Tres años después GAMMA RAY volvían al mismo lugar en el cual inmortalizaron
casi la totalidad de su descarga para aquél “Skeletons in the Closet” que a
buen seguro un buen puñado de barceloneses guardamos a buen recaudo como testimonio
de otra noche para recordar.

Ahora, empero, las premisas volvían a ser algo más convencionales; un nuevo
álbum para presentar y un público deseoso de volver a escuchar los clásicos
de siempre. Simples pero suficientes motivaciones para arrastrar a la sala Razzmatazz
a una buena hornada de seguidores que volvieron a dejar la venta de entradas
al borde del “sold out”. ¿El metal alemán está de capa caída? Está claro que
para los pesos pesados no. O por lo menos esa es la sensación a priori, pues
la descarga de los excompañeros de Kai, HELLOWEEN, en la Ciudad Condal tendrá
lugar de aquí a dos meses en un principio en la segunda sala de Razzmatazz,
de bastante menor aforo. ¿HELLOWEEN presentando su flamante “Keepers 3” en una
sala de mediano aforo? Ya veremos. Pero no nos desviemos con las calabazas y
centrémonos ahora en las coles de Bruselas que bien fresquitas nos trajo Kai
Hansen en forma de teloneros.

Por un lado los también germanos POWERWOLF ofrecieron a una sala todavía medio
vacía su heavy metal de reminiscencias vampíricas. Lo cierto es que hasta este
momento no había escuchado nada del único y reciente disco que tienen en el
mercado, pero lo cierto es que lograron agradarme más de lo que me esperaba.
Alejados de las tendencias más “happies” y risueñas imperantes en los últimos
años en la escena alemana, estos chicos nos proponen un heavy metal clásico,
de una factura técnica que no es nada del otro jueves pero cuya presumible sencillez
pega en la cara con suficiente efectividad ¿Para qué queremos más? Por otro
lado, la banda atesora algunos alicientes que la hacen si cabe más atractiva.
El cantante de la banda, Attila Dorn, de origen rumano, que basa la temática
de las letras de la banda en la mitología y leyendas de su país de origen, aparece
en escena con unos motivos a medio camino entre King Diamond y el Conde Drácula,
con su cara pintada y su capa de chupasangre. Asimismo, posee una voz lo suficientemente
destacada, potente pero no chillona y con cierto aire a BLACK SABBATH en según
qué momentos. A destacar la canción con la que finalizaron su show, de guitarras
bastante pesadas y de tempo contenido, que me recordó de forma bastante clara
a CANDLEMASS.  Por cierto, salieron a escena con dos guitarras y sin bajista,
aunque si quien aquí suscribe fuera invidente no se hubiera dado cuenta. ¿La
razón? Juraría que el bajo sonaba en la mezcla que salía por la P A… ¿Lo llevaban
sampleado? Quien sabe. Detalles a parte, una actuación de lo más acertada.

Los siguientes en saborear el calor del público serían los bastante más conocidos
NOCTURNAL RITES. Quién diría que estos suecos hace diez años tocaban death metal,
¿verdad? Dejando a un lado las curiosidades, cabe decir que estos señores salvan
su papeleta con bastante dignidad, sobretodo gracias a su vitalidad sobre las
tablas y a los destacables temas que conforman su último “Grand Illusion”. Mientras
que la primera parte del show me pareció de lo más agradable, cayó algo en la
recta final en el aspecto musical, aunque admito que se trata de una opinión
con grandes dosis de subjetividad. La razón es simple. Mientras la primera parte
de la actuación la constituyeron temas de  “Grand Illusion” y “New World Mesiah”,
en los cuales se deja notar una influencia melódica y un agradable regustillo
hardroquero que da versatilidad a las composiciones de la banda, la recta final
vino dada por temas de álbumes anteriores que me parecen bastante más comunes
en el contexto del power metal europeo, restándole para el gusto de muchos algo
de originalidad y frescura a su propuesta. A pesar de ello, estoy seguro de
que los fans del grupo se sintieron satisfechos de que cayeran esos temas clásicos
de la banda, que, por otra parte, fueron interpretados con fidedigna pulcritud.
Desde el inicio con “Fools Never Die” ya pudimos ver a una formación de cierta
fuerza escénica que tiene entre sus filas a un voceras Jonny Lindkvist que en
lo vocal supera claramente a su antecesor en el puesto y en su papel de frontman
maneja a la concurrencia con soltura, siempre aliñando sus movimientos sobre
las tablas con alguna que otra acción inesperada, como cuando en “Never Trust”
se estiró sobre los bafles inferiores de la zona izquierda del escenario mientras
uno de los miembros de seguridad los sujetaba para que ellos y Jonny no se estamparan
de morros contra el foso, acción que repetiría durante la interpretación de
“Deliverance” en un juego de equilibrio con la vitola de “más difícil todavía”.
Uno de los puntos que juegan totalmente a favor en el grupo son los coros con
los que los guitarristas Fredrik y Nils secundan las líneas vocales de Jonny,
sobretodo cuando complementan líneas vocales alternativas que ayudan a arropar
la sensación melódica del conjunto. Toda una experiencia de la que salieron
airosos, tal y como se pudo reflejar en un público que para mi sorpresa aclamó
a la banda desde el primer segundo de actuación como si de una formación de
primera línea de fuego se tratase.

