El primer álbum que publicó la formación, homónimo a la banda, fue todo un experimento, como los propios miembros del grupo admiten, ante el cual la gente que estaba al tanto del proyecto se encontraba muy expectante. Con ese bagaje previo, Metal Allegiance regresa con su segundo trabajo de estudio para demostrar que, se consolide en el grado que sea, esto no es una broma.

A veces, en el mundo de la música y en concreto en el sector del metal, los artistas pueden llegar a sentirse insatisfechos o aburridos de hacer casi siempre lo mismo con sus respectivas bandas. Cuando en este mundillo, además, muchos de estos personajes célebres de la escena son amigos y buscan una escapatoria a esta rutina suceden cosas como lo que germinó Metal Allegiance.

Este supergrupo en el que su base está formada por el batería Mike Portnoy (es inútil nombrar los trescientos grupos con los que ha tocado, pero se le conoce, sobre todo, por su etapa en Dream Theater), el guitarrista de Testament Alex Skolnick, el bajista Dave Ellefson de Megadeth y el también bajista y productor Mike Menghi, que es quien mueve todos los hilos de sus compañeros.

Testament molan, pero llevar tanto tiempo en un punto sin ida y retorno puede ser algo monótono, aguantar a Dave Mustaine como tu líder supremo que todo lo puede ha de ser un suplicio digno de beatificación y a Portnoy le gusta más añadir una banda más a su elenco que a un tonto un lápiz, por lo que todos ellos dirigidos por la tímida voz de Mike Menghi formaron hace 3 años Metal Allegiance, y después de lanzar su primer disco al mercado, han decidido que por qué no hacer el siguiente, a ver cómo va, pero con algo más de experiencia en este tipo de formato.

Más colaboraciones que en una ONG

Los músicos que han sido parte de este proyecto para completar el campo de la banda que está vacío, el de la voz, ha sido muy variopinto para este segundo álbum de Metal Allegiance. Desde el incombustible Mark Osegueda, que parece, haciendo una comparación con el mundo futbolístico, el Lucas Vázquez de la formación, ya que es el primero en salir cuando hace falta un refuerzo a la voz y siempre se encuentra con ella al pie del cañón, hasta otros ilustres personajes del mundo metalero como Floor Jansen (Nightwish), Max Cavalera (Soulfy y ex Sepultura), Johan Hegg (Amon Amarth), o Troy Sanders (Mastodon) entre otros han completado el roster de cantantes que han grabado los temas de Metal Allegiance – Power Drunk Majesty.

A pesar de tener tantas colaboraciones en el apartado vocal, los propios músicos defienden la autenticidad de su trabajo y le aportan un valor añadido por el hecho de que no es el típico disco, tan de moda hoy por hoy, que se ha llevado a cabo enviando cada uno sus partes vía email, sino que ha sido una producción más orgánica, al más puro estilo grupo adolescente ensayando en el típico garaje, lo que le ha aportado a este trabajo una carga de energía superior y a la vez una esencia mayor en sí mismo.

Metal Allegiance – Power Drunk Majesty (Volume II)

«The Accuser» da un pistoletazo de salida a este ‘Volume II – Power Drunk Majesty’ (Metal Allegiance) con mucha fuerza. Thrash sin contemplaciones en el que canta Trevor Strnad, vocalista de The Black Dahlia Murder. Este estilo es el que predomina en la mayoría del álbum, y es que, al fin y al cabo, dos de los compositores principales de la música que claudican, David Ellefson (Megadeth) y Alex Skolnick (Testament), tocan en sus respectivas formaciones de thrash metal, lo que unido a la polivalencia para tocar cualquier cosa de Mike Portnoy, hace que sea el contenido principal del cauce de este disco, al que se le unen muchos afluentes de estilos diversos.

