Tras una larga espera, una de las giras del año aterrizó al fin en Barcelona. Rozando el sold out en nada más y nada menos que en el Sant Jordi Club, Amon Amarth venían dispuestos a demostrar porqué son una de las bandas más relevantes del panorama actual, a dar un golpe sobre la mesa y a dar fe de que cuándo los titantes comiencen a caer, ellos estarán ahí para recoger el testigo y ser los referentes de toda una generación. El cartel es en sí mismo era un placer para la vista, y es que reunía como teloneros tanto a una banda célebre por sus directos contundentes como Hypocrisy como a otro titán del death metal melódico: unos muy queridos Arch Enemy.