Avenged Sevenfold no llenan pero hacen estallar Barcelona

Conciertos como el de ayer hacen que la duda sobre el relevo se vaya disipando. Ahora falta que la vieja guardia empiece a aceptar a bandas como esta y deje de quejarse de que grupos como Trivium sean teloneados por históricos como Annihilator. El cambio es necesario, pese a quien le pese.

Sinceramente soy de los que estuvo en la gira de “Nightmare” en el Sant Jordi Club y de los que salió algo decepcionado con Avenged Sevenfold. Tampoco en Wacken llegaron a convencerme, cosa que siempre conseguían en disco. Pero tras todo lo acecido ayer en Badalona, creo que estamos delante de una banda esperanzadora para el gris futuro. Legiones de fans jóvenes se atrincheraron desde la madrugada. Algunos han pasado de One Direction y de Justin Bieber a los Avenged… pero es normal. Muchos de mis alumnos de instituto también asistieron a ver a un grupo que llevó un espectáculo impresionante. Y eso es realmente bueno. Cuando mueran las grandes bandas de los 80 el futuro no quedará en el revival y los tributos si hay bandas jóvenes que dan el paso. Una noche de fuego y decibelios siempre suele ser una gran noche.

El pabellón del Joventut de Badalona ya no vive esas noches mágicas y la élite del baloncesto queda lejos. Los colores verdinegros vivieron, eso sí, una velada para el recuerdo. Por motivos laborales me quedé sin ver a Avatar, una banda que me encanta en disco y poco en directo. Su nueva obra no es la mejor que han grabado, pero por los comentarios vertidos cumplieron bien el expediente. Sus miembros se pasearon por las gradas haciéndose fotos con los fans. Los que se salieron fueron los Five FInger Death Punch. Llenaron bien el escenario y gozaron de un sonido inmenso; pocas veces visto para unos teloneros. Llevaban un cartel trasero de dimensiones mastodónticas. Pronto las cadenciosas “Under and Over It” y “Burn It Down” llenaron el emplazamiento. Su groove es espectacular. Puede que no sean los más originales, pero convencen a base de técnica y contundencia. Los americanos demostraron su valía con cortes como “Hard to See”, más melódica y accesible, capitaneados por un gran Ivan Moody a las voces. La versión de Bad Company todo un puntazo, pero lo que más destacó fue la espectacular base rítmica. Batería y bajo son una auténtica locomotora en temas como “Burn It Down” o “Burn MF”. Se despidieron entre aplausos tras “The Bleeding”, otro de sus himnos infaltables, combinando momentos calmos con pura agresividad. Muy buena recepción por parte del público, muy hambriento de nuevas sensaciones.

Pero cuando retiraron el telón la gente ya empezó a gritar. Las ganas para ver a los Sevenfold eran enormes. Ya estaba ganado todo de antemano antes de que salieran. Había incluso mucha gente pintada dando color al evento. Se apagaron las luces y la intro de “Shepherd on Fire” se hizo carne. La alucinante calavera con alas de murciélago empezó a soltar fogonazos y el grupo salió a escena. Shadows fue el último. Espectacular voz. ¡Cómo ha mejorado este chico! Muchísima intensidad y poses de rockstars. No era para menos con esas escaleras traseras y esas plataformas elevadas en la proa de la escena. Gran fichaje el de Arvin Ilejay tras los tambores que deja en anecdótico el paso de Portnoy por el grupo. De todas formas la presencia de The Rev está en todo momento. Menciones del grupo, fans con banderas alusivas a su nombre y partes grabadas en los coros que respetan la obra del fallecido baterista. “Critical Acclaim” empezó con un petardo y demostró las enormes dotes de los seis cuerdas. Synyster Gates es un máquina y esos solos de inspiración clásica fueron exquisitos.

El delirio absoluto tiene nombre y se llama: “Welcome to the Family”. Locura total, saltos, puños en alto y un grupo que demostraba que estaba en su cénit. Volvía la música clásica en “Hail to the King”, muy ovacionada, y el deje Guns N’ Roses total en “Doing Time”. Gran tema, si bien la conexión con el grupo de Axl es total. Shadows nos decía que le encanta España y Suramérica porque la gente canta incluso los solos de guitarra. Dedicaron un tema a The Rev y cayó la preciosa “Buried Alive”. Impresionante el crescendo y la intensidad conseguida en este tema. Incluso las llamas aparecieron tras los ojos de la calavera. Parecía que el disco “Nightmare” era el favorito de la gente.

El piano de “Fiction” irrumpió en el pabellón y el griterío volvió a ser ensordecedor. Otra gran dosis de calidad para empalmar con otra de las imprescindibles: “Nightmare”. “Afterlife” indagó en el pasado dorado del combo americano. Gran actitud y muchas carreras por escena por parte de un Shadows que realmente bordó su labor vocal. Estribillo cantado a pleno pulmón y otra ovación final. El solo de guitarra de Synyster fue excesivamente largo. Combinó con la batería y finalmente hubo un amago de jam. Bajó un poco las pulsaciones que volverían a aumentar con “Requiem”. Esa intro monumental fue impresionantemente bien recibida y las llamas iban a tiempo. Pero el gran momento fue “Bat County”. No fue la monumental “Beast and the Harolt”, pero el tema está a la altura del gran himno.

Los himnos iban a ser dos, ambas de su segunda obra: “Waking the Fallen”. Más desconocidas pero pareció que los fans se las sabían todas. Gran final con “Chapter Four” y “Unholy Confessions”. Petardazo, fogonazos y pirotecnia final. Sólo hora y media, pero de una intensidad y una entrega absolutas. Nada que ver con lo vivido en 2010. Puede que el envoltorio del fuego y  la escenografía llegue a engañarnos pues es lo más novedoso respecto a su otra gira… pero no nos engañemos… también hay un notable cambio de actitud y un grupo que sale directo a la yugular. Shadows canta mejor que nunca y el grupo consigue un sonidazo espectacular. Conciertos como el de ayer hacen que la duda sobre el relevo se vaya disipando. Ahora falta que la vieja guardia empiece a aceptar a bandas como esta y deje de quejarse de que grupos como Trivium sean teloneados por históricos como Annihilator. El cambio es necesario, pese a quien le pese.