Domingo de destrucción: Immolation vuelven a Sevilla
La idea no era mala, pero entre que fue un domingo y que el show comenzó muy temprano, la sala Custom se quedó muy grande para el evento programado, que tenía calidad de sobras, pero seguía quedando underground para Sevilla.
Cita obligada y celebrada para los seguidores del Metal Extremo y del Death Metal yanqui. Immolation volvía a Sevilla a descargar su técnica y brutalidad después de pisarla en 2007 en la gira de “Shadows in the Light” junto a Krisiun y Grave. Vaya cartelito. Esta vez los neoyorkinos también se acompañaban de bandas de peso, caramelitos para abrir la velada que igual no pegaban tanto en cuanto al estilo, pero que le daban variedad al cartel. La idea no era mala, pero entre que fue un domingo y que el show comenzó muy temprano, la sala Custom se quedó muy grande para el evento programado, que tenía calidad de sobras, pero seguía quedando underground para Sevilla. También es cierto que la capital andaluza está gozando de muy buena salud en cuanto a giras de bandas internacionales de Metal, cosa que hace que la concurrencia se piense muy mucho a qué conciertos asistir. Traer a bandas de este peso y calibre del otro lado del charco y montarles una gira es costoso, así que hay que acompañarles de teloneros que supongan un reclamo lo bastante jugoso (como era el caso) y un par más de bandas que justifiquen una entrada de treinta lereles en taquilla. Ver a estos monstruos del Death Metal es un placer, pero se entiende que no está al alcance de todos los bolsillos, y más teniendo en cuenta que poco tiempo antes hemos tenido la visita de The Haunted, de S.A., de Therion, la celebración del cada vez más multitudinario Festival Acordes de Rock, y en breve caerán Machine Head, Havok y Cephalic Carnage, etc… Reflexiones aparte: como digo, la pista de la Custom quedó enorme para albergar a un público que no llegó ni de lejos a doscientas personas en su momento cumbre con Immolation sobre la tarima. De hecho es la primera vez que veo que apagan los altavoces de la parte trasera de la sala (donde está la barra) para que la gente se arrime cerca del escenario.
Así, y tras abonar en taquilla el euro solidario obligatorio impuesto por la promotora a los fotógrafos que van a hacer su trabajo, entramos a las siete de la tarde en una sala con tres personas mientras los suizos Omophagia, que se habían sumado a la gira tan sólo unos días antes, les regalaban un conciertazo breve pero intenso vestidos de camisa y corbata. Técnica, velocidad y melodía a partes iguales, tremendos. Un acierto. Siguieron los FrancoAustriacos Monument Of Misanthropy, que añadieron un toque más de velocidad y brutalidad. Aunque el sonido no les acompañó como debiera, ofrecieron un concierto intenso de los de ceño fruncido en el que destacamos la técnica y velocidad de su baterista, el ex-Belphegor Simon «Bloodhammer» Schilling, metiendo Gravity a piñón con la baqueta sobre la caja con una soltura espectacular mientras ametrallaba el bombo sin tregua. Metieron un par de intros sampleadas entre temas para dar dinámica y respiro entre tanta cera que se agradecieron y enriquecieron. Muy buena sorpresa. Presentaron su único Lp, “Anger Mismanagement” de 2016, y demostraron que, pese a ser una banda relativamente reciente, ganan en directo.
Full Of Hell era el aliciente para asistir para los que ya hubieran visto a Immolation con anterioridad. El cuarteto de jóvenes de Maryland hace un Grindcore ultrademoledor ante el que es difícil permanecer indiferente. En estudio suenan estruendosamente potentes, y en directo sorprenden por el uso de samples y loops lanzados desde pedales analógicos colocados en un flightcase sobre un taburete por parte de su frontman y vocalista, Dylan Walker. El peso sonoro y visual lo llevan el mismo Walker y Dave Bland, el batería. Guitarra y bajo tienen un papel anecdótico en lo visual, que no en lo sonoro. El guitarrista pasó todo el concierto mirando su ampli y dando la espalda al público, y el bajista parecía aburrido y desganado pese al demencial conjunto de frecuencias que estaba generando junto a su banda. Si sumamos el hecho de que la duración media de sus temas es de minuto y medio, mas otro tanto que tardaban en empezar el siguiente, tras una serie de acoples sonoros, noises varios y demás, el show se hizo algo carente de ritmo. Y aunque sonara brutal y nos estuviera encantando, a veces queríamos que acabaran ya o que tocaran seguido de una vez. Supongo que generar esa ansiedad en el espectador forma parte del espectáculo planeado de los americanos, así que todo queda explicado y perdonado. Desde luego es difícil verlos por Europa, así que disfrutamos mucho de su extraña propuesta fresca de Grindcore Death de nueva generación.
