Tuomas Holopainen: Music Inspired in the Life and Times of Scrooge

Estas ideas y estilo no tienen cabida en Nightwish y menos con el Tío Gilito como motor de la obra, pero a buen seguro que todos sus fans no se verán decepcionados.

Quienes han ido siguiendo la trayectoria del líder de Nightwish no deberían verse sorprendidos por este trabajo tan particular. El finlandés es un claro afectado por el síndrome de Peter Pan (no quiere hacerse mayor) y el universo Disney siempre ha ejercido un clarísimo influjo en el teclista y compositor. Es evidentísimo que las bandas sonoras y los dibujos animados cobran vida en su mente cuando compone… aunque quizá muchos lo veíamos más cerca de “Fantasía” que no del tío Gilito. “Fantasmic” en el genial “Wishmaster” era 100% Disney, y su evolución en el sonido de Nightwish a día de hoy me parece un cruce entre las bandas sonoras Disney y el Gary Moore heavy en su etapa más irlandesa.

El caso es que esta vez Tuomas se ha decidido a terminar un proyecto que le rondaba por la cabeza desde hacía mucho tiempo. Es un absoluto aficionado a la saga en cómic de Don Rosa sobre el personaje Scrooge McDuck (Tío Gilito en España), y se ha decidido a lanzarse a la piscina. Aún sabiendo la de palos que iba a recibir, que no serán pocos. Es un disco muy personal en el que la música descriptiva es la absoluta protagonista. Los teclados, obviamente, pero también con la carga predecible de esa orquesta ampulosa que lo eleva todo. Es realmente arriesgado iniciar el disco con cuatro temas instrumentales, pero supongo que la “PatoAveuntura” así lo requería. A destacar ese prólogo narrado titulado como “Glasgow 1877” y la tormentosa y evocadora “Duel and Cloudscapes”. La sensación de tristeza y melancolía está presente a lo largo del disco, pero también consigue esa belleza oscura que suele asomar en los discos de Nightwish. Despedida acústica con “Go Slowly Now, Sands of Time”, con gran protagonismo de la orquesta y el coro y esa voz de Alan Reid, repuntada por Johanna Ilvanainen.

En “Cold Heart of the Klondike” ya aparece el primer vocalista con letra: Tony Kakko de Sonata Arctica en el papel del narrador. El otro gran protagonista es el flamante fichaje de Nightwish Troy Donockley, ese multiinstrumentista inglés que le da a Nightwish un toque absolutamente celta. Preciosa melodía en la triste “Cold Heart of the Klondike”. Cambio de registro en “The Last Sled” con la flamante Johanna Kurkela en la voz. Quizá el mejor tema del disco, con esos acentos típicamente Nightwish. De todas formas los amantes de la grandísima agrupación finesa verán alguna similitud en el sonido, pero sobretodo tiempos más pausados y poco metal en el estilo. Gran entrada a piano en “Goodbye Papa”, instrumental en clave optimista pero con regusto triste. Sonoridades a lo Enya en “To Be Rich” y dejes folk. La culminación de todo luce en la preciosa “A Lifetime of Adventure”, un corte que sí se acerca bastante a Nightwish de la era Olzon y que si encandilase sería candidata a tener cabida en algún show de su banda madre. Gran estribillo, derroche folk y mucha belleza.

Esta arriesgada obra nos reafirma, otra vez, que Tuomas es uno de los mejores compositores actuales. Estas ideas y estilo no tienen cabida en Nightwish y menos con el Tío Gilito como motor de la obra, pero a buen seguro que todos sus fans no se verán decepcionados. Hay parte de capricho, hay parte de fantasmas de juventud a los que quería dar salida y el resultado es un disco que tiene más de banda sonora que otra cosa. Quedará más como una curiosidad que como un disco a recordar y hasta cierto punto me ha recordado a experimentos muy personales como los de Therion con “A’Arab Zaraq Lucid Dreaming” o el primer disco en solitario de Timo Tolkki “Hymn to Life”. Cierto, en poco se parecen a esto, pero sí que fueron una oportunidad para que sus creadores probasen algo diferente.