Hay ocasiones en las que no se sabe muy bien si por instinto, casualidades o por pura coincidencia, acabas en sitios remotos acudiendo a citas de lo más insospechado. En este caso hay que decir que en parte sí que estaba planificado, pero fue sobre todo gracias al interés de última hora y a la posibilidad de adelantar el viaje hasta la capital francesa, lo que me llevó a personarme en la parisina sala Le Klub, un local del que también se ha hablado en la crónica del festival Doom Over Paris y del que simplemente diré que se trata de una opción muy justa en medios para la celebración de conciertos. En este caso poco importó, ya que se trataba de una velada acústica y para ello se decidió celebrar el concierto en la sala de abajo, siendo ésta la más pequeña de las dos existentes.

Con una propuesta más que intimista, me sorprendió la calma y parsimonia con la que el público encaraba el concierto. En una especie de ambiente familiar, con una atmósfera de paz excesiva, cada asistente tomó posiciones, ya fuera sentado en alguno de los sillones del fondo de la sala, tirados literalmente en el suelo, u ocupando las posiciones laterales cercanas al escenario.

Sobre las tablas se había dispuesto una pantalla con proyecciones, unos leds de luces blancas decorativos y una mesa cuyo montaje consistía en instrumentos imposibles de procedencia lejana y desconocida, además de un Mac que daba ciertas pistas de lo que habría de llegar.

Para abrir boca en aquella tarde del viernes, los franceses G.NOVA prepararon un set que gustó y descolocó a partes iguales. Su estilo ambient etéreo no guarda una directriz clara, con influencias folclóricas de distinto pelaje (hindúes, centroeuropeas, clásicas) y con temáticas tan dispares como la naturaleza o la onírica más estrafalaria.

Los cinco componentes tomaron posiciones y aquí llegó la primera sorpresa. Sus indumentarias tenían mucho que ver con la de los personajes de Final Fantasy o criaturas similares. No soy muy entendido en la materia, pero desde luego su guitarrista Kasumi parecía recién sacado de alguna de las historias de dicha saga.

La propuesta musical, instrumental de base, mezclaba los mencionados sonidos ambient con pasajes de post-rock, progresivos y elementos étnicos. Además de todo esto, G.NOVA incorpora  un volin de mano de Yume, que con una orientación más clásica en lo que se refiere a su instrumento, nos regaló bonitas melodías que mejoraron el resultado de esta propuesta tan ecléctica.

En el plano de las influencias, podemos hablar un poco de lo mismo: mucha y diversa. Mezcla a DEAD CAN DANCE con autores japoneses, SOPOR AETERNUS, DARK SANCTUARY y algo de post-rock y a lo mejor te acercas a lo que practica este cuarteto. Ante tal profusión de estilos, resultó difícil encasillar a los cuatro músicos que tan pronto sacaban una especie de tuba enorme, como se marcaban un solo de guitarra en una onda más metálica.

En cualquier caso, fue curioso de ver y de escuchar, aunque sólo fuese por mera curiosidad.

Pero lo que sin duda la gente esperaba, era la venida del señor Mick Moss y su compañero Duncan Patterson, que prometían una noche acústica para el recuerdo, con un repaso de temas de ANTIMATTER, ANATHEMA e IÓN. Aunque pese a esta propuesta conjunta – y es un hecho fehaciente y comprobado- lo que más sigue tirando es todo aquello que huela o tenga que ver a ANATHEMA, y a las evidencias me remito, ya no sólo por el número de camisetas en el foso (en un porcentaje notable dado que apenas seríamos 50 personas), sino por los aplausos recibidos cuando tocaba interpretar un tema de los británicos.

La puesta en escena brilló por su ausencia, cosa que para nada importaba dado lo que íbamos a presenciar esa noche. Me llamó la atención lo del bote de mermelada con su consiguiente cuchara que pusieron delante de las dos sillas altas y que no utilizaron en ningún momento.  Pura anécdota.

Duncan tomó su mandolina, mientras que Mick hizo lo propio con su guitarra española. La velada obviamente iba a ser acústica, cosa que le dio un aire diferente y sirvió para cambiar el chip habitual de distorsión y decibelios.

A partir de este momento, todo fueron sorpresas y la conexión con el público fue absoluta, en un ambiente totalmente distendido. Eso fue quizá lo que hizo de la noche algo mágico.

Para comenzar, el dueto abrió fuego con el “Eleanor Rigby” de los BEATTLES. He visto miles de versiones y esta me pareció tremenda. Muy simple y vistosa.

Los músicos comenzaron serios, pero poco a poco se fueron soltando y haciendo bromas. Comenzaba entonces el repaso de los temas de ANTIMATTER, con temas de toda su discografía. Fue curioso comprobar como Mick suplantó las voces femeninas de Michelle Richfielden los temas de “Saviour” y “Lights Out”, quedando un resultado extraño pero aparente. Pero lo que ya acabó por erizar la piel de muchos de los allí presentes fueron los primeros acordes de “Lost Control” del aclamado “Alternative 4” de ANATHEMA. Obviamente lo que habría de caer fueron temas de la época en la que Duncan desempeñó un rol en la banda. Así que para los fans del material antiguo, aquello nos supo a gloria.

Pero es que esto no fue todo. Cuando ya creíamos que todo el pescado estaba vendido, Mick anunció la llegada de un “invitado muy especial”. Y esquivando a la gente del público apareció el mismísimo Vincent Cavanagh para cambiar el puesto con el primero y comenzar con los primeros acordes de “Lucy In The Sky With Diamonds”, también de los BEATTLES. Los aplausos subieron en intensidad y muchos no acabábamos de creernos la aparición espontánea. La gente llegó al extremo de pedir “Sleepless”, y hubo un guiño en tono distendido por parte del propio Vinnie que se arrancó con los primeros compases del tema. La cosa no pasó de ahí, y es que las bromas se intercalaban entre tema y tema, y no fueron pocas las veces que los músicos se arrancaron con temas de “Star Wars”, “Cazafantasmas” o “El Coche Fantástico”. Desde luego que arrancaron más de una sonrisa.

Mick volvió entonces a su puesto y siguió la fiesta, íntima y calmada, pero fiesta a fin de cuentas. Realmente en ese momento muchos nos dejamos llevar hasta que la velada tocó a su fin. Pero la cosa no terminaría ahí, y es que después del concierto oficial se montó un mini concierto alternativo con algunos de los que nos quedamos en la sala hasta que la cosa no dio para más. Fue momento de fotos, charlas, y recuerdo de anécdotas del pasado. Entre tanto, Haavard de Aftermath puso el chiringuito improvisado donde todo aquel que quiso pudo adquirir una copia del álbum en vivo de ANTIMATTER.

Una noche íntima, quizá poco espectacular en medios, pero intensa y memorable. Esperemos que la próxima pueda ser en España, independientemente de la próxima venida de ANATHEMA a nuestro país con LEAFBLADE.

Texto y Fotos: Alejandro Pérez

Promotor:Epiphora

Asistentes:50

Día:10/04/2009

Hora:19:00

Sala:Le Klub

Ciudad:Paris

Puntuación:9