«Bound By Silence» le sigue con la participación de John Bush (Armored Saint y ex Anthrax). El tema no está mal, tiene sus partes curiosas, pero no es ni mucho menos el single del álbum. No es de las que te acuerdas cuando haces memoria para pensar en este disco, como sí lo es su predecesora «The Accuser». «Mother Of Sin» sí que continúa con algo más de fuerza. Aparte de los instrumentos, la característica voz de Bobby Blitz (Overkill) cuaja a la perfección con el corte que lleva la banda muy thashero.

Se nota mucho que cada cantante se ha escogido en función del tipo de canción, y en «Terminal Illusion», el toque de metal más heavy lo complementa Mark Tornillo (Accept) de forma ideal. Para no hacerlo demasiado monótono, la intro de Portnoy redoblando con sus baquetas en el aro es lo que le da ese toque distintivo, el cual además emplea durante la canción como corte. De esta se da un vuelco tremendo para «King With A Paper Crown», donde canta Johan Hegg (Amon Amarth), y el cambio es muy notable entre los dos temas por el rollo que llevan y, obviamente, por el tipo de voz.

Esta mezcla de canciones deja ver algo que a priori parecía obvio: el ‘Power Drunk Majesty’ de Metal Allegiance es un disco de temas sueltos, que en este caso tienen letras de una temática común en su mayoría de protesta por la situación actual (sobre todo por Donald Trump en Estados Unidos), pero que no están sujetos a un concepto musical o arraigado a unas ideas preconcebidas, sino que son músicos (extraordinarios) y amigos que se han juntado para salir de la rutina, como los que se van a pasar un finde a Tudela para desconectar, con la diferencia de que estos te graban un disco con una buena producción musical y sonora en el que intentan desdoblarse de lo que hacen siempre con sus respectivas bandas (salvo lo de Portnoy, que es vicio).

Accept, Amon Amarth y ahora, para seguir con esta senda de irse por derroteros diferentes, Max Cavalera (Soulfly y ex Sepultura) pone ese toque tribal metalero al disco con «Voodoo Of The Godsend». Una prueba clara de que le pueden dar a todos los palos con buen resultado.

Las campanas suenan para introducir «Liars & Thieves», donde, esta vez, el protagonista es Troy Sanders de Mastodon en la que probablemente sea la canción que menos se ajusta al estilo musical que lleva a cabo el artista que colabora con su banda principal. En los casos de Accept, Overkill, Amon Amarth y Sepultura, la referencia al grupo de origen teniendo en cuenta su vocalista quedaba clara, pero aquí, con Mastodon no. Es un tema muy metalero, pero no tan complejo como para que se le pudiera acercar.

El antes citado jugador número 6 de Metal Allegiance, Mark Osegueda (Death Angel), regresa y además por partida doble a este nuevo álbum del supergrupo. Primero con «Impulse Control» y justo después con el tema que le da nombre al disco, «Power Drunk Majesty». Esta canción, que cierra este segundo trabajo de los norteamericanos, tiene una segunda parte en la que canta la única voz que se puede escuchar a lo largo de este LP, Floor Jansen de Nightwish que le aporta un toque más melódico y concluye con el segundo álbum de Metal Allegiance. Un disco con canciones sueltas buenas, pero al que le falta una coherencia conjunta. Parece casi más el típico disco que te viene con una revista que el de un grupo único, ya que cada canción suena a una cosa.

Grupo:Metal Allegiance

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:7

Canciones:

  1. The Accuser (feat. Trevor Strnad)
  2. Bound by Silence (feat. John Bush)
  3. Mother of Sin (feat. Bobby Blitz)
  4. Terminal Illusion (feat. Mark Tornillo)
  5. King with a Paper Crown (feat. Johan Hegg)
  6. Voodoo of the Godsend (feat. Max Cavalera)
  7. Liars & Thieves (feat. Troy Sanders)
  8. Impulse Control (feat. Mark Osegueda)
  9. Power Drunk Majesty (Part I) (feat. Mark Osegueda)
  10. Power Drunk Majesty (Part II) (feat. Floor Jansen)

Año:2018-09-07

Votación de los lectores:5