Pasa lo de siempre. Los grupos míticos, aquellos que llevan la tira de años
en el negocio de la música, son los que nunca, o raramente, fallan en un festival.
Por eso se les tiene tan merecido respeto. No creo que nadie, después de ver
y disfrutar del potente directo que WASP no regalaron esa noche, ponga en duda
el altísimo nivel que a día de hoy aún mantienen Blackie Lawless y los suyos.
Aunque éste no lleve consigo su extravagante (y también mítico) micrófono,
aunque en su espectáculo (por lo menos en los últimos festivales en los que
han participado en nuestro país) falten detalles visuales que se esperan y
de los que tanto dependían en sus tiempos mozos, y aunque la ausencia de la
figura de Chris Holmes parezca que haya dejado un vacío a nivel compositivo
en las últimas obras de la banda. Nada; nada de eso importa ni pasa por la
mente cuando el grupo se planta encima del escenario y nos golpea a base de
clásicos y más clásicos con tan soberano estado de forma.

Sin lugar a dudas, WASP gozaron del mejor sonido, no solo del Viernes, sino
de todo el festival, y además contaron con una de las presencias más numerosas.
Y no era para menos, muchas eran las gargantas que se esforzaban para acompañar
a Lawless en los estribillos de temas como “On Your Knees”, “Love Machine” (incluirla
dentro de las primeras de su listado, es jugar con carta ganadora), “The Idol” o “Sleeping
In The Fire” por decir algunas dentro de ese mar de piezas clásicas. Momentos
inolvidables hubo tantos como canciones sacaron a lucir. El rescate de “Widowmaker” tuvo
una acogida que ni los mismos miembros de WASP se esperaban, “Wild Child” sonó de
fábula y “Animal (fuck like a best)” cobró en directo un sentimiento especial
para los allí reunidos. Y así hasta su incombustible “I Wanna Be Somebody” donde
la banda tras un intenso, directo y aplastante show, abandonaba el escenario
para volver a ponernos la sonrisa en los labios en el bis con una esperada “Blind
In Texas” como colofón de una actuación de sobresaliente.

Todo fue perfecto, todo fue sobre ruedas. El comportamiento y entrega de todos
los miembros fue intachable, incluso se comienza a tener en cuenta la gran
labor del guitarrista Darrel Roberts, que ejecutó sus solos a un altísimo nivel
sin que Holmes siga haciéndole sombra. Y no es menos destacable el papel de
su nuevo batería (por lo menos para los presentes compromisos) Patrick Johansson.
WASP demostraron que aún les queda muchas balas en la recámara, y conciertos
como estos lo dejan patente. Simplemente inolvidable.

Texto: Satur Romero / Fotos: Satur Romero - Penumbra

Datos:Nave Medina Elvira
Atarfe (Granada)
Promotor: BR Music
Público: 5.000 personas

Día:10/03/2006

Puntuación:10