The Darkness siguen teniendo tirada y público. Sus conciertos son una fiesta y saben darle al público lo que demanda. A veces pueden bordear la parodia pero sus shows son frescos y entretenidos, aparte de que el arsenal de clásicos es invencible…

No hace tanto pudimos verles en el Bikini barcelonés, pero esta vez The Darkness traían disco nuevo (muy bueno) y a Rufus Tiger Taylor a la batería, hijo de todo un Roger Taylor de Queen. El hecho de que la Razz 2 sea más amplia permitió un concierto cómodo, sumamente entretenido y al que acudió gente disfrazada que lo dio todo de inicio a fin. Son estas despedidas de guiris que arrasan con todo pero que tanto ambiente dan, especialmente al desparrame festivo del que siempre hacen gala The Darkness. Excepcional entrada y público receptivo y entregado ya con Blackfoot Gipsies.

Los de Nashville agradaron con una propuesta algo alejada del grupo principal pero irresistible. Cuarteto con una voz a lo Bob Dylan, coros surf en momentos puntuales y un hombre de color bajo un sombrero que tiraba de harmónica y vientos-pitos poco usuales. Iban disfrazados y el bajista lució un gorro del ejército ruso. Musicalmente sólidos y muy eclécticos, con coros muy trabajados y temas que enganchan desde el inicio. Consiguen un groove constante a unas bases blues, pero a veces suenan a cantautor electrificado. Nos habían visitado tiempo ha en la Rocksound y se ganaron a la gente con un directo muy colorido y a base de material atractivo.

El show de The Darkness tira de luces, ropajes glam y del carisma de todo el grupo. Poullain iba con un traje rojo imposible y Justin con unas mallas abiertas de burbujita Freixenet. Justo lo que uno espera de ellos. Intro solemne para abarcar luego un “Open Fire” preciso y atractivo aunque el sonido era exageradamente alto de inicio. Taylor disfruta de un set de batería excesivo y su pegada y técnica son perfectas. Más allá del pedigrí parece el batería ideal para The Darkness. Los agudos imposibles de Hawkins pronto hicieron acto de presencia en “Love Is only a Feeling” para deleite del personal, que sigue teniendo su ópera prima como “el disco”. La verdad es que el material de “Pinewood Smile” es de lo más contundente y duro que han grabado en toda su vida: “Southern Trains” es la prueba de ello, sonando menos Queen de lo que resulta en disco.

La fórmula esta vez es clara, cada dos temas, uno de “Permission to Land”, así que “Black Shuck” fue recibida de forma apoteósica. Impresionante Hawkins cantando con el público el estribillo y tirando de gorgoritos. Nadie canta como él en toda la escena y su voz sigue poseyendo toda la magia. Saludo al respetable y otra dosis de material nuevo como “Buccaneers of Hispaniola”. Justin combina canciones con guitarras y otras con sólo el micro. Dan Hawkins estuvo menos protagonista pero sus seis cuerdas mandan. El bajista con su afro agarró el cencerro para castigarlo y dar paso a “One Way Ticket”. Sigo pensando que es un pecado olvidar sistemáticamente ese disco, pero ellos sabrán… “Givin’ Up” y “All the Pretty Girls” no bajaron las pulsaciones de un show en el que el derroche de entrega fue constante.

“Barbarian” es ya todo un clásico con ese falsete del estribillo. Un corte que da mucho  juego en directo y que ya es una de las favoritas de muchos fans. Luego hizo acto de presencia el teclado para lucimiento de uno de los mejores frontmans que ha dado el rock en estas últimas décadas. ”Why Don’t the Beautiful Cry” y sobre todo un “Friday Night” que fue cantada de cabo a rabo. Los guiris disfrazados atacaban la barra y uno de ellos se marcó un valiente crowd surfing. Los flashes de luces son perfectos para su colorido show que continuó con “Happiness” y “Every Inch of You”. “Makin’ Out” y “Solid Gold” se hicieron espacio para desembocar en la divertida “Get Your Hands Off My Woman” y “Growing on Me”, otro de los pilares del “Permission to Land”. Hawkins salió descamisado y sudoroso con ganas de rematar la faena con “Japanese Prisioner of Love”, todo un puesto de privilegio para un tema nuevo.

El nuevo material es agresivo y contundente y en directo convence especialmente por lo engrasado y preciso de todo el grupo. Y el fin de fiesta lo puso “I Believe in a Thing Called Love” en la que Justin haría sus piruetas habituales como la vertical para marcarnos el ritmo de aplausos con sus piernas. Hora y media de show que superó al de su última visita en Bikini. The Darkness siguen teniendo tirada y público. Sus conciertos son una fiesta y saben darle al público lo que demanda. A veces pueden bordear la parodia pero sus shows son frescos y entretenidos, aparte de que el arsenal de clásicos es invencible…

Promotor:RRS Promo

Día:2017-11-3

Hora:19:30

Sala:Razzmatazz 2

Ciudad:Barcelona

Puntuación:8