Wolf Hoffmann: Headbangers Symphony

Conociendo sus gustos y el anterior disco (1997), suena como esperábamos, pero el experimento se pisa un poco con las obras mencionadas de la Trans-Siberian Orchestra. Tocar música clásica en versión heavy es algo ya muy visto, pero pocos discos vas a ver como el de Wolf Hoffmann.

Todas las alabanzas y aplausos para el grandísimo guitarrista Wolf Hoffmann. El hecho que fuera capaz de reactivar una banda clásica como Accept después de unos conciertos de reunión con Udo, ¡y sin Udo! Desafía toda lógica. Siempre recordaremos el fichaje de Mike Tornillo, pero sobretodo la colección de temas conseguidos en discos como “Stalingrad”, “Blood of the Nations” y “Blind Rage”. A ello hay que sumarle un directo incendiario y la duda de si habría sido posible todo esto con Udo en sus filas. Al fin y al cabo hemos podido disfrutar doblemente, con Udo por un lado y con Accept por el otro. Pero el guitarrista tenía ganas de dar rienda suelta a sus ideas y continuar ese disco en solitario de 1997: “Classical”. Es un apasionado de la música clásica y en Accept nos hemos beneficiado de ello como en el solo de “Metal Heart”.

“Headbangers Symphony” se disfruta solo, sin más. Entra a la primera más que nada porque toca material clásico de sobras conocido y atemporal. Le da el toque musculado y metálico con la guitarra solista a la vez que suena la orquesta, y hasta cierto punto es emparentable con lo que vienen haciendo Trans-Siberian Orchestra. En “Scherzo” el guitarrista alemán capta el espíritu del tema y le da su impronta sonando absolutamente metal. Gran combinación de orquesta de cuerda y omnipresente guitarra. Es la novena de Beethoven combinada con el riff de “Teutonic Terror” (brillante). “Night on Bald Mountain” de Modest Mussorgsky está perfectamente adaptada y Hoffmann tiene espacio para lucir todas sus dotes y clase. Suave y delicada ha quedado “Je Crois Entendre Encore”de Bizet, con dejes blues y a banda sonora de Woody Allen. Vivaldi aparece en “Double Cello concerto in G Minor”, con una adaptación muy metálica que volverá a recordarnos a la Trans-Siberian.

En “Adagio” Wolf suena un poco al Gary Moore de entre épocas (Cuando estaba entre el rock duro y el blues adptando el “Adagio” de Albinoni. Cuanto más famosa es la composición más riesgo, caso de “Symphony nº40”. Obviamente calificada por el propio guitarrista como uno de los retos más grandes del disco. Merece la pena el resultado con esas cuerdas y arreglos en momentos claves. “Swan Lake” es otra de esas piezas más habituales y que cuentan con más de una revisión eléctrica. Esta vez le toca a Tchaykovsky, y otra vez el resultado es más que notable, si bien vuelve a entrar en terrenos de la Trans-Siberian. Vuelve al estilo Gary Moore en “Madame Butterfly”, subrayando la gran producción que permite hasta oír nítidamente la campanita del ride al ser golpeado con mimo. La versión de “Sonata Pathetique” de Beethoven le ha quedado espectacular pero es casi igual que lo que adaptaron en su día Trans_Siberian Orchestra en “Mephistopheles’ Return”. Termina con “Meditation” y la preciosa “Air on the G String” de Bach. Si alguien tiene dudas de por qué es tan bello el metal neoclásico que se escuche esta pieza.

Wolf Hoffmann es sinónimo de calidad e ideas frescas. Conociendo sus gustos y el anterior disco (1997), suena como esperábamos, pero el experimento se pisa un poco con las obras mencionadas de la Trans-Siberian Orchestra. Tocar música clásica en versión heavy es algo ya muy visto, pero pocos discos vas a ver como el de Wolf Hoffmann. Clase y mucho trabajo de arreglos que le dan manga ancha para que nos deleite con esos solos y riffs que nos conectan con el material de Accept. Es interesante el hecho de que se tome más de una década entre entrega y entrega pues se haría muy pesado este tipo de material cada dos años. Técnicamente y a nivel de sonido todo perfecto, brillando sobretodo el trabajo de adaptación. Degustable para todos los públicos, incluso ajenos al heavy metal.