Anathema: THE SILENT ENIGMA

Pocos discos han conseguido causar en mí un impacto tan profundo como este “The silent enigma” de los dioses ANATHEMA lo hizo en su día. La melancolía, tristeza intrínseca y aureola de oscuridad que de él se desprenden es algo que ha fecha de hoy, sigue marcando un hito en la historia de la banda y del género doom metal en cuestión superado por muy pocos.

“The silent enigma” define a la perfección lo que en su día fue el doom británico de mediados de los 90, claramente representado por la banda de los hermanos Cavanagh, MY DYING BRIDE y sus dos joyas “Turn loose the swans” y “Like gods of the sun” y finalmente PARADISE LOST con los 3 trabajos centrales de su carrera, “Shads of god”, “Icon” y “Draconian times”.

Hubo muchas otras bandas y discos yo creo importantes para el devenir del género aunque no tan masivamente aceptados como por ejemplo el debut de DOMINION, “Interface” (Dark Metal en estado puro del sello Peaceville también), el “Lamentations” de SOLSTICE o cualquiera de los 2 Lp’s que publicaron THE BLOOD DIVINE, “Awaken” y “Mystica”, curiosamente con un exANATHEMA, Darren White a las voces.

Todas estas bandas coexistieron con ANATHEMA en un mismo tiempo y un mismo lugar, sin embargo las influencias de estos provienen del legado que dioses como VENOM, CELTIC FROST, BLACK SABBATH, PINK FLOYD o CANDLEMASS dejaron años atrás y que nadie ha podido borrar con el paso de los años.

Los primeros trabajos de ANATHEMA poco tienen que ver con “The silent enigma” y mucho menos, con lo que vendría luego. Tanto “Serenades”, como “Pentecost III” o “The crestfallen” están más cerca del death metal muy bajado de revoluciones que del doom sinfónico que plasmarían en trabajos posteriores. La crudeza de su sonido junto con la voz cavernosa de Darren White hicieron de ANATHEMA una de las bandas más oscuras de su época, los pasajes “bellos” / “oscuros” todavía no habían llegado.

Con la salida de Darren White de la banda, el hasta la fecha guitarrista de ANATHEMA Vincent Cavanagh decide ponerse delante del micrófono en una de las decisiones mejor tomadas de la historia del metal cuanto menos.  Vincent posee una voz limpia capaz de reflejar perfectamente cualquier pasaje melancólico que se proponga sin embargo, su voz desgarrada, que no cavernosa ni gutural, es de las mejores del género y gracias a ella pone en práctica unas melodías de voz agónicas y casi suicidas.

La gracia de “The silent enigma” es que es un disco para escuchar muchas y detenidas veces. Esconde infinidad de detalles camuflados bajo una gruesa capa de guitarras, teclados, voces femeninas, acústicas, coros masculinos y demás ornamentos estilísticos.

El disco se abre con “Restless oblivion”, uno de los mejores temas de toda su carrera introducido por un pequeño pasaje lento de teclados que da paso a una explosión de guitarras con una afinación muy grave que las hace sonar pesadas y contundentes. Los berridos desoladores de Vincent en este tema solo se verán superados por los del que le precede.

Con la siguiente “Shrouds of Frost” se desata la locura. Este es uno de esos temas que podré haber escuchado 13 millones de veces y no me canso. Atención a la letra y como la narra Vincent Cavanagh. Este tipo ha de tener tendencias suicidas o una depresión de caballo por lo menos, solo hay que escucharle cantar lo de “Help me to escape from this existance, I yearn for an answer…Can you help me? I’m drowning in a sea of avused visions and shattered dreams, in somnolent illusion… I’m paralysed”  para darse cuenta de ello, a mí personalmente me pone la piel de gallina cada vez que recita ese pasaje.

Tras la tormenta agónica desatada durante los 10 primeros minutos de escucha de “The silent enigma”, llega la calma de manos de “…Alone”, un tema emotivo y melancólico donde los haya compuesto a base de guitarras acústicas muy originales acolchadas por un manto de teclados atmosféricos y la voz angelical de Rebbeca Wilson. El tema en sí desprende una sensación de soledad y vacío inexplicable demostrando así la genialidad compositora de sus progenitores.

“Sunset of the age” es otro de los puntos fuertes del disco, con una melodía de guitarra que compás tras compás evoluciona de una manera sorprendente, todo ello bañado por las increíbles voces limpias de Vincent Cavanagh en forma de coros, todo un acierto. El final del tema viene de la mano de un fenomenal solo de guitarra perfectamente ejecutado por el propio Vincent.

Las siguientes “Nocturnal emission” y “Cerulean Twilight” siguen en la onda del resto del disco, sin embargo no destacan de la misma forma que las comentadas más por arriba.

El tema homónimo “The silent enigma” empieza con un pasaje formado a base de guitarras acústicas muy bien ejecutadas y como no, los lamentos de Vincent que más que cantar, parece que esté llorando o agonizando en sus últimas horas de existencia.

El disco se cierra con dos temas más, “A dying wish” y “Black Orchid”. La primera a día de hoy se ha convertido en el único tema que la banda suele interpretar en directo. No creo que sea la mejor del disco, pero tampoco la peor. “Black Orchid” es una buena manera de cerrar el trabajo siendo una instrumental épica donde las haya. Si tenías ganas de pegarte un tiro y no acabaste por decidirte, “Black Orchid” te rematará.

Los discos que vinieron luego, salvo “Eternity”, poco o nada tienen que ver ya no solo con el metal extremo sino con el metal en general causando la decepción entre muchos de sus fans, y consiguiendo el reconocimiento entre muchos otros. De cualquier forma, “The silent enigma” supone el punto de inflexión en la carrera de ANATHEMA, tanto por el cambio de estilo que se avecindaba como por muchas otras cosas.

Definitivamente, “The silent enigma” no es un disco que deba recaer en manos de gente con cualquier tipo de trastorno mental depresivo, las consecuencias de tal imprudencia pueden ser nefastas e irreversibles.