RESPONDIENDO A LAS CRÍTICAS CON MÚSICA
Este nuevo trabajo de Avalanch es quizás el disco que más
ríos de tinta ha hecho correr dentro del mundillo metálico nacional, o por lo
menos… en muchos años. Después de innumerables culebrones, cruces de declaraciones
y división de fans que ahora odian, ahora aman, “Rionda y los nuevos” han acallado
muchas bocas, pero también han alimentado nuevas críticas. Es evidente que los
cambios de formación son notorios, y la pregunta obvia: ¿A mejor?, tiene tantas
respuestas como fans tiene la banda.
Se nota ya en la cuidada producción extramusical (portada, booklet, colaboraciones…)
que el grupo ha apostado fuerte para ofrecer al fan un producto excepcional.
En lo estrictamente musical queda patente que TODOS los nuevos miembros de la
banda tienen la suficiente calidad para estar en Avalanch, y es que pese a quien
le pese, hoy por hoy, con la nueva formación, siguen siendo una de las mejores
bandas nacionales de todos los tiempos. En cuanto a composición hay cortes que
rezuman su sonido clásico como “Madre Tierra”, en los que la única diferencia
apreciable respecto a los clásicos es la voz de Ramón Lage y la cuidada producción
del disco. Lo que más sorprenderá son las canciones accesibles e incluso comerciales
como “Lucero”, que pese a ser enormes temas si que dan pie a controversias.
La letra de esta última parece incluso tocar el amor adolescente y ser apta
para todos los públicos. Con “Lucero” han conseguido el single perfecto, capaz
de gustar a fans y de sonar en la radio fórmula. “Alborada” es un corte intimista
y baladero que muestra que la madurez como músico del sr. Rionda le lleva a
dedicarse al concepto de canción, alejándolo de lucimientos dactilares e incluso
de preocuparse por si suena a metal o incluso a Avalanch. Los fans más acérrimos
y fanáticos de la etapa Víctor García podrán ensañarse con dicho tema. La verdad
es que el disco necesita varias escuchas, pues la primera te da la sensación
de que la banda haya cambiado excesivamente la propuesta y tire de medios tiempos.
Estribillos como “El viejo torreón” o esa virguería progresiva llamada “Niño”
son más que destacables. El sonido clásico y la esencia se mantienen en cortes
como “Del cielo a la tierra”. La participación del gran André Matos (Shaman,
Angra, Viper) queda perfecta y el corte mantiene las estructuras progresivas
y la fenomenal guitarra del maestro astur. Son esta y “madre Tierra” las que
más destacaría de toda la obra siendo quizás las más netamente metaleras y que
echan raíces al sonido que siempre ha defendido Avalanch. Cabe subrayar que
el concepto y las letras están varios peldaños por encima de la media habitual
que se estila en estas tierras. Detalles como la inclusión de fragmentos en
árabe y portugués son la guinda que precede a un postre final como “Ecos de
Vida”. Otra buena canción a medio tiempo que alcanza el clímax con el jugueteo
de las cuerdas de Rionda con el teclado y las orquestaciones. Destacaría también
la excepcional producción del álbum y los magníficos coros que acompañan todos
los cortes.
Hoy en día en nuestra sociedad está muy de moda el marujeo, la prensa rosa,
la crítica sin razonamiento y la mentira, y el metal, evidentemente, no escapa
de esta decadente actitud. A nadie le pueden pasar desapercibido los vientos
turbulentos de cambio que han asolado la edición de este compacto, pero si aparcamos
las disputas, los partidismos y las filias las cosas están claras: Los poetas
han muerto es un buen disco y la actual banda del sr. Rionda funciona en estudio.
En directo… os lo cuento cuando tenga oportunidad de verlos sobre las tablas.
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