As I Lay Dying: An Ocean Between Us

Siempre hay ciertas etiquetas que son malditas. En la actualidad, metalcore, seguramente sea una de ellas, por el fácil uso y sin sentido que se hace en mucho casos. A la larga, ese uso desorbitado, ha creado que haya grupos que sin haberlos escuchado, ya sean pasto de críticas no constructivas. ‘Que si música contundente… que si voces guturales mezcladas con melódicas… metalcore’. Grave error.

As I Lay Dying han sido pasto de esas críticas debido a encuadrarse en cierta medida en ese estereotipo de melodía-brutalidad. El caso es que a cada disco la brutalidad ha ido ganando terreno, y en este trabajo ha ocurrido exactamente lo mismo. 

Lejanos queda ya sus inicios hace seis años, reeditados el pasado 2006. Fue desde su fichaje por Metal Blade con ‘Frail Words Collapse’ cuando empezaron a obtener cierto reconocimiento, duplicado con ‘Shadows Are Security’. Ya por esa época la escena empezaba a estar saturada de ese sonido, aunque el quinteto de San Diego salía bien parado con un más que notable trabajo. Como suele ser costumbre en ellos, con cambios de formación constantes, esta vez el puesto de bajista es el que centra la novedad, con la inclusión de Josh Gilbert, encargado a su vez de los coros.

A pesar de que la saturación ahora es mayor, este ‘An Ocean Between Us’ supera a su predecesor en casi todos los aspectos posibles. La producción ha corrido a cargo de Adam Dutkiewicz, guitarra de Killswitch Engage, y habitual ya en estas tareas con este tipo de bandas (su lesión de espalda le debe dejar más tiempo libre del que quisiera), y la mezcla por Colin Richardson. Vamos, que el grupo sabe rodearse de nombres importantes. 

‘Seperation’ sirve de perfecta intro para el riff de ‘Nothing Left’, directo, simple, con gancho, y heavy. Un punto a favor de la banda es la fácil conexión que tienen todos sus temas, haciéndose bastante sencilla la escucha de uno de sus discos al completo. ‘An Ocean Between Us’, ‘Within Destruction’, ‘Forsaken’… temas parecidos, pero a la vez distintos entre sí que se van sucediendo casi sin darnos cuenta. Muy cuidado el trabajo de Dutkiewicz, aproximando el sonido de la banda al europeo; y es que cada vez se acercan las miras de unos y otros para encontrarse en unas pautas bastantes similares. La banda demuestra que también sabe bajar revoluciones con ‘I Never Wanted’, pesado y desgarrador, pero donde queda claro que se mueven más cómodos es en los temas rápidos. A destacar aparte de los mencionados, ‘The Sound of Truth’ y ‘Wrath Upon Ourselves’.

En definitiva, gran trabajo de los de California, en especial el de Tim Lambesis y el de sus guitarras; cuando hay saturación de estilos pero se presenta un trabajo como este, da gusto.