Más de media hora tuvimos que esperar para que se apagaran de nuevo las luces
y los rayos gamma fueran por una noche más visibles ante nuestros ojos. Cuatro
luces rojas de alarma que giraban sin cesar nos advirtieron de un inminente
peligro, aunque a juzgar por el griterío generalizado como consecuencia del
comienzo del show pocos eran los que desconocían el vendaval que se avecinaba.
La ya clásica introito “Welcome” comenzó a sonar, aunque más de uno se lo tuvo
que imaginar, ya que el jolgorio del público provocó que a duras penas pudiéramos
oírla sepultada bajo ese mar de gargantas. Tras hacer acto de presencia en primera
instancia el batería Zimmermann, aparecería corriendo Dirk, Kai y Henjo para
dar comienzo a la interpretación de “Gardens of the Sinner”. Y es que no me
cabe duda de que “Powerplant” se convirtió en el último disco clásico de GAMMA
RAY, muy querido por los fans y muy bien considerado por la banda, que no dudó
en interpretar un puñado de temas de dicho redondo. Los Illuminati y las conspiraciones
paramasónicas nos llegan de la mano de “New World Order”, único tema interpretado
del penúltimo disco del grupo. A estas alturas ya vimos que el sonido iba a
ser lo suficientemente generoso como para que pudiéramos disfrutar de la actuación
con garantías, por lo cual gozamos de lo lindo de uno de los primeros pesos
pesados, “Heaven Can Wait”, cuyo estribillo fue de lo más coreado, aunque por
otra parte las posibles deficiencias en los agudos finales del tema por parte
de Kai Hansen fueron disfrazados con unas buenas dosis de “reverb”, Y es que
no nos engañemos. Aunque a día de hoy nuestro querido frontman mantenga intacto
su carismático timbre, le faltan de lejos un par de octavas para llevar a cabo
según qué agudos que sí alcanzaba hace algunos añitos. Afortunadamente, la conservación
de su voz es por lo general bastante buena y estas pequeñas diferencias respecto
a tiempos pasados solo salen a relucir en momentos muy puntuales que difícilmente
pueden mutilar la interpretación del tema en cuestión. Vaya, que afortunadamente
a la flamante voz del señor Hansen aún le quedan unos cuantos años de vida

A destacar que para esta gira la banda se hace acompañar de un teclista que
permanece bastante apartado durante todo el show a la derecha del escenario,
pero cuya inclusión en detrimento de los consabidos samplers es de agradecer.

