Apenas quince meses tras la edición de ‘Whoosh!’, Deep Purple estaban que se subían por las paredes. No era para menos en el caso de una banda que, como su propio bajista admite, “se pasaba la mitad del año girando por todo el mundo”.

Al ver que la situación sanitaria no remitía y que el tiempo pasaba, Purple se lanzaron a grabar un nuevo disco eliminando del planteamiento lo referente a componer nuevas canciones. A fin de cuentas, las canciones de Purple son jams que van evolucionando y toman diferentes formas en base al input que los miembros de la banda aportan en el estudio. 

“Solo quedaba la opción de hacer un disco de versiones, no íbamos a hacer jams por Zoom”, dice jocoso Roger Glover a través de una videoconferencia precisamente a través de ese mismo medio. Y el resultado a tamaño reto artístico y logístico fue ‘Turning To Crime’, un disco de versiones ligero y efervescente por parte de un grupo que ha pasado, de largo, la edad de jubilación. Purple se ciñen a sus influencias o a las bandas que les han marcado de un modo u otro. Es por ello que se encuentran una selección de canciones especialmente anclada en predecesores o coetáneos -a fin de cuentas nadie querría un disco de Deep Purple haciendo versiones de C. Tangana o Judas Priest-.

Deep Purple (Foto: Ben Wolf)

Así pues, la banda se descuelga con un mix de Arthur Lee (“7 And 7 Is”), Bob Dylan (“Watching The River Flow”), Bob Seger (“Lucifer”) o Peter Green (“Oh Well”) que -integrado en el universo y dinámicas sónicas de Purple- no desentona en absoluto con el legado del grupo. Quizá precisamente por eso fueron influyentes: porque ayudaron a conformar el sonido del púrpura profundo. Hablamos con Glover sobre las circunstancias que han rodeado esta nueva edición y, como siempre, sobre la vida. Así en general. 

¿Cómo has lidiado con el último año y medio?

La única salvación es que es algo por lo que ha pasado todo el mundo. He podido pasar mucho tiempo con la familia y eso les ha gustado. Adoran mis capacidades culinarias. Normalmente me paso la mitad del año de gira, así que ha supuesto un gran cambio tenerme en casa. 

He podido empezar a trabajar en un libro. Será una autobiografía, a falta de un término mejor. Será mi historia. Como banda queríamos hacer algo y, en realidad, somos una banda de jam. Las canciones de Deep Purple surgen haciendo jams, no sentándonos a componerlas. Son piezas que van evolucionando a medida que ensayamos, así que no tenía mucho futuro hacer un disco de canciones nuevas por Zoom. Dijimos ¿qué otra cosa podemos hacer? Y decidimos hacer un disco de versiones. 

Así que os pasasteis al crimen (‘Turning To Crime’)…

Bueno, hay gente que piensa que es un crimen que la banda haya hecho un disco de versiones. Según el videoclip nos han arrestado por ello, pero realmente no hemos robado nada… tan solo lo hemos tomado prestado (risas). ¡Ahora lo devolvemos! ¿Cuál es el crimen entonces? (risas)

“Estar en una banda tiene un componente muy atractivo. Te sientes como si fueses parte de una banda de maleantes” (Roger Glover)

Después de ‘Rapture Of The Deep’ la banda se pasó ocho años sin editar nuevos álbumes de estudio. Parece que esa tónica ha cambiado en los últimos años con Deep Purple editando cuatro discos de estudio -incluyendo este trabajo de versiones-. ¿Qué ha cambiado? 

Después de ‘Rapture Of The Deep’ nuestra voluntad de hacer nuevos discos de estudio no estaba en máximos. No nos parecía algo especialmente interesante. Estábamos muy ocupados girando y apartar tiempo para poder hacer un disco no parecía lo más inteligente. Somos una banda que puede girar continuamente sin necesidad de tener un álbum nuevo que publicitar.

Yo pensé que debíamos pasar a hacer singles que se publicasen cada pocos meses. Estaba equivocado. Me di cuenta de que somos un grupo de discos y que los discos son una instantánea de lo que es esta banda en cada momento. Es algo importante para nosotros y para los fans.

Bob Ezrin vino a vernos y creo que no estaba demasiado interesado en producir a Deep Purple. Nos dijo que no quería ser percibido como el productor que solo trabajaba con bandas clásicas. Hasta que nos vio tocar en Toronto. Entonces aceptó trabajar con nosotros. En ese proceso, con Bob Ezrin  produciendo, nos dimos cuenta de que podíamos hacer cosas que no habíamos hecho antes. Fue galvanizante volver al estudio en lugar de seguir yendo de escenario en escenario continuamente.

