Rated X: Rated X

Se trata de un disco de hard rock pasable, que se esfuerza demasiado en replicar algo que no se puede replicar, la magia. Suena a operación de cirugía ambulatoria rápida. Bisturí, gasa, una tirita y para casa. Si llegan a girar o pasan de la primera gira me declararé gratamente sorprendido.

Uno ha perdido la cuenta de en cuantas bandas se han paseado ya el baterista Carmine Appice o el vocalista Joe Lynn Turrner en los últimos tiempos. Dos músicos que son la viva imagen del clásico músico mercenario de los 80. Turner en concreto se ha sobreexpuesto considerablemente en tiempos recientes, tanto que es complicado otorgarle mucha credibilidad cuando habla de Rated X como su nueva banda, cuando el tufo a proyecto saca-cuartos típico de Frontiers Records se huele de lejos. En cualquier caso, han sacado del sofá de su casa al bajista Tony Franklin y han contado con un infravalorado como Karl Cochran a la guitarra. No es una mala formación (si tenemos en cuenta que hay dos tercios de Blue Murder en ella) pero el disco que han hecho difícilmente hará mucho ruido más allá del mundo del rock melódico, donde cualquier cosa editada por el sello italiano es automáticamente aceptada como válida.

La producción del disco es, cuanto menos, sencilla. Sin grandes faustos, lo que escuchamos es a una banda de buenos músicos dándole a su público potencial justo lo que quiere. Todo suena a ayer, y eso es tan bueno como malo. Los ecos a Rainbow, Deep Purple y hasta los propios Blue Murder (con el inconfundible toque de Franklin) son obvios y necesarios a lo largo del disco, pero es como si faltase sustancia. “I Don’t Cry no More” podría haberla firmado Ritchie Blackmore, pero el sonido decididamente demo de la batería de Appice se lo carga todo. Parece que toda la banda haya grabado en un estudio y el baterista en su garaje y eso le quita bastante brillo al asunto. En otras como “Devil in Disguise”, todo suena distinto, como si el disco se hubiese ido grabando a trompicones -probablemente la realidad- en huecos de agenda de los músicos y nadie haya tenido la visión necesaria de apuntarse los micros usados o los valores de mezcla.

Se trata de un disco de hard rock pasable, que se esfuerza demasiado en replicar algo que no se puede replicar, la magia. Suena a operación de cirugía ambulatoria rápida. Bisturí, gasa, una tirita y para casa. Si llegan a girar o pasan de la primera gira me declararé gratamente sorprendido.