Poets of the Fall reinventan su estilo de la mano de los dioses celosos
Poets of the Fall son una banda, guste o no, singular. Los fineses han sabido labrar su propio camino desde que comenzasen sus andaduras allá por 2003, y a través de su rock alternativo siempre cambiante pero al mismo tiempo fiel a una premisa fuertemente melódica, están cerca de lograr cifras tan espectaculares como cerca de 100.000 discos vendidos en su país de origen. Esteban Portero entrevista a Marko Saaresto, cantante y frontman de la banda, con motivo de la publicación de «The Jealous Gods», su sexto álbum de estudio, dando inicio a esta hablando sobre la grabación del mismo. «Ha sido una ocasión muy especial y divertida porque grabamos en varios estudios distintos y tuvimos la oportunidad de trabajar con mucha gente distinta, lo cual siempre es enriquecedor. Para nosotros siempre es una experiencia muy tranquila y relajada: trabajamos en las canciones hasta que nos salen a la perfección y entonces grabamos. Cocinamos, preparamos café… hasta nos vestimos como si estuviéramos de estar por casa (risas).»
Conocidos por su sentido literario y dramático, es evidente que queremos saber qué significado oculta el título de este nuevo trabajo. «Los títulos de los álbumes siempre nos dan mucho juego a la hora de pensar en sus significados, y al principio «Revolution Roulette», «Twilight Theater» y «The Jealous Gods» debían ser una trilogía: el primero te dice «ten cuidado con lo que deseas», el segundo dice «ten cuidado con lo que crees ver» y el tercero te dice «no vayas deprisa y aprecia lo que tienes en este momento». Líricamente este trabajo también habla mucho sobre la ironía de la vida, y cómo muchas situaciones se nos presentan en momentos inadecuados y cómo tenemos que adaptarnos para seguir adelante. Por eso la portada es una señal de carretera que advierte sobre la tormenta, porque quizá en cualquier momento un Dios celoso te lance un rayo, un cambio en tu vida inesperado.»
Recientemente el conjunto publicó un espectacular videoclip para «Daze», el single de «The Jealous Gods», en el cual vemos un gran despliegue de medios del cual Marko tiene mucho que decir: «Estuvimos dos días de grabación, pero el proceso fue mucho más largo a la hora de trabajar con el diseño de las vestimentas y el maquillaje. Personalmente fue un poco duro para mí, porque tuve que estar como dos horas y media sentado mientras me maquillaban, absolutamente tedioso. Entre eso y la ropa, me sentía como un espantapájaros, apenas conseguía moverme con soltura. Entonces te ponen en una silla, te dan una copa de vino, encienden llamas a tu alrededor y te dicen: ahora canta (risas). Todo el rato me decían que no entrase en pánico, pero al principio era difícil. Además, rodamos en Finlandia, con el frío que hace de noche y con lo poco que abrigaba mi traje… el contraste de temperatura entre antes y después de que encendiesen el fuego me dejó descolocado. Pero ahí estaba yo, haciendo de payaso loco o como lo queráis llamar, intentando actuar con tranquilidad. Fue una experiencia muy curiosa.»
Sobre su constante evolución y qué ofrece de distinto cada uno de sus trabajos, Marko filosofa: «Cada álbum es especial porque es como una fotografía de quién eres en ese preciso momento. Me cuesta mucho imaginar que pudiésemos publicar dos álbumes iguales por ese mismo motivo: si lanzas un álbum cada dos o tres años, es difícil que el grupo siga siendo el mismo que el que era antes de ese periodo de tiempo. Lo que aprendemos en nuestras vidas personales lo aplicamos a nuestra música, porque es nuestra forma de expresarnos, así que cada álbum se nutre de nuevas experiencias vitales. A lo largo de nuestra carrera ha habido mucha gente que nos ha contactado diciéndonos que nuestra música los había ayudado de algún modo, que se habían sentido absolutamente identificados con algo que nosotros habíamos creado, y eso es maravilloso. Y a la vez, es lo que demuestra que somos capaces de canalizar experiencias humanas a través de nuestra música. Para nosotros, cada disco es un punto de inflexión.» A la hora de hablar de su propia música, la banda utiliza el extravagante término «cinematic rock», que ellos mismos nos explican: «Creo que nuestra música es muy visual, además de tener cantidad de elementos teatrales. No fuimos nosotros los primeros en colocarnos esa etiqueta, peto una vez la escuché fue como «sí, quizá sea una definición acertada». Nuestros discos contienen canciones muy distintas entre ellas, como distintas escenas de una película. También encaja muy bien con cómo trabajamos: cuando escribimos todo tiene que ser parte de una gran historia.»
Una de las aventuras más interesantes que ha vivido el grupo fue la de componer para el exitoso videojuego Alan Wake. Le pedimos que haga memoria sobre cómo fue aquella oportunidad y nos cuente cómo gestaron algo tan único. «El proceso fue muy interesante: ir a hablar con los desarrolladores del juego e intentar conectar con ellos para conseguir hacer algo que se adapte lo mejor posible a su producto es algo muy enriquecedor. La clave estaba en contrastar las ideas de la banda con las de los desarrolladores constantemente, debatir constantemente sobre qué es lo que mejor encajaría, fue un intercambio de puntos de vista excepcional y croe que trabajamos muy bien juntos. Una vez salió a la venta me absorbió totalmente, me parece un juego genial. Además, era curioso estar jugando y de repente oír tu propia voz (risas). Creo que al fin y al cabo se trató de una simbiosis: muchos jugadores se hicieron seguidores de la banda a raíz de eso y muchos de nuestros fans acabaron enganchados al videojuego. ¡Fue estupendo!»
La banda ya ha anunciado fechas para presentar «The Jealous Gods» por el norte y el este de Europa, pero de momento no hay nada confirmado para el sector mediterráneo del continente. «El problema es que a la hora de montar las giras hay una maquinaria enorme detrás de todo ello, y para nosotros es muy frustrante no poder ir a todos los lugares que nos gustaría. Recibimos mensajes constantemente desde muchos países que nos encantaría visitar, pero desgraciadamente este negocio es muy complicado y las cifras asustarían a más de uno. Pese a todo, no nos podemos quejar demasiado, puesto que en los últimos años estamos expandiendo mucho nuestras fronteras, visitando países en los que nunca habíamos estado antes, así que seguiremos trabajando en ello.» Por último, Marko concluye la entrevista hablando sobre el lugar más lejano que haya visitado con la banda: la India. «Fue una locura. El público de allí es absolutamente diferente a cualquier cosa que hubiéramos visto hasta entonces… igual que el país en general. Es divertido cómo vivimos metidos en un mundo absolutamente occidental, y cuando viajas a sitios como este, te quedas perplejo. Fue muy enriquecedor, aprendimos muchísimo como personas. Para mí, personalmente significó mucho a la hora de escribir nuevas letras.»
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