Para dotar al conjunto musical de una banda de ese toque único que le identifique frente a una masa de formaciones de iguales características, son muchas las estratagemas que actualmente y desde los inicios del negocio se siguen. El metal extremo es tan amplio como variado, repleto de talentosas formaciones que, aumentando en número a cada instante, pueblan e incluso saturan las estanterías de nuestras tiendas de discos con ofertas de lo más variadas. La premisa pues, es clara: hay que segmentarse. Hemos de lograr que cualquier persona sea capaz de distinguir nuestra banda de entre todas las que existen, algo en lo que reside el misterio y la gran dificultad, el gran reto que antes o después todas las agrupaciones musicales han de afrontar durante sus carreras. Hace tiempo que los americanos HATE ETERNAL cayeron en la necesidad de llevar esto a cabo, y desde entonces su death metal se ha visto notablemente evolucionado, pasando de las estructuras clásicas que ya marcaran los padres del género 10 – 15 años antes a los esquemas complejos y elaboradísimos que desarrollan hoy en día. La destreza de los responsables de su sección rítmica, la velocidad y pegada de sus baterías, así como la extrema pericia de sus bajistas y guitarristas, hizo de los de Florida una de las formaciones más talentosas y aclamadas, ya desde los tiempos del “Kill all Kings”, hace ya 6 años. Pues bien, con notables cambios en su alineación y sin demasiadas novedades a la vista, no obstante, hace ya unos meses nos trajeron “Fury & Flames”, un disco que hoy recuperamos para nuestros lectores.

Lo cierto es que su evolución, aunque lógica y quizá predecible si podemos decir que fue correcta. Más que correcta incluso, puesto que con el paso de los años, HATE ETERNAL han dejado de ser una banda de death metal al uso, con las lecciones magistrales de MORBID ANGEL siempre presentes, para convertirse en una formación “de altos vuelos”, que con sus bases y riffs imposibles, su concepción del extremo llevado precisamente al mismo extremo, lograron parte del reconocimiento que merecían, y lo hicieron gracias a discos como “King All Kings”, cuya marca registrada fue reeditada con “I, Monarch”, hace ya tres años y ya con la formación constituída como cuarteto. No poseían la crudeza y autenticidad de su debut, pero lo cierto es que esos fueron los trabajos que les trajeron los éxitos. Todo esto no hacía sino presagiar que la meteórica carrera seguida por Erik Rutan y su banda tendría un giro de tuerca más hacia el estrellato. Aunque remodelada, formación de lujo no les iba a faltar, habiendo sido sustituida la gran labor a las cajas de Derek Roddy por la pegada de Jade Simonetto y el buen hacer a las cuatro cuerdas de Randy Piro por el contraste y la veteranía de Alex Webster, más conocido por su trabajo con CANNIBAL CORPSE y menos con su genial proyecto de progresivo extremo BLOTTED SCIENCE. Una labor parcial la de Alex, puesto que solamente grabó sus partes para el disco, pero un inmenso valor añadido el de poder disfrutar de su pulida técnica a lo largo de los 10 cortes del disco. Una pena no haber podido disfrutar también de su clase en directo.

Pero lo cierto es que cuando parecía que “Fury & Flames” debía ser su confirmación, su reafirmación como banda puntera dentro del death metal en Estados Unidos, nos sorprenden con un más de lo mismo que poco o nada viene a aportar a su trasfondo musical. Y si de esto existen evidencias notorias, una de ellas es el cambio de batería, cambio con el que audiblemente HATE ETERNAL pierden fuerza devastadora, ya que por mucho que Jade sea una gran baterista, algo que en ningún momento nos atrevemos a poner en duda, no tiene ni mucho menos la garra y feeling de Derek Roddy, como parecía lógico pensar. En ocasiones las bases, que continúan estando pobladas de dobles pedales y ritmos imposibles, se antojan carentes de fuerza, flojas incluso. Y esto, teniendo en cuenta que si por algo destacaban HATE ETERNAL era por su sección rítmica, es ciertamente preocupante.

Los temas no nos descubren nada nuevo, son más miradas al pasado que vistazos al futuro (esto evidentemente significará algo positivo para unos y algo negativo para otros), aunque por suerte el alma del grupo sigue en pie de guerra, y la fiereza de la guitarra y voces de Rutan en esta ocasión es respaldada por la inclusión de una segunda guitarra, la de Shauney Kelley. La sucesión de solos a cargo de ambos guitarristas es quizá el plato fuerte de esta nueva entrega de los americanos, y uno de los pocos aspectos que podríamos considerar novedosos. Temas como “Hell Envenom” o “Para Bellum” recuerdan claramente a sus inicios, a las raíces del género, pero por otra parte suenan actuales y nítidos gracias a la buena labor del propio Erik produciendo él mismo. Las orgías musicales tienen lugar en prácticamente todos los temas, puesto que al contrario que los dos álbumes anteriores, en “Fury & Flames” muy pocos son los momentos para la distensión.

Más solos, más riffs, más potencia… más de lo mismo. “Fury & Flames” hará recuperar la fe a todos aquellos que con “Kill All Kings” y “I, Monarch” se desengancharon del grupo, mientras que causará el desencanto y la decepción de cuantos esperaban algo fresco y novedoso. Quizá la muerte de Jared Anderson hace dos años motivara al propio Erik a crear algo realmente aplastante y repleto de rabia ardiente. Si es así desde luego que lo ha logrado, aunque con ello haya tenido que pasar por encima de la línea musical que él mismo había seguido durante los últimos años. Sorprendente decisión, valiente, aunque en el mejor de los casos no podamos decir que sea un álbum ni tan siquiera equiparable en cuanto a calidad con respecto a cualquiera de sus tres obras antecesoras. Simplemente un buen disco.

Raúl del Amo (rauldelamo@themetalcircus.com)

Grupo:Hate Eternal

Discográfica:Metal Blade

Puntuación:6

Canciones:

  1. Hell Envenom
  2. Whom Gods May Destroy
  3. Para Bellum
  4. Bringer of Storms
  5. The Funerary March
  6. Thus Salvation
  7. Proclamation of the Damned
  8. Dury Within
  9. Tombeau (Le Tombeau de la Fureur et des Flammes)
  10. Coronach

Año:2008