Equilibrium, Heidevolk y Finsterforst nos muestran el futuro del folk en Barcelona
Domingo, día del señor, parece el día más adecuado para recibir en nuestras tierras una de las giras de folk metal más interesantes que han cruzado el viejo continente. Finsterforst, Heidevolk y Equilibrium, tres bandas muy jóvenes pero con mucha proyección, nos visitaron después de haber girado por Alemania, Holanda, Reino Unido y Francia, y con algunas fechas más por el centro de Europa a la espera. Realmente, viendo el perfil de la gira, es una auténtica suerte que hayan estirado la pata del tour hasta aquí con esas dos fechas en Madrid y Barcelona, así que quién sea que lo haya logrado tiene mi enhorabuena y agradecimiento.
Domingo, día del señor, parece el día más adecuado para recibir en nuestras tierras una de las giras de folk metal más interesantes que han cruzado el viejo continente. Finsterforst, Heidevolk y Equilibrium, tres bandas muy jóvenes pero con mucha proyección, nos visitaron después de haber girado por Alemania, Holanda, Reino Unido y Francia, y con algunas fechas más por el centro de Europa a la espera. Realmente, viendo el perfil de la gira, es una auténtica suerte que hayan estirado la pata del tour hasta aquí con esas dos fechas en Madrid y Barcelona, así que quién sea que lo haya logrado tiene mi enhorabuena y agradecimiento.
Finsterforst es una banda que parece que no se tome nada en serio a ella misma. Su EP más reciente se llama #YOLO y contiene covers de «Wrecking Ball» (la de Miley Cyrus, seh), «Beat it» de Michael Jackson (esa se la perdonamos) y un tema con una cantidad obscena de “X”s en su título. No importa. Ofrecieron un directo muy corto, con la susodicha «#YOLO» y “Bottle Gods”, también del mismo álbum, pero no olvidaron trabajos previos incluyendo un par de canciones de “Mach dich frei!” (2014), como la homónima, y «Zeit für Hass«. Estos temas sonaron mucho más aptos para el metalero medio y algunos en las redes ya les señalan como los herederos -con todavía mucha para aprender- de Moonsorrow. El tiempo dirá, pero por el momento, qué mejor que mantenerlos en el radar.
Heidevolk propusieron una noche donde “Velua” (2015), su álbum más reciente, llevaba el peso principal. De él salieron temas como “Winter woede”, apertura para el concierto, y “Herboren in clammen”, casi-cierre, sólo sucedido por la archicoreada “Vulgaris Magistralis” – una de las canciones más características, divertidas y bailables de esta nueva generación de folk metal europeo. “Saksenland”, del “Walhalla Wacht” (2008), aterrizó majestuosa con su ritmo acelerado, pero fue “Urth” el tema que puso la nota más emotiva de la noche. Heidevolk es una banda que presenta una propuesta bastante especial, apoyándose mucho en las harmonías vocales entre sus dos cantantes, Lars Vogel y Jacco de Wijs (que apenas se ha incorporado a la banda este verano, junto al guitarrista Kevin Storm – músicos nuevecitos acabados de salir de la caja que, aún así, encajaron perfectamente con el line-up de siempre). Siempre es un placer verlos en directo y, por el momento, todo apunta a que tienen un futuro más que brillante delante – creo que con tesón y trabajo duro pueden lograr despuntar mucho, muchísimo.
Equilibrium aparecieron, con toda su altura de alemanes, gigantes sobre los monitores en medio de una nube de humo. La sala, ya bastante llena -aunque sólo estuviera una barra abierta y la mitad del espacio se lo llevara el merchandising y el sonido- se derritió en gritos y cuernos en alto. Abrieron con “Erwachen” y “Katharsis”, de su más reciente álbum “Armageddon” (2016), y el público demostró que llevaba los deberes hechos y se lanzó a corearla. Robert “Robse” Dahn, en plena forma, corría de un lado a otro ataviado con piezas de armadura, y René Berthiaume y Dom R. Crey, guitarras, subían tan a menudo como podían a los monitores para tener una mejor visión del conjunto – aún con el riesgo de darse un golpe con las barras que sujetaban la parte alta del escenario. Tuval “Hati” Refaeli, afincado en la batería, no podía imponerse en primera línea de escenario como sus compañeros, pero tampoco lo necesitaba – des de su bastión llenaba con su presencia atronando rítmicamente y con mucho acierto en cada compás. El montaje que llevaban era reducido – alguna pancarta, y un par de focos verticales – pero el uso casi constante del humo servía para dar atmósfera y épica a la noche. Una buena inversión.
