Angeldark: Angèlique

Ambicioso, este sería probablemente el adjetivo que definiría la ópera prima de Angeldark, banda astur de ideas claras, que ha definido bien un proyecto, ha trabajado mucho y ha creado un disco que sin duda dará mucho que hablar.

Es hasta cierto punto normal que las bandas patrias busquen portadistas, productores o masterizaciones foráneas, pero normalmente falla la grabación primigenia y todos los añadidos simplemente pulen poco, y el produco no termina de quedar como debiera. No es el caso de ANGÈLIQUE, aquí todo parece haberse trabajado al milímetro.

Gótico, sinfónico, power metal, música clásica, romanticismo, pasajes electrónicos… son muchas etiquetas y habitualmente conjugarlas todas termina por ser a la postre un pastiche infumable. No daré nombres de bandas que lo hayan intentado, pero es todo un mérito por parte de Angeldark el conseguir que toda la mecla camine y de frente.

La obra conceptual narra las peripecias de un compositor del siglo XIX en pos de componer una obra musical, presisamente lleva por nombre “Angèlique”. La obra consta de dos partes más un epílogo final. Dominan los minutajes largos en los que la banda se explaya y da rienda suelta a mil y una influencias sin ataduras.

Una intro a lo Rhapsody da paso a la veloz “Wolf” que da pistas sobre el viaje en montaña rusa que supone ANGÈLIQUE: subidas, bajadas y tránsito por diferentes estilos y atmósferas.

Las influencias de Him son notorias, especialmente en la voz de Santiago Fano, en “The Mastery of Pain” aunque deriva hacia pasajes dominados por la gran voz de Berenice Musa que pueden recordarte a bandas como Epica o After Forever. “Follow the Chain” sigue la estela de estas bandas pero tiene también ese juego de teclados tan característico de Nightwish.

Personalmente me quedaría con las dos piezas de “Saint-Germain” que definen bien lo que sería el sonido del grupo pero sobretodo por esos juegos de sonoridades a lo Him con orquestaciones, pasajes de clásica a piano y cambios de ritmo.

Santiago Fano no posee una voz espectacular pero juega bien con sus posibilidades y pasa de lo gutural a lo melódico demostrando el sinfín de recursos del grupo. Los temas que se adentran en terrenos más experimentales y elctrónicos funcionan más que correctamente y no demerecen el todo, es más, enriquecen la obra.

“Under the Cathedral” es una exquisitez de minuto y medio que bien podrían haber firmado Rhapsody, y el contraste de la clásica pura y dura con la posterior “In Darkness”, a lo Pain, hace que cueste creer que ambas composiciones salen de la misma mente.

Espectacular bautismo de fuego de una banda llamada a salir más allá de las fronteras peninsulares. Nivelazo, grandes ideas y ambición a raudales. Puede que más de uno no digiera la disparidad de estilos o que crea que han querido montar un castillo excesivo y deslumbrante, pero los cimientos (la composición) son sólidos y en ningún momento se viene abajo. Sorprende pues España abundan esos castillos de naipes que al segundo disco se vienen abajo.

Felicidades.