Scorpions: Return to Forever

Que Scorpions necesiten de ayuda externa no es una novedad, pues ya en la época de “Crazy World” tenían a compositores como Jim Vallance echando una mano. Si eso sirve para que los fans reciban un disco totalmente a medida de lo que esperan escuchar de la legendaria banda, bienvenido sea.

Es casi imposible afrontar una reseña de un disco de Scorpions sin hacer mención a esa falsa retirada que anunciaron hace unos años. Creo que nadie ha llegado a echar de menos a Scorpions, que han estado presentes de una manera o de otra en todas partes desde que dijeron que se separaban. En ese tiempo han girado sin parar por todo el mundo, han editado dos nuevos discos, recopilatorios a tutiplén, directos, DVD’s y todo tipo de productos. Salvo por la larga temporada que pasaron sin venir a España, la sensación general ha sido que Scorpions han estado más presentes que nunca. Y por si a alguien le quedaba alguna duda de que no se van a ninguna parte, hace unas semanas editaban este “Return to Forever”, con el que pretenden certificar que eh, que no nos vamos. Que los fans son demasiado geniales como para perderles de vista. La última vez que pasó algo así a gran nivel fue con Kiss y su “Farewell Tour”. Aquello fue en 2001 y en 2015 siguen girando. Más allá de cuestiones de dignidad y palabra, hay que pensar lo siguiente: un mundo con Scorpions girando y haciendo música es mejor que un mundo sin ellos. y creo que en eso estaremos todos de acuerdo. Con eso en mente, es posible disfrutar de este nuevo disco sin esa agria sensación de que nos han tomado el pelo.

No es para menos, porque “Return to Forever” es simplemente un disco hecho para el fan medio de Scorpions con todos los elementos reconocibles de la banda. Del mismo modo que un Big Mac siempre sabe a Big Mac, estos Scorpions suenan a los Scorpions de los 80, sin experimentos, sin conceptos grandilocuentes. Un montón de temas de tres y cuatro minutos con múltiples referencias al pasado de la banda que serán instantáneamente familiares para cualquier seguidor de la banda. Pero todo tiene truco: del mismo modo que Van Halen hicieron en “A Different Kind of Truth” o Kiss en “Sonic Boom”, el grupo se ha ido a buscar las viejas cintas con demos e ideas parciales de los años 80 para remodelarlas y adaptarlas a la actualidad manteniendo la esencia de la época. De ese modo han conseguido un puñado de buenas canciones con sonido añejo y arreglos propios de los viejos buenos tiempos que todo el mundo recuerda.

La cuestión es que funciona. Los riffs tienen mucho gancho en canciones como “Going out with a Bang” o “We Built This House”, mientras que en otras canciones el principal gancho es la actitud macarrónica propia de los 80, como es el caso en “Rock my Car”.

Hay muchas canciones que tratan de explicar la filosofía de banda de Scorpions, con múltiples alusiones a la unión, a la amistad y a afrontar las contrariedades yendo de la mano. En ese sentido, “All For One”, “Gypsy Life” y la propia “We Built The House” entran dentro de esa tipologia. A todo el mundo le gusta saber que sus padres aún se quieren y que su banda favorita sigue siendo esencialmente un grupo de amigos. El mismo grupo de amigos que al bajar del escenario tiene cuatro Mercedes distintos esperando a pie de escalera. Pero las bandas ofrecen una ilusión y eso es lo que todos queremos ver.

La producción de Mikael Nord Andersson y Martin Hansen es limpia y cristalina, con un enorme trabajo a la hora de definir y dar la importancia adecuada a cada instrumento. Los detalles de Rudolf, los coros de la banda, la batería bombástica de James Kottak…cada elemento de la banda queda fielmente reproducido a lo largo de los 48 minutos de un disco que refleja un sonido que es el que todo el mundo interpreta como el único y válido por parte de Scorpions. No en vano, la operación ha sido minuciosa: Andersson y Hansen tienen créditos exclusivos o compartidos con Klaus Meine en la mitad de canciones del disco, participando también ampliamente en las letras junto a Klaus Meine. Que Scorpions necesiten de ayuda externa no es una novedad, pues ya en la época de “Crazy World” tenían a compositores como Jim Vallance echando una mano. Si eso sirve para que los fans reciban un disco totalmente a medida de lo que esperan escuchar de la legendaria banda, bienvenido sea.