Judas Priest: Angel Of Retribution

Quince años han pasado desde que la formación más clásica de JUDAS PRIEST editara
“Painkiller” en 1990. En esos quince años el Heavy Metal ha cambiado, las modas
han ido y venido, y por suerte, ahora que la banda de Tipton y Downing decide
volver con su formación clásica el Heavy Metal clásico vuelve a ser respetado
como un estilo imperecedero y vuelve a tener presencia en los medios de manera
habitual. No es que estemos en 1985 de nuevo, pero al menos, la cosa no está
tan mal como en 1995. Por eso este es el momento de que JUDAS PRIEST sacaran
un nuevo disco. Si hubieran vuelto en 1997 o en 1999 con Halford, dudo mucho
que se hubieran comido la mitad de lo que se han comido en los últimos dos años
desde que se han reunido.

Eso si, no hay que perder el norte. Entiendo que un nuevo disco de JUDAS con
la formación clasica sea capaz de provocar amplias erecciones al colectivo situado
entre los 25-40 años, la gente que creció a base de gritos de Halford y de “semi-traiciones”
como la del “Turbo”. Por eso, hacer esta crítica es lo más parecido a tirarse
a una piscina de abono: haga lo que haga y diga lo que diga, voy a terminar
cubierto de mierda.

“Angel Of Retribution” es un disco que busca de manera muy notable la conexión
con el pasado más lejano de la banda. No hablo de “Ram It Down”, sino de “Stained
Class”, “Sad Wings Of Destiny” y “British Steel”. Desde la portada –una versión
actualizada de los rasgos más característicos de la de “Sad Wings Of Destiny”-
hasta el logo, JUDAS PRIEST se han decidido a provocar un empacho de nostalgia
hasta al Heavy mas cazurro que solo lloró cuando Dave Lombardo se marchó de
SLAYER. Y vaya si lo consiguen. “Angel Of Retribution” es la excusa que faltaba
para que todas las bandas de tercera regional de la New Wave Of British Heavy
Metal se decidan a sacar nuevos discos y reunirse por doquier (las que no lo
han hecho ya, claro). Pero pocas muy pocas bandas van a tener la suerte que
JUDAS PRIEST, al igual que IRON MAIDEN o KISS, han tenido con su reunión.

Si debemos buscar a conciencia alguna declaración de principios, la banda nos
lo pone a huevo con “Judas Rising”. El riff es clásico, es una típica creación
de la pareja Downing/Tipton, con una batería machacona detrás que nos intenta
unir con el pasado más reciente de la banda, especialmente los tiempos de “Painkiller”.
En eso la banda no mintió cuando comenzó a promocionar el disco: la mezcla de
pasado lejano y pasado reciente es cierta, y de hecho, es la única manera que
tenían para hacer algo que contentara por igual a los fans de la época setentera
de JUDAS y a los de la sofisticación y mala leche de finales de los 80.

Siguiendo con los temas, “Deal With The Devil” es probablemente, el mejor tema
del disco, el que mejor va a sonar en directo, el que más va a gustar a los
fans, y el que se va a convertir en un clásico. Las arengas de Halford en el
puente previo al solo pondrán los pelos de punta a más de uno. Sigo sin entender
como éste tema no ha sido el single, en lugar del apestoso “Revolution” que
parece compuesto por SPIRITUAL BEGGARS después de participar en una marcha del
Orgullo Gay. Intentaremos interpretarlo como un guiño a los JUDAS más er…
psicodélicos, de la epoca del “Rocka Rolla”. Si es que en alguna ocasión JUDAS
PRIEST fueron psicodélicos, claro.

La voz de Halford parece estar bastante en forma a lo largo del disco, quizá
incluso más que en aquel “Resurrection” que editara en solitario en el año 2000.
Eso si, hay momentos en los cuales cuesta reconocer su tonalidad, caso del siguiente
tema, “Worth Fighting For”. Se trata del primer medio tiempo que podemos encontrar
en el disco, con guitarras menos agresivas, y un bajo denso y martilleante.
Halford se relaja y canta de manera más grave, sin demasiado lugar a lucimientos
en octavas estratosféricas. Para compensar, se deja la garganta en “Demonizer”,
con el riff más maléfico que deben haber parido los guitarristas de JUDAS en
mil años. Estoy seguro de que si disfrutaste con “Painkiller”, “Demonizer” te
va a encantar.

La segunda mitad del disco arrancha con un ochentero “Wheels Of Fire”, otro
de esos temas que parecen haber sido escritos para convertirse en clásicos.
Que se convierta, eso si, es otra historia. ¿Cuántos temas del “Brave New World”
de IRON MAIDEN se han convertido en clásicos? Pues creo que “The Wickerman”
y poco más. Así que de “Angel Of Retribution” imagino que “Deal With The Devil”
y gracias.  No obstante la banda baja un poco más el nivel en esta segunda mitad,
pese a que “Angel” tiene su gracia, gracias a sus reminiscencias al “Diamonds
And Rust” que habitualmente suena en directo desde hace tropecientos años.

JUDAS PRIEST recuperan el nivel con “Hellrider”, otro trallazo propio del “Painkiller”,
con un Halford soltando agudos por doquier para regocijo de aquellos que le
ven como la reencarnación de Gracita Morales en la Tierra, vocalmente hablando.
Sirve como entretenimiento, y destaca entre las baladas “Angel” y “Eulogy” (esa
es la importancia de seleccionar bien el tracklisting de un disco) pero si se
pone al lado de “Judas Rising”, pues parece un tema de relleno.

Los dos últimos temas del disco, “Eulogy” y sobretodo “Lochness” son altamente
prescindibles. Siendo benevolentes, “Eulogy” puede ser últil en función de tu
estado de humor, pero la desproporción de “Lochness” es absurda. JUDAS PRIEST
no necesitaban un tema épico de un cuarto de hora sobre criaturas acuáticas
que se extinguieron hace millones de años. Si ha sido una maniobra para completar
los minutos de nueva música exigidos por la compañía (una práctica habitual
hace 25 años, no se si aun se sigue estilando…) o si es un desvario del trio
Downing/Tipton/Halford es algo que escapa a mi conocimiento.

Sea como sea, JUDAS PRIEST han vuelto para quedarse, y al menos, durante los
próximos cinco años estarán paseando su legado por escenarios de todo el mundo.
Después, Dios dirá. Eso si, treinta años después de iniciar su carrera, han
sido capaces de parir un disco con cinco temas aprovechables de un total de
diez. Ni siquiera los ROLLING STONES son capaces de eso hoy en dia.