Aprovechando mi visita a Berlín me acerqué al concierto de MOTÖRHEAD. Me apetecía algo de rock»n»roll y ver qué se cocía por allí. Asimismo, siempre resulta un aliciente asistir a un evento de metal o rock fuera de tu ciudad, en un lugar que no conoces demasiado, en una sala nueva para ti y en una cultura un poco distinta. Suelen ser noches con encanto. Máxime cuando al ir hacia la sala lo haces una vez escondido el sol y rodeado de una espesa niebla como si te estuvieras imbuyendo de los misterios de la noche. Para alguien de Barcelona ciudad, que no ve niebla en todo el año, resulta muy llamativo. El cambio respecto a ciertas costumbres y modales se nota incluso antes de entrar a la sala. Fuera de ella, montones de gente bebiendo y oh, sorpresa, ninguna lata o botella vacía en el suelo. Todas depositadas en carritos de la compra que luego gente que se dedica a ello llevaría a supermercados (en Berlin las botellas de vidrio y plástico se reembolsan con un descuento proporcional a la hora de comprar en el hipermercado) o al lugar donde fuera menester. Ni el más borracho tiraba una lata al suelo.

 

Lo primero que me sorprendió al entrar fue el tamaño del recinto, el Columbiahalle, bastante inferior a lo que esperaba. Con una capacidad para unas 2000 personas (algo así como la sala Razzmatazz, piso de arriba incluido), se antoja demasiado pequeño para el concierto de una banda como MOTÖRHEAD en una ciudad como Berlin, que es cuatro veces más grande que la Ciudad Condal. Obviamente, las entradas estaban agotadas desde hacía meses. El ambiente dentro, irrespirable. Nada más entrar ya no podías moverte. Pudimos comprobar que en Europa también se exprime la gallina y se juega con los aforos, no es algo que pase tan sólo en el norte de África.

 

Los teloneros en esta ocasión iban a ser los LOADED del señor Duff McKagan, en su día bajista de GUNS»N»ROSES. La sensación que me causaron, la misma que cuando los vi por primera vez hace diez años: Rock»n»roll sleazy de raíces punk, bien hecho, entretenido hasta cierto punto, pero sin nada especial que ofrecer. Sonaron canciones como "Sick", "Sleaze Factory" o "Cocaine". No tardaría mucho en arremeter con versiones de THE DAMNED ("New Rose") o MISFITS ("Attitude"), siempre con ese deje chulesco propio de quienes han mamado de una escena como la de Los Ángeles y que tan bien casa con la propuesta musical. Tocaron bastantes temas (hasta 12) para tratarse de un grupo telonero, si bien la mayoría de los cortes no superan los 4 minutos de duración. Cumplieron la misión de caldear al público, pues si bien este no se mostró entusiasta tampoco pareció hacer ascos a la banda del rubio guitarrista, que como no podía ser de otra manera se despidió con un tema de los GUNS, "It»s So Easy", que a duras penas logró recrear el genial descaro y arrogancia de la original.

 

No transcurrió excesivo tiempo hasta que Lemmy y su cohorte saltaron a escena. Nosotros, ahora sí, pudimos notar el calor del público en el cogote mientras lanzábamos unas cuantas instantáneas desde el foso de fotógrafos.  Eso sí, Lemmy padrino del desmadre controlado: nada más empezar el show con "Bomber" un vaso de cerveza vacío cae en el escenario y Lemmy detiene el concierto. "¿Se puede saber qué hacéis, quién ha sido el tonto?". Menos mal que el vaso estaba vacío. Al día siguiente en el concierto de IN SOLITUDE (teloneros de GHOST) al cantante le lanzaron un vaso lleno que lo duchó y detener la canción no la detuvieron, pero lo cerca que estuvieron de saltar del escenario y liarse a mamporros… Bueno, sin más preámbulos el show de MOTÖRHEAD continuó y con él temazos como "Stay Clean", "Metropolis", que sonó genial,  u "Over the Top", todas ellas interpretadas a un volumen infernal marca de la casa. Tras "One Night Stand" llegaría el solo de Phil Campbell, en su línea, más rockero que virtuoso. Más interesante resultaría el momento de lucimiento de Mikkey Dee, locuelo y divertido. Tela la fuerza con la que le pega a los timbales pese a su corta estatura. Quizá esas juergas que me contó que se monta con sus vecinos, angelitos tales como Vince Neil, le ayudan a mantener dicha vitalidad.

 

La traca final antes del bis sería de órdago, cómo no. Tras la pesada (en el buen sentido de la palabra!) "Orgasmatron", cargada de groove y feeling, llegaría ese delirio que es "Going To Brazil", sin duda uno de los mejores temas de la banda para un servidor. Con las coreadísimas y consabidas "Kill By Death" e "Iron Fist", Lemmy y los suyos se despedirían de la abarrotada sala. A su vuelta arrancarían con la tranquilita "Whorehouse Blues", con Mikkey y Phil a la guitarra acústica dando un descanso a nuestro maltrecho oído. Nunca me acostumbraré a ver a Lemmy cantando sin su bajo colgando. A continuación, los dos temas insignes que faltaban por sonar: "Ace of Spades" y "Overkill", como final de fiesta de un concierto en el que no faltó nada. Incluso hubo mosh en las primeras filas durante buena parte del show.

 

Salir de un concierto de MOTÖRHEAD con el sonido grueso y distorsionado del bajo de Lemmy escarificado en el cerebro es una experiencia sencillamente gamberra. Rock»n»roll hasta sus últimas consecuencias! ¿Nos cansaremos algún día de esta banda?

Texto y Fotos: Penumbra (penumbra@themetalcircus.com)

Promotor:Unkomplicated Koordination

Asistentes:2000

Día:23/11/2011

Sala:Columbiahalle

Ciudad:Berlin

Puntuación:8