DYING FOR THE WORLD

Atrapado. Probablemente, si Blackie Lawless hubiera hecho de “Unholy terror” y “Dying for the world” un solo disco –hablando acerca de la música, no de la lírica- estaríamos hablando de probablemente el mejor disco de WASP en los ultimos 10 años. Asi es, el mejor disco desde “Crimson Idol”. Pero por alguna razón, Lawless sigue atrapado en un papel de visionario del mundo actual que está comenzando a dejarle sin ideas. El hecho de hacer un “reprise” acústico de un tema que aparece unas pistas antes es significativo de lo antes comentado, por mas que Blackie niegue que fuera una maniobra para rellenar.
Otra muestra de que Lawless ha entrado en una sequía es ver como copia melodías de otros. Sin ir mas lejos poned el inicial “Shadowman”, y luego escuchad el “God of thunder” de KISS. Sospechoso. Aun así, la banda consigue firmar unas cuantas piezas rompedoras como “Hell for eternity” con la clásica triplicación o cuadruplicación de voces que hace Blackie. Igualmente retorcido es “Rubberman”, con unas melodias de guitarra realmente malévolas. Hay que decir que el trabajo realizado por el nuevo guitarra Darrell Roberts es excelente y demuestra ser muy agresivo en los solos, pero dotándolos de una estructura y melodía mas que accesibles.
Si hay una pieza conmovedora, especialmente motivada por el atentado de las Torres Gemelas, es “Halloweed ground”, de la cual hay un refrito acústico, como comentaba mas arriba, al final del disco. De todas formas, la voz extremadamente dramática de Lawless sigue siendo capaz de emocionar. Eso si, hay demasiada similitud entre algunos temas del disco como “Trail of tears” y “Black bone torso”, enésima prueba de la sequía mental antes comentada.
Blackie está atrapado en un personaje, igual que lo estuvo en la primera época de WASP. Sigue teniendo un don a la hora de componer, pero quizá sería momento ideal para una gira revival con Chris Holmes, Steve Riley y Johnny Rod a lo «Inside the electric circus”. Así, al menos, Blackie repondrá ideas.