Queen Symphonic Rhapsody; un espectáculo único y diferente

El público explotó en aplausos tras casi tres horas de espectáculo con treinta canciones de QUEEN como banda sonora. Todo ello en un marco diferente al que estamos acostumbrados, y con un formato que está consiguiendo muchos éxitos. Sin duda, la fórmula funciona.

La fórmula parece ser que funciona, y el espéctaculo Queen Symphonic Rhapsody lleva varios años llenando los teatros del país. Y en el caso de Málaga, lo hacen más o menos un año después, y en esta ocasión, con sesión doble ante la alta demanda de entradas que llenaron el Teatro Cervantes. ¿Cambios? Muy poco, y de forma palpable solo uno, pues hasta el repertorio (con grandes joyas de la mítica formación británica) repitieron prácticamente. Aunque ya se sabe, sino se ha roto…

En esta nueva gira, Thomas Vikström dejó de estar presente del plantel de cuatro vocalistas, siendo “sustituido” por un gran Tommy Heart. En resumidas cuentas, cambio de gran vocalista por gran vocalista, sin lugar a comparaciones, ya que el frontman de FAIR WARNING, bordó una enorme actuación sin que se resintiera la baja del sueco. Eso sí, puestos a elegir, el cambio de Mats Levén por Pablo Perea no termina de convencer. Aunque el vocalista de La Trampa y doblador de películas Disney, haya mejorado mucho desde el pasado año.

Pero de lo que quizás adolece este espectáculo es de un inicio rompedor. La soprano Graciela Armendariz aparece en el escenario, con toda la orquesta detrás del enorme telón que cubre toda la escena, para interpretar “Innuendo”. Le acompaña unas imágenes proyectadas en el mismo que poco o nada tienen que ver con la letra ni con QUEEN. Es un inicio frío, y tampoco lo calienta Tommy Heart en el mismo marco, aunque de primeras deje su calidad impresa con “Under Preasure”. Acto seguido, desde la parte trasera del teatro, hace su aparición Michele McCain interpretando “Somebody to Love”, y ahí se levanta el telón para dar un golpe de efectividad apareciendo la Rock Band y la orquesta One World Symphonic Orchestra. Fue el punto de arranque para que el público se fuera animando y disfrutando de interpretaciones bastantes inspiradas de enormes canciones como “I Was Born To Love You”, “One Vision”, “Crazy Little Thing Called Love” o una emotiva “To Much Love to Kill You”.

Las participaciones a dúo o a trío entre los 4 vocalistas participantes no tardaron en aparecer, sobre todo en su segunda parte. Pero antes disfrutamos de “Save Me”,  “Play The Game”,  “Don´t Stop Me Now” (que la neoyorquina McCain interpretó de lujo con su gracia y simpatía), y entre otras, una enorme “The Show Must Go On”, donde Tommy Heart nos hizo erizar los pelos de todo el cuerpo. “A Kind Of Magic”, en la que el escalón de cualidades vocales entre Heart y Perea se hizo más que palpable, sirvió de cierre antes del descanso.

Pero aún quedaba mucho por ver y oír. “Friends Will Be Friends” o una cañera “Headlong” nos iba encaminando al final de este gran espectáculo. También los asistentes pudieron vivir momentos de relax de la mano de “Love Of My Life”, con el guitarrista de THERION Christian Vidal y Pablo Perea al borde del escenario, y de “Is This The World We Created…?”, en la que Graciela Armendariz, también acompañada solo de guitarra clásica, consiguió emocionarnos.

Una simpática “I Want To Break Free” con Perea vestido de limpiadora, también sirvió de puente para que el público quedara embelesado con la interpretación de la soprano en “Barcelona”, acompañado de Heart. Logró poner de pie a gran parte del Teatro Cervantes.  Pero quedaba más, mucho más. “Radio Ga-Ga”, las inmortales “Bohemian Rhapsody”, “We Are The Champions” (con todos los vocalistas presentes) y “I Want It All”, puso al público al máximo de revoluciones. Y antes de un final apoteósico, rescataron esas versiones de rock clásico que tanto le gustaban hacer a Mercury, con “Long Tall Sally”, “You Are So Square”, “Tutti Frutti” y “Jailhouse Rock”. Con cada una de ellas, iba entrando un vocalista al escenario, y allí se quedarían los cuatros para que “We Will Rock You”, también subida de revoluciones, sirviera de colofón final.

El público explotó en aplausos tras casi tres horas de espectáculo con treinta canciones de QUEEN como banda sonora. Todo ello en un marco diferente al que estamos acostumbrados, y con un formato entre el musical y el orquestal, que está consiguiendo muchos éxitos. Sin duda, la fórmula funciona.