Ahora caerían un par de temitas de su recién estrenado “Majestic”, un disco
que he de decir me parece de momento bastante discretito. Quizá la perspectiva
que logre otorgar el paso del  tiempo sea más benevolente a la hora de hacer
una valoración, pero lo cierto es que ahora mismo en estudio veo a unos GAMMA
RAY de capa caída que difícilmente puedan superar o igualar la frescura, la
originalidad, la pasión y el buen gusto de obras como “Land of the Free”, “Somewhere
Out In Space” o “Powerplant”. Pero bueno, otorguémosles la opción de la duda
para hacer del futuro de la banda algo más incierto y de tal forma más interesante,
pues ya sabemos muchos que los genios son los personajes más propensos a explorar
los extremos. Obra maestra o decepción. Que nadie me malinterprete. “Majestic”
no es necesariamente un mal disco. Pero está a años luz de otras obras de la
banda, y de eso no me cabe la menor duda. Vaya por donde, la banda interpretó
en esta ocasión tres temas que para mí son de lo mejorcito del compacto. ¿Tan
claro tenemos todos, incluído ellos, que estamos ante un disco algo desequilibrado?
De tal forma, cayeron “Fight”, la canción más pegadiza de “Majestic” en gran
parte gracias a su melodía inicial, y “Blood Religion”, posiblemente el tema
más completo del redondo, que por otra parte tiene un estribillo de lo más efectivo
y que fue de lo poco coreado por el público en cuanto al nuevo material se refiere.
Aunque también hay que tener en cuenta que no ha habido demasiado tiempo material
para familiarizarse con los temas nuevos.

Hasta en dos ocasiones Kai y compañía incitaron al público a cantar, ¡aunque
afortunadamente ninguna de ellas fue en “Somewhere Out In The Space”! Y es que
si así hubiera sido más de uno hubiera tenido un colapso neuronal similar al
que produce escuchar “The Trooper” de Maiden en directo por sexagemillonésima
vez, mal trago por el que muchos de nosotros hemos pasado, pues la primera vez
es chachi, la segunda también, pero…  Volviendo al tema, el público tuvo la
ocasión de vociferar de forma más o menos breve en el meridiano de la ya citada
“Blood Religion”. La potente “Strangers In The Night” fue la siguiente en caer,
siendo el palmute matador de las guitarras y el registro más desgarrado de Kai
lo suficientemente demenciales como para que el público estallara en headbanging,
muy a pesar de que el técnico de sonido errara en la segunda parte del tema
a la hora de subir el volumen de las guitarras de forma pertinente durante el
enfrentamiento solista entre Kai y Henjo, quedando los rápidos punteos algo
apagados.

Tras “One With the World” llegaría el solo de Dan Zimmermann, efectivo y no
demasiado largo, durante el cual jugó con el bombo haciendo ver que se golpeaba
la cabeza, algo parecido a lo que suele hacer Mike Terrana, y, obviamente, machacó
todos los timbales que tenía a su alcance. Finalmente el público acabó coreando
el apellido del también batería de FREEDOM CALL.

Por alguna razón que desconozco, esta vez la sala Razzmatazz no habilitó también
el piso superior, por lo cual la imagen típica de los seguidores sentados en
los bordes del segundo piso interrelacionándose con los frontmans de los grupos
no se repitió y a buen seguro dejó a más de uno con las ganas de ver el concierto
sentadito en posición privilegiada. Aunque esto no fue óbice para que el contacto
con el público fuera menor, sí que hizo que la situación resultara menos acogedora
y hogareña que en otras ocasiones.

Tras “Condemned To Hell” (en algunas ciudades españolas fue “Strange World”
la elegida para cerrar la tripleta de canciones nuevas), Kai y Dirk se dirigieron
a la concurrencia a través del micro del primero aportando su buen humor y simpatía.
En un momento dado, a Kai Hansen le tiraron un top de chica desde el público.
El rubio guitarrista pensó que quizá podría favorecer la esbelta figura de Dirk,
que en ese momento ya iba con el torso desnudo, y le instó a ponérselo. Tras
anunciarnos Kai que en ese momento llegábamos al “gay point” no pudo evitar
soltar una carcajada con nosotros al ver a su compañero de esa guisa.

El juego con el público y sus cantos llegó de forma algo más amena y breve
de lo habitual de la mano de la manowariana (al menos a nivel letrístico) “Heavy
Metal Universe”, en la que tuvimos la ocasión de chillar “heavy metal” de muchas
y variopintas formas bajo las enseñanzas de tito Hansen. Cuando éste se encontraba
en la recta final de dicho interludio a punto de volver a estallar a guitarrazos,
recibió el impacto de un segundo “regalito” que desde mi posición parecía tratarse
de unas braguitas o un liguero , pero el frontman rápidamente se deshizo de
él para no quebrantar el juego interpretativo en el que se encontraba. Llegaría
ahora una de las mejores canciones del combo alemán, “The Silence”, con todos
esos magníficos cambios de ritmo y la sentida y emotiva interpretación de Kai
como máximos exponentes de un tema sin igual. Perfecta.

