La sinfonía de Sôber en Pamplona
La revisión de un disco bien merece ser tenida en cuenta cuando la vuelta de tuerca es completa. En 2002 Sôber editaban "Paradÿsso" y en 2018 nos sorprendieron con la publicación de éste mismo disco pero con el añadido que lo hicieron junto a la orquesta sinfónica O.C.A.S. creando así "La sinfonía de Paradÿsso". Sin duda alguna, todo un reto para los madrileños que supieron darle a "Paradÿsso" el homenaje que bien merecía al ser este, a priori, uno de los trabajos más importantes del metal nacional y con el que consiguieron el reconocimiento que tantos años llevaban buscando por parte de medios especializados y público, traduciéndose en un antes y un después de la banda.
La grabación de un disco de metal con una orquesta sinfónica es uno de los trabajos más complejos que hay. Tras dos años de preparativos para adaptar las canciones y dejarlas perfectamente empastadas, luego vino la labor de grabar. Trabajo que hicieron de manera distinta a lo que habitualmente se suele hacer, por un lado la banda grabó la parte que le correspondía y por otro la sinfónica O.C.A.S. hizo lo propio.
La mezcla final ha resultado ser una colección de canciones cuyo protagonismo recae en la propia orquesta, que es justamente lo que querían. Para ello, en la adaptación de los temas han tenido que cambiar muchos de los parámetros en los que la banda, como tal, se movía. Y, como consecuencia de todo ello, «La sinfonía de Paradÿsso» es ya, desde mayo de 2018, uno de los discos esenciales para todo buen amante del metal de nuestro país.
Metal sinfónico, del bueno y del de verdad
Cita imprescindible dentro del circuito local es ir a ver a Sôber. Su gira «La Sinfonía del Paradÿsso Tour 2018/2019» recaló en la casa de Cultura de Burlada, localidad literalmente pegada a Pamplona, y ahí que fuimos. Con diez minutos de retraso sobre la hora prevista empezó a sonar un tema de los AC/DC, «Back In Black», a modo de reclamo mientras las luces se fueron apagando poco a poco, el tema terminó y un par de petardeos se escucharon desde el escenario. Silencio. Parece que algo andaba desajustado, no importa, un minuto más tarde la intro preparada para ésta gira se empezó a escuchar tras la lluvia que la precede.
Es un texto preparado que empieza con un trozo de la canción «Paradÿsso» y continúa con frases que van al hilo de los títulos de las canciones del disco. Es la voz de Carlos Pina, de Panzer, quien lo lee con ese tono tenebroso, limpio y oscuro. Son los instantes que aprovecharon los músicos de la Joven Orquesta de Pamplona para tomar su lugar en los laterales del escenario y los cuatro componentes de Sôber en sus posiciones habituales. Y el espectáculo dio comienzo.
El final de la intro se fundió con la batería y arrancaron, con gran júbilo por parte del público, con «Animal» mientras que Carlos Escobedo (voz y bajo) empezaba su arenga gestual haciendo que el público gritara más. El concierto empezó muy bien y ya se presumía que sólo podría ir a mejor. Con «Reencuentro» quizá se ajustó un pelín más el nivel y el sonido de los instrumentos de la sinfónica empezó a ser más nítido. Fuera hacía una noche espantosa con frío, viento y nieve, detalle que a Carlos le vino como anillo al dedo para presentar el siguiente tema «Blancanieve».
Azuzar al público es algo que los componentes de Sôber hacen muy bien y no dudaron en hacerlo para mantener así el nivel de implicación que desde el primer instante se dio. Al acabar el siguiente tema, «Eternindad», se dirigió al público agradeciendo la asistencia y prometiendo que aquello seguiría al mismo nivel, se les veía contentos y la satisfacción la fueron demostrando constantemente con el desarrollo del concierto.
Sôber y la esencia de sus canciones
«Lejos» fue un tema que presentó haciendo un comentario muy apropiado viniendo a decir que la distancia, al final, puede ser relativa porque en ese momento no estaban lejos, si no ahí, en Pamplona. Sonido un pelín saturado por momentos en éste tema que, siempre a mi juicio, se corrigió rápidamente en «Náufrago», tema que el concierto de Barcelona tocaron invitando a Morti, quien fuera la voz de Skizoo. Para esta canción pidieron mecheros, sin embargo lo que más se veían eran móviles con la luz del flash encendida, los nuevos tiempos es lo que tiene.
