Art of Anarchy: The Madness

Por ahí pasó Scott Weiland antes de fallecer, aunque nunca terminó de estar convencido con su implicación en la banda, provocando ciertos problemas legales que tiñeron la edición del anterior disco homónimo.

Es poco menos que apropiado que Art of Anarchy editen un disco titulado “The Madness” ahora que cuentan con Scott Stapp de Creed a las voces. Los problemas del vocalista con el abuso de sustancias y una aguda bipolaridad hacen que este nuevo disco de Art of Anarchy sea un ejercicio más personal de lo que uno esperaba. A fin de cuentas, la banda ni siquiera es suya y no deja de ser un proyecto de los hermanos Jon y Vince Votta, dos tipos que querían montar una banda con grandes músicos fuese como fuese. Por ahí pasó Scott Weiland antes de fallecer, aunque nunca terminó de estar convencido con su implicación en la banda, provocando ciertos problemas legales que tiñeron la edición del anterior disco homónimo (2015). Stapp no parece estar viviendo tampoco su mejor momento, pero está vivo, lo cual no deja de ser una ventaja competitiva sobre el desaparecido Weiland.

Art of Anarchy hacen un metal americano actual de libro: técnicamente excelso pero instrumentalmente opresivo y líricamente acongojante. Los estribillos ganadores se suceden con frecuencia pero tienes que tener un buen día si no quieres que el particular viaje por la oscuridad de Stapp a nivel de letras te incordie. “I’m frozen within the eyes” dice el vocalista en la canción que da título al disco. “I’m lost in a free fall” ratifica, casi describiendo su estado anímico actual. Su interpretación llena de rabia y pena a partes iguales es casi un llanto, una petición de atención. Visto lo que ha pasado recientemente con tipos como Chris Cornell o Chester Bennington, escuchar este grito desesperado de Stapp no deja de ser escalofriante.

No todo son sombras. En “Won’t Let You Down” la banda evoca psicodelia y trazas de grunge más que obvias. La balada “Changed Man”, con profusión de acústicas y disculpas veladas, es otro tema donde la banda brilla especialmente, una especie de luz en medio del abismo. La groovy “A Light in Me” es otra muestra de los diferentes registros que la banda puede emplear en sus temas, nuevamente con un trabajo vocal rabioso y lleno de aspereza por parte de Stapp. El solo intercambiado entre Ron “Bumblefoot” Thal y John Votta es breve y lleno de matices que representan a cada uno de sus estilos en pocos segundos.

Se podria decir que “The Madness» es más radiable que su predecesor (si es que este tipo de música aún suena en la radio en algún lugar del mundo) pero por otra parte es sustancialmente más denso, probablemente por el propio toque personal de Stapp. Tiene temas que sorprenden y enganchan, posiblemente por la conexión personal que ofrecen, y otros algo más genéricos como la inicial “Echo of a Scream”. Como suele pasar en muchos lanzamientos hoy en día, tres o cuatro canciones realmente decentes implican tener que pasar el rato escuchando otras seis más insulsas. Eso es un poco lo que sucede con “The Madness”. Tiene un cuerpo central muy bueno (“No Surrender”, “The Madness”, “Won’t Let You down”, “A Light in Me”, “Changed Man”) y lo demás es bastante genérico y de relleno. Riffs muy básicos y estructuras que suenan a cualquier cosa escuchada antes. Podría ser mejor.