Cuando hicimos ‘House Of Blue Light’ nos pegamos seis meses en el estudio y viéndolo ahora me parece una cantidad de tiempo ridícula que pasar grabando un disco. Bob Ezrin fue capaz de acelerar el proceso mucho y cuando hicimos ‘Now What?’ aprendimos mucho de nosotros mismos. Ezrin dejó de ser productor para convertirse en amigo y a día de hoy quiere hacer cosas tanto como nosotros. Eso es un cumplido muy grande viniendo de alguien como él.

Deep Purple (Foto: Ben Wolf)

Al final del día, ¿necesitan Deep Purple un productor? Ya hay una figura que ha ejercido de productor en el pasado, como es tu caso. 

Podríamos ponernos a analizarlo, pero producir a una banda de la que formas parte es muy complicado porque no te escuchan en absoluto. Eres “el bajista” y ya está. Que alguien conduzca el coche no significa que la producción vaya a ser necesariamente buena. Una buena producción necesita de una mente dedicada exclusivamente a ello. Bob Ezrin es esa mente y confiamos en él. ¿Cómo no vamos a confiar en él con el currículum que tiene?

Lo que ha hecho Ezrin es ensanchar nuestros horizontes compositivos. No puedes estar en conflicto con tu pasado. Tu pasado está ahí, no puedes cambiarlo y la gente va a comparar las cosas siempre. Pero nosotros estamos en él ahora y tenemos que hacer las cosas con las que nos sentimos satisfechos en este momento. No podemos componer un nuevo “Highway Star”.

Es que tampoco tenéis ya 20 años. 

Claro. Y no tenemos que estar a la altura del pasado. Tenemos que estar a la altura de nuestro presente. 

¿Por qué escogisteis esta selección de canciones en concreto? ¿Tiene cada tema un significado determinado para los miembros de la banda?

Tuvimos llamadas en conferencia con toda la banda y Bob. Estábamos hablando de qué podríamos hacer con el nuevo disco y llegamos a la conclusión de que nuestras canciones surgen estando juntos así que, sin estar juntos, teníamos que inventarnos otra cosa. Si eliminamos la composición de la ecuación y nos ceñimos a interpretar, lo que nos queda son las versiones. 

“Todos tenemos diferentes creencias religiosas, sentimientos políticos y demás pero nunca hablamos de ello porque sabemos que es mejor evitarlo” (Roger Glover)

Cada uno de nosotros escogió 10 o 20 canciones que pensaba que podrían funcionar. Eso nos dejó con unas 60 canciones entre las que escoger. Hicimos un sistema de votos creado por Bob y marcamos un Top 5 que tenían que estar. De ese modo nadie se ofende: nadie sabía que habían votado los otros. Al final todas estas canciones están conectadas con nosotros de una manera u otra. O significan algo emocionalmente o tuvieron un determinado efecto las primeras veces que las escuchamos. Son como una autobiografía musical de nuestra juventud.

Cuando grupos jóvenes hacen tributos a bandas que les influyeron suele tratarse de grupos que existieron 20 o 30 años antes que ellos. En vuestro caso se trata, en muchas ocasiones, de coetáneos. ¿Supuso una mayor responsabilidad versionar a artistas con los que mantenéis una relación más cercana en el tiempo?

No más responsabilidad que la de hacer un disco. Quieres hacer un buen disco siempre. Casi siempre funciona pero a veces no. En mi caso escogí “7 And 7 Is”. Cuando Ian Gillan y yo estábamos en una banda en los años 60 versionábamos muchas canciones de Arthur Lee’s Love. Me gustaban porque tenían estructuras inusuales. Soy un compositor antes que nada y pienso en canciones y sus estructuras antes que en las partes de bajo, por ejemplo.

Siempre me sentí atraído por canciones que no obedecían a las reglas establecidas de verso-estribillo-solo-estribillo-fade out. Son las canciones inusuales las que me estimulan. “7 And 7 Is” es un tema feroz. No sabía que otra gente la había versionado antes que nosotros. Cuando se la propusimos a Alice Cooper nos dijo “ah, conozco esa canción, la hice con Alice Cooper”. Yo no sabía eso, por ejemplo. Le preguntamos si debíamos hacerla y nos dijo que si, que la hiciésemos a nuestro estilo.

Leí en alguna entrevista donde hablabas de Deep Purple como una democracia. Más y más el concepto de banda está desapareciendo de la música contemporánea en pro del artista solitario con un grupo de acompañantes. ¿Como ves ese fenómeno desde tu perspectiva?

