El conocido festival de música asentado en el area metropolitana dejará de hacerse en 2023 tras un problema de permisos con el ayuntamiento.

El Barcelona Beach Festival, más conocido como BBF, ha anunciado que -después de siete ediciones- no volverá a celebrarse. Según indica Live Nation en nota de prensa «el ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs se niega a concedernos las licencias de actividad y, ante la imposibilidad de conseguir otra ubicación con las condiciones idóneas para hacer posible la celebración del festival, este año el BBF no tendrá lugar».

El festival, una cita de referencia para la música electrónica y el público más joven en nuestro país, había contado con nombres como los de Avicii, David Guetta, Steve Angello, Martin Garrix, Alesso, Armin Van Buuren y muchos otros a lo largo de su historia.

Una historia que viene de lejos

La polémica con el ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs ya alcanzó el límite el pasado año 2022 cuando, a escasas horas de abrir puertas, la administración local decidió no conceder los permisos necesarios para llevar a cabo el festival. En aquel entonces, el 1 de Julio de 2022, el ente público denegó la licencia al festival un día antes de su inicio, con 30.000 asistentes previstos.

El municipio se escudaba en que no había un informe de los Bombers de la Generalitat, quienes alegaban no haber dispuesto de tiempo para elaborarlo debido a que Live Nation entregó tarde la documentación necesaria. Pero la Direcció General de Prevenció, Extinció d’Incendis i Salvaments de la Generalitat, responsables del informe, comunicó al ayuntamiento que si las condiciones técnicas del festival son «las mismas» que las de ediciones anteriores, se podía asumir que se garantizaban las condiciones de seguridad en caso de incendio. No obstante, se traspasaba al ayuntamiento la responsabilidad de la verificación de dichas condiciones técnicas.

Así pues el ayuntamiento denegó el permiso para eludir cargar con dicha responsabilidad. Finalmente, Bombers ratificó su informe de la anterior edición y el promotor firmó un descargo de responsabilidad asegurando que el festival contaba con las mismas condiciones que en la anterior edición.

Tras el embrollo, el festival pudo abrir sus puertas con normalidad. No obstante, el ayuntamiento se ha cobrado ahora su venganza denegando futuras licencias de actividad para el mismo. En un año marcado por las elecciones municipales y por giros argumentales políticos de toda índole enmarcados en la batalla por las urnas, no deberían extrañarnos situaciones como la del Barcelona Beach Festival.