El setlist continuó con “Walschrein”, temón del “Erdentempel” (2014), aunque enseguida volvieron a las novedades con “Heimat”. “Karawane”, otra vez del “Erdentempel”, causó locura en la sala con su orquestración de reminiscencia oriental y su estribillo pegadizo y fácil de cantar. Equilibrium han tenido una subida estupenda y más que merecida en estos últimos años – no hace mucho era prácticamente imposible verlos en directo por estos lares – y creo que parte de su éxito radica en sus fantásticas composiciones. Parten del viking-folk con un deje sinfónico, pero siempre encuentran la forma de darle un giro a los adornos para que haya algo que te llame la atención – a veces hasta un párrafo entero de influencia completamente ecléctica. Además, pero, también se aseguran de casi siempre incluir un estribillo o un par de línea instrumentales muy claras, fáciles de recordar y agradecidas. Esto propicia que, aunque el respetable no hable palabra de alemán, nadie se quede quieto y callado en sus conciertos. Buen caso de esto fue “Blut im Auge”, del mítico álbum “Sagas” (2008), cuya interpretación se celebró con un wall of death de envergadura a petición del cantante. Con unos cuantos temas a la espalda, se pudo ver que el nuevo bajista, Makki Solvalt, reemplazo de Jen Majura des de hace unos meses, se desenvuelve de forma espectacular dentro del grupo y que, esperamos, con él hayan logrado por fin la estabilidad que se merecen.
Tocaba el turno de “Prey”, una canción que realmente me llamó la atención por el cambio de tono que suponía: mucho más oscura y potente, hasta con ciertas raíces black más marcadas. El humo volvió a devorar a todos los miembros de la banda, casi haciéndolos desaparecer de nuestra vista, y abrieron las guitarras con pesadez, donde pronto se unió Robse desgañitándose de una forma que ponía la piel de gallina. Después de acabar el tema, Robse vio un cartel luminoso que hacía rato que corría por la sala -empezó dando vueltas por atrás y en ese punto de la noche ya estaba casi al frente – que cuestionaba “Where is the keyboardist?” (“¿Dónde está el tecladista?”. Robse se lo sacó de encima bromeando con que “tenían cuatro detrás del escenario”, y allí quedó todo, pero la broma lleva a que se abra un poco de debate. Se ha hablado largo y tendido de si el uso de samplers en directo sirve para realzar la experiencia en el escenario y hacerla más parecida a los discos, o si es pura y simple trampa. Des de mi humilde posición, creo que hay que ser realista y entender que bandas con propuestas como Equilibrium no pueden reproducirse al 100% de exactitud en directo – no por falta de talento, si no por falta de recursos, porque como bien decía Robse, ¿quién tiene presupuesto para meter cuatro tecladistas el escenario?
Para levantar el ambiente era el turno de nada más y nada menos que “Born to be epic”, single del “Armageddon”, con su estilo algo controvertido entre las letras power más estereotípicas y un interludio silbado casi alucinógeno, enraizado en, sí, el dubstep. En definitiva, muy y sorprendentemente resultona. “Uns’rer Flöten Klang”, reina indiscutible del setlist, entró arrasando como una tromba, con todo el mundo cantando y coreando cualquier cosa coreable, bailando y saltando des del segundo uno hasta que la última nota abandonó la sala. Pero la sorpresa más grande, y quizá el momento álgido del concierto para una servidora, fue cuando Equilibrium empezó con unos acordes que me conozco más bien de lo que quiero admitir: “Dragonborn” (o “Dovahkiin”, depende de si la cantas en inglés o dovahzul), el tema de inicio de la quinta entrega de la saga de videojuegos The Elder Scrolls, que ellos han renombrado “Himmelsrand”. Dejando de lado el fenómeno fan, realmente es una elección estupenda, por que no sólo el estilo de Equilibrium caza perfectamente con el tono de Skyrim, si no que, además, el hecho de saber que es una canción que seguro muchos van a conocer lleva la comunidad en la sala a un buen nivel. El ambiente realmente estaba inigualable, y por eso “Unbesiegt”, de “Sagas”, propició un mosh estupendo. Robse se demostró muy capaz tanto en el gutural más profundo como en un gutural más nasal, un poco cercano al shriek.
Acto seguido, Equilibrium procedió en despedirse – apenas una hora después de empezar -, pero, por suerte, volvieron a salir a la carga con un bis extremadamente largo que completó los minutos del concierto. Comenzaron la traca final con “Rise Again”, del “Armageddon”. El momento más cercano a una balada lo dio “Freiflug”, donde Robse nos pidió que pusiéramos las manos en alto y las moviéramos al ritmo de la canción. Un buen contraste con “Der sturm”, esperadísimo tema de su primer álbum “Turis Fratyr” (2005), mucho más brutal y vertiginoso. Para acabar por todo lo alto, con un mosh para alegría de los presentes, Equilibrium enfilaron en rápida sucesión “Heimwärts” y “Eternal Destination”, despidiéndose con el mismo tema que cierra su último álbum y que puso la nota dramática, hasta comprometida, al concierto.
Texto: Laura Cano / Fotos: Foto Portada - Javier Bragado (Madrid) / Resto: fotos de archivo
Promotor:Madness Live! Prods
Día:2016-10-09
Hora:18:00
Sala:Razzmatazz 2
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Finsterforst Heidevolk
Puntuación:9
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