Estar en un grupo tiene un componente muy atractivo. Te sientes como si fueses parte de una banda de maleantes. Hay grupos jóvenes que siguen surgiendo y son muy buenos, pero la gente no está tan enterada de ellos como sucedía en el pasado. Las cosas no pueden ser más distintas hoy de lo que eran en nuestros tiempos. Los ’50, ’60 y ’70 fueron una era en que la música era mucho más importante en las vidas de la gente. Incluso los fans casuales eran fans. Para los aficionados casuales de hoy en día, eres simplemente una línea en una playlist. La gente tiene otras cosas de las que preocuparse, como las redes sociales.

En los años ’50 querías atención y lo hacías con una canción controvertida o vistiéndote de una manera estrafalaria. Lo mismo pasó en los ’60 y ’70. Pero hoy en día no puedes tener esa atención por parte del mundo. Hubo una época en que las canciones dominaban el mundo y ahora hay tantos mundos que una sola canción no puede lograrlo. Es una desintegración completa del sistema que conocíamos. Quizá hay otra era, en unos veinte años, donde la gente se vuelva loca con una banda como sucedió con The Beatles. Cualquier cosa es posible. Las nuevas generaciones hacen sus propias reglas.

“Llegamos a la conclusión de que nuestras canciones surgen estando juntos así que, sin estar juntos, teníamos que inventarnos otra cosa” (Roger Glover)

¿Qué evaluación haces de las relaciones y conflictos intragrupales de Deep Purple a lo largo de los años? Mientras escribes esa autobiografía, ¿reflexionas sobre situaciones que quizá podrían haberse evitado con más mano izquierda? Los conflictos Gillan-Blackmore, tu salida de la banda en 1973…

Hubo problemas en la banda, sí. Yo estuve cuatro años en el grupo antes de que me solicitasen marcharme. Fue devastador para mí. En 1973 éramos gigantescos, probablemente una de las mayores bandas del mundo. ‘Made In Japan’ acababa de editarse. Fue muy duro asumir aquello. Lo asumí y, como resultado, crecí como persona. Creces cuando asumes que las cosas no son como querías o como deseabas, sino tal y como son. Encontré otra carrera como productor, seis años después me uní a Ritchie de nuevo en Rainbow y ya no he parado hasta hace un par de años (risas). Los últimos veinte años o treinta han sido los más estables de toda la carrera de la banda. Tan solo ha habido dos cambios: la salida de Jon Lord y entrada de Don Airey y la entrada de Steve previamente. El grupo ha sido muy consistente.

No sé si lo que pasó en los años setenta fue simplemente un caso de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y cualquiera podría haber producido esas canciones. Nunca lo sabremos. Lo que tengo claro es que prefiero vivir sin fricción que con fricción. A fin de cuentas, ya hay suficiente fricción en el mundo como para tenerla en tu propia banda.

Tenemos desacuerdos musicales, claro. Tenemos batallas, claro. Pero nos respetamos lo suficiente para no permitir que eso eche por tierra lo que tenemos como grupo. 

En un mundo tan polarizado, ¿cómo evitas el conflicto político en la banda?

Lo principal es que somos un grupo musical y todo se basa en la música. Todos tenemos diferentes creencias religiosas, sentimientos políticos y demás, pero nunca hablamos de ello porque sabemos que es mejor evitarlo. Las discusiones sobre fútbol son más que suficiente. Pero sí, todo eso puede ser conflictivo y hemos aprendido a dejarlo a un lado para que la música sea lo único que nos importe como banda. 

¿Qué molesta más a Roger Glover?

Esta no me la esperaba. Hay dos cosas que me molestan. La primera es la gente que, cuando está en un restaurante, mueve una silla sin levantarla y hace un ruido horrible. Eso me desquicia. Es una chorrada pero siempre son las chorradas las que te desquician.

La otra es la gente que tiene un poco de éxito y actúa como si fuesen el regalo de Dios a la música. La gente que vive por encima de sus propias capacidades. La gente que piensa que es especial. Eso me revienta. La gente muy famosa que he conocido es humilde. No alardean de nada. Son conscientes de que han tenido una determinada cantidad de suerte que les ha llevado al punto en el que están en la vida. Pero no lo anuncian. Lo viven con naturalidad.

“No podemos componer un nuevo ‘Highway Star’” (Roger Glover)

¿Cuál es tu mejor recuerdo de España?

No tocamos en tu país durante mucho tiempo porque no podíamos a causa de la dictadura. La primera vez que actuamos en España, si no recuerdo mal, fue con Rainbow. Tocamos en plazas de toros y recuerdo que los camerinos estaban junto  a los espacios donde se guarda a los toros y el olor era insufrible. Pero la atmósfera era genial. Me supo mal no haber podido ir antes. Tengo amigos en España y suelo viajar a visitarlos de vez en cuando. 

¿Cuándo tienes previsto sacar el libro?

¡Como mínimo le quedan un par de años!

Sergi Ramos