Los franceses presentan un álbum donde sorprenden cambiando por completo la temática de sus tres anteriores discos pero sin desviarse de su línea compositiva y exponen sus motivaciones a la hora de trabajar.
Vio-lence, Exodus, Nuclear Assault o Anthrax entre otras muchas, son bandas estadounidenses que surgieron en los años 80 en la denominada Bay area thrash metal en San Francisco, California y que en sus inicios empezaron a tocar en salas sucias, pequeñas y desastrosas en un movimiento “Underground” que cambió la historia del Heavy Metal para siempre.
Hace algo más de tres años, El País publicada un reportaje titulado «Cazadores de sonidos duros» destinado a reivindicar que si bien la época dorada del metal en Madrid se encontraba ya lejana en los 80, el legado de toda aquella cultura se mantenía vivo y muy vigente a través de una gran cantidad de locales de la capital que gozaban de buena salud. En la habitual naturaleza irónica del transcurso de este tipo de cosas, no nos queda más que reír con lástima al hecho de que ni tan siquiera un lustro después de que la prensa generalista se hiciera eco de algo así, la situación haya seguido decayendo de una forma tan dramática y preocupante como lo está haciendo en la actualidad.