«Cápsula» y «El Viaje» fueron las canciones que siguieron y donde Carlos agradeció a la gente de El Dromedario e ImaginaScene su implicación en ese concierto. Así mismo, aprovechó también para saludar a gente de otras formaciones que se encontraban entre el público. Observando el escenario me fijé que en muchos momentos la escenografía que tienen preparada para cada canción no se apreciaba a causa de la hilera de focos que tenían encima. Bajo mi punto de vista un error que podían haber subsanado, quizá, obviando dicha iluminación.
Respecto a la Joven Orquesta de Pamplona, decir que su presencia quedó patente casi desde el principio desarrollando cada uno de los temas de forma magistral. Al finalizar «Hemoglobina», Antonio Bernardini soltó la guitarra y se ausentó un minuto escaso del escenario, momento que aprovecharon para pedir un aplauso para la sinfónica que se tornó ovación y el público la alargó al ver a Antonio volver y tomar de nuevo su puesto.
La verdad es que las canciones de Sôber se prestan todas a ser cantadas y el disfrute es diferente respecto de cualquier otra formación. Es lo que tiene, también, el haber creado un estilo propio y buscar siempre la perfección en la creatividad. «El hombre de hielo» volvió a ser coreado y sonó increíble, presentó «Vacío» y era una pasada ver cómo disfrutaba todo el mundo, los de encima del escenario y el público.
Así llegamos al instante ese en el que músicos, grupo y público lograban una comunión perfecta para que Carlos confesara que ese era su momento de fuerza y lo necesitaba para hacer sonar «Paradysso», el tema que dio nombre también al disco original de 2002 y que define mucho del concepto «Sôber». Con esto se despidieron un poco tímidamente, dejando entrever que había que montar un poco de bulla y saldrían de nuevo a poner una buena rúbrica a todo aquello.
La Estrella Polar nos dejó con la boca abierta
Mientras algunos aprovechaban para salir a echar un cigarrillo urgente, Carlos Escobedo se bajó al público micro en mano y, únicamente con la orquesta como fondo, se cantó «Estrella Polar». Sé de alguien que cuando entró se topó con él y flipó, lo mismo que el resto de espectadores que aprovechaban la distancia corta para hacerse selfies. El tema lo terminó ya encima del escenario en compañía del resto de la banda que ya ocupaban otra vez su lugar recibiendo al finalizarlo una ovación acorde con las sensaciones obtenidas por ese regalo con el que nos agasajó.
«No Perdones» fue el tema que le siguió y con el que nos recordó que en los conciertos de Sôber nunca hay que estar con mala cara y mucho menos, y eso para siempre, recibir una agresión, guiño hacia esa violencia que algunas mujeres, por desgracia, sufren. «Arrepentido» fue el tema que finalizaba aquél set que fue coreado por todos los allí presentes y con el que volvieron a despedirse. Sin embargo los componentes de la orquesta continuaban en sus puestos, señal de que aquello no había acabado todavía.
Y así fue, tras una petición masiva porque volvieran a salir, lo hicieron agradeciendo una vez más la asistencia y el buen trato para contarnos que resurgir de las cenizas es siempre la opción, «Mis cenizas» era lo que tocaba. La penúltima de la noche, «Diez años», fue toda una fiesta en la que en su consecución Carlos cogió una baqueta y en una parte del tema tocó su bajo con ella. Luego la regaló al público y anunció que «Superbia» era ya el colofón de todo aquello. Con la Casa de Cultura de Burlada vuelta del revés por la entrega del público, acabaron el concierto en lo más alto que un espectáculo de éstas características lo puede hacer. Regalaron púas, baquetas, fotos y se despidieron.
El frescor que se empezó a sentir nos dio la señal de que había que salir, las puertas abiertas y la sala se despejó rápidamente. Nosotros entramos para saludar a la banda y unos cuantos amigos que por allí pululaban, también aprovechamos la ocasión para felicitar a la Joven Orquesta de Pamplona por lo que nos habían ofrecido aquella fría noche que ha quedado plasmada en esta crónica de Sôber en Pamplona.
Texto: Kiko Casado | Fotos: Montse Galeano
Promotor:Imagina Scene Eventos / El Dromedario Records
Día:2019-02-02
Hora:22:00
Sala:Casa de Cultura de Burlada
Ciudad:Pamplona
Puntuación:9
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.