Cada vez más artistas denuncian que los porcentajes de merchandising que se quedan las salas son "un robo". Ahora otro músico abre el melón.

El músico Jeff Rosenstock abrió recientemente en las redes sociales un importante melón que cada vez resuena más entre la comunidad musical. Rosenstock usó su cuenta de Twitter para denunciar una práctica que según él, «afecta directamente la economía de las bandas».

Se refiere a la norma que tienen algunos recintos de conciertos de llevarse hasta un 20% de las ventas de merchandising oficial de los grupos que allí actúan.

Una práctica injusta

«‘Nos parece injusto que se nos obligue a aumentar el precio de nuestro merchandising en ciertos recintos debido al porcentaje que nos quitan», expresó Rosenstock. El músico argumentó que si el recinto puede llevarse un porcentaje de sus ventas de merch, sería justo que las bandas también obtuvieran un porcentaje de las ventas de bebida.

«Por esa lógica, deberíamos recibir una parte de las ventas del bar, ya que atraemos a cientos o miles de personas al lugar. Es totalmente incoherente que después de estos shows increíbles, alguien se quede con una parte de nuestros ingresos y luego nos diga ‘¡hasta la próxima!'» reflexiona.

Rosenstock no está solo en esta batalla. Steve Albini, el afamado productor, intervino en la conversación señalando que «las bandas tienen que insistir en este tema durante las negociaciones, porque para los agentes de contratación esto no es una prioridad ya que no afecta a sus ingresos». Según Albini, su experiencia le dice que «las tarifas de mercancía son 100% negociables» con los recintos.

En los comentarios, otros artistas se han sumado a la conversación, compartiendo sus propias experiencias. «He tocado en lugares donde se llevan hasta el 50% de las ventas del merch. Es una locura», compartió un músico que prefirió mantenerse en el anonimato. Y es que el impacto de esta práctica se siente con más fuerza en las bandas independientes. «Cuando eres una banda grande, puedes permitirte perder algo en ventas de merchandising, pero para bandas más pequeñas, puede ser un problema real», señaló otro artista.

En tiempos recientes, diversos artistas como Derrick Green de Sepultura y Dino Cazares de Fear Factory también han manifestado su descontento. Anders Fridén, vocalista de In Flames, exhortó a una acción colectiva contra estos recortes: «Todos tenemos que reaccionar; no pueden ser solo algunas bandas las que digan algo. Es una carga económica enorme».

Rosenstock concluyó su mensaje con un llamado directo a los seguidores: «Si quieres ayudar a tus bandas favoritas, compra su merchandising directamente a ellas. No compres en el recinto».

Con posturas válidas en ambos lados del espectro, lo que es claro es que se ha abierto (de nuevo) un debate necesario sobre cómo deberían distribuirse los ingresos en la industria de la música en vivo. Mientras tanto, el consejo de Rosenstock parece ser el más sensato: apoyar a los artistas comprando directamente de ellos, asegurando así que reciban la totalidad de las ganancias y ayudando a eliminar intermediarios innecesarios.