen. Puede sonar exagerado, pero escuchar este corte varias veces hasta llegar al infinito y no cansarte nunca, es posible. Sin querer sonar irrespetuoso con los grandes que elige Bonamassa para versionar, le van a la zaga sus temas propios. Pone a funcionar a pleno rendimiento su motor bluesy en “When The Fire Hits The Sea”, y se hace acompañar de instrumentos de vientos y mandolina en “Quarryman’s Lament”. Más country resulta “Athens to Anthens”, y donde explota su desparpajo rock es en “Blue and Evil”, otro dios dentro de este Olimpo. Mención especial se merece “Night Life” de B.B. King, tema original del disco de 1967 “Blues is King”, en el que el propio King acompaña a su pupilo para hacer un dueto irrepetible. Como decía Shirley, ver a estos dos grandes guitarristas (y a Lucille, por supuesto) en una habitación, es una de las mejores experiencias que puede vivir un ser humano. Oírlo, también. Bonamassa elige temas antiguos, pero con su estilo y poderío los actualiza como si fuesen propios. No hay definición más exacta para definir el equilibrio perfecto entre el rock y el blues en el siglo XXI.  

Una habitación invadida por el humo del tabaco. Aliento que huele a whisky. Sí; “Black Rock” es ese tipo de discos…