¿Qué más se puede pedir de un concierto de GAMMA RAY? Kai Hansen siempre ha
sido de esos músicos a los que se les ve disfrutar siempre que se encuentra
sobre un escenario y esta vez no iba a ser la excepción. Con su inseparable
flecha roja se rió, se movió, se relacionó constantemente con Henjo y Dirk (dejando
ver de nuevo la química y el buen rollito que durante los últimos años siempre
ha imperado en el seno de la banda) y se mantuvo en sintonía con el público
constantemente. Todo ello sin descuidarse de cantar y tocar, obviamente. No
se le puede exigir menos a uno de los padres del power metal (EL padre para
muchos, entre los que me incluyo). Por otra parte, él y Henjo han parido juntos
algunas de las mejores melodías y punteos del metal alemán en su papel de dupletas
clásicas e inseparables del rock duro, por lo cual la compenetración actual
solo puede hacer que sumar puntos a nivel interpretativo en el directo.

También caería ese otro peso pesado de nombre “Rebellion In Dreamland”, que
en su arranque consiguió erizarme el vello recordándome otros tiempos. Otra
joya para guardar como oro en paño, perfectamente ubicada en el set list y mejor
interpretada. La celebradísima e ineludible “Land Of The Free” vino a reclamar
su puesto como la otra joya de la corona, con su impagable estribillo cantado
a pleno pulmón. Eso sí, a nadie se le escapa que de nuevo los agudos finales
del tema Kai prefirió guardárselos en el bolsillo ante el riesgo de lo que hubiera
supuesto estallar ante 1.500 personas. Y es que recordemos que en la sala Razzmatazz
está prohibida la pirotecnia.

El primer bis no se hizo esperar demasiado, pues pocas veces se puede ver a
un público tan entregado como el de esa noche. Tuvo su arranque en las notas
de otra de las fijas de la parrilla, “Valley Of The Kings”. “Somewhere Out In
Space” también sonó obviamente, aunque esta vez albergando en su meridiano un
calmado intermezzo de naturaleza casi acústica, con delicados punteos de Kai
y Henjo y con un deje bluesy que el público aprovechó para hacerse notar aportando
algunos coros por iniciativa propia.

Tras la segunda reclamación por parte del público la banda salió a escena para
interpretar la redonda “Send Me A Sign”, posiblemente el mejor de los temas
más directos de la banda, cada vez más revalorizado con el paso del tiempo,
ya que apenas era una de las fijas del playlist cuando la banda se embarcó en
la gira del “Powerplant”. El tema tuvo un inicio en el que se jugó al despiste
a base de un sencillo ritmo de bajo y guitarra limpia, siendo el teclista quien
introdujo sobre la improvisada base la melodía principal del tema, que fue coreada
a pleno pulmón por el respetable para dar paso a Kai y con él el estallido inicial.

Más de uno pidió a grito pelado que sonara “I Want Out” (interpretada en Madrid),
pero, por paradójico que parezca, nos dieron “calabazas” de otra naturaleza
y el show terminó por todo lo alto tras aproximadamente una hora y tres cuartos
de actuación, con los componentes pidiendo a gritos unas extensiones de cara
extra para poder albergar sus gigantescas sonrisas de satisfacción. Nunca vi
un concierto malo de GAMMA RAY y a estas alturas podría asegurar que nunca lo
veré. De acuerdo, muy probablemente tuve la ocasión de presenciar mejores, pero
a este nivel las diferencias difícilmente sean significativas. Que vuelvan pronto
a pegarse un nuevo baño de multitudes y convertir la sala en la que toquen en
una gran fiesta. Ya lo ansiamos.

Texto: Penumbra / Fotos: Sergi Ramos

Datos:Razzmatazz
Barcelona
Publico: 1500 personas
Promotor: Rock N' Rock

Día:11/10/2005

Puntuación:8