Antes de la hora programada los cabezas de cartel subían al escenario de la Custom. Es la segunda vez en un mes que veo que en esta sala no colocan lona con logo en la trasera, mientras que en otras fechas sí lo hacen. ¿Pasará algo? Aunque en lo visual quedase sobrio, los cuatro miembros de Immolation, vistiendo un negro impoluto centran la atención en la destrucción que ofrecen durante la hora y cinco minutos siguientes. Lo que habíamos visto hasta ahora no tenía nada que ver, Immolation son una máquina engrasada de Death Metal americano de manual: riffs oscuros, técnicos, rápidos, y llenos de disonancias. Bien es cierto que en el último y décimo disco, “Atonement” (2017), los neoyorkinos han optado por reducir el tempo de sus composiciones para centrarse en armonías más oscuras. Que han bajado revoluciones, vaya. Quizá los más puritanos echaron en falta un setlist más clásico, con más cortes de la obra maestra llamada “Dawn of Possession” (1991), pero no pudo ser. Hasta cinco temas sonaron de su nuevo disco, como era predictible. Y en realidad fue una intensísima gozada el concierto, tan intensa que los citados sesenta y cinco minutos se hicieron largos. La mezcla sonó fuerte, directa y compacta, como si hubiese una sola guitarra que se fundiera con el bajo no demasiado brillante, y con la tremendísima percusión. En lo individual, el nuevo guitarra Alex Bouks resultó ser una gárgola a pesar de su habilidad rítmica a las seis cuerdas; el batería Steve Shalaty nos dio exactamente lo que queríamos: tanta leña que nos retumbara el pecho. Si tenemos que resaltar algo es la precisión y personalidad en lo global de Robert Vigna y la voz de Ross Dolan, para mí una de las más tremendas del Death Metal a nivel planetario.
Vigna es en sí mismo un estandarte de Death Metal norteamericano. Nos encandiló con sus riffs, tan llenos de detalles y disonancias únicos (aunque en ocasiones pequen de repetitivos y cuadrados), y sus solos, caóticos y cromáticos, y algo artificiales. Su forma de tocar, tan expresiva, moviéndose en aspavientos sin parar, crea un contrapunto exagerado con el inexpresivo Bouks. Dolan, por su parte, es un frontman espectacular: se mueve, aporrea el bajo a dedos, y contagia furia y energía a la concurrencia. Su voz es la que unifica la mezcla devastadora, grave, afilada, compacta. Y poco más se puede decir. Hubo más bocas abiertas que pogo en la pista, porque no éramos muchos (los de siempre del rollo extremo de Sevilla y alrededores), y porque estábamos más pendientes de cómo lo hacían los que estaban arriba que de lo que hacían. Buena noche de Death Metal de calidad que nos dio lo que pedíamos. Ni más ni menos.
Texto y fotografías: Odigir Olaf.
Immolation setlist:
The Distorting Light
When the Jackals Come
Father, You’re Not a Father
Swarm of Terror
Majesty and Decay
Once Ordained
Thrown to the Fire
Kingdom of Conspiracy
Destructive Currents
Into Everlasting Fire
Den of Thieves
Fostering the Divide
Immolation
Close to a World Below
Texto y fotografías: Odigir Olaf.
Promotor:Madness Live Productions
Día:2018-03-25
Hora:21:00
Sala:Custom
Ciudad:Sevilla
Puntuación:8
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