Desde su estreno en 2005 con el EP 'When Kingdoms Fall', Black Tusk no han parado de mostrar todas sus facetas sonoras. Con un sonido variado y personal, han utilizado tintes del punk, del groove y del stoner, para crear su propia firma, que ellos definen como Swamp Metal.

Tras ese EP de estreno, hemos podido escuchar diversas publicaciones como los álbumes ‘The Fallen Kingdom’ (2007), ‘Passage Through Purgatory’ (2008), ‘Taste the Sin’ (2010), ‘Set the Dial’ (2011) y ‘Pillars of Ash’ (2016). Como se puede apreciar, no han perdido el tiempo en absoluto. Esta banda capitaneada por James May y Andrew Fidler no sólo ha publicado música sin descanso, también se han comido los escenarios al lado de bandas como Black Label Society, Down, Weedeater o Eyehategod. Casi nada.

Sin embargo, no todo ha sido positivo en la carrera de este imparable trío. Hace unos años han sufrido la pérdida de su bajista, Anthon, tras un accidente de tráfico. La difícil tarea de encontrar otro bajista se solucionó con la elección del gran amigo de la banda Corey Barhorst, antiguo miembto de Kylesa. Su sexto álbum de estudio, ‘TCBT’ (Black Tusk), que analizaremos a continuación, fue grabado en The Garage Savannah y mezclado por un viejo colaborador de la banda, Chris «Scary» Adams. Con este álbum demuestran que, pese a las trágicas circunstancias, Black Tusk sigue adelante.

Sintiendo la intensidad de ‘TCBT’

Tras una extraña introducción llamada «A Perfect View of Absolutely Nothing», que consiste en voces sonando al unísono, llega la primera canción, «Closed Eye». Dispara de golpe toda la adrenalina a golpe de ritmos veloces, gritos desgarrados cabalgando entre screaming y gutural, y guitarras furiosas e incombustibles. Con una garra punk con diversos sonidos potentes que tiran más hacia el stoner, la combinación es un balazo brutal que no da tregua y descarga toda su intensidad sin descanso. «Agali» relega el punk adrenalínico a un segundo plano para protagonizarse por un sonido más stoner y alternativo. La intensidad sigue a flor de piel igualmente, con esa combinación vocal entre los integrantes de la banda que aporta diversas versiones de su potente concepto de canto.

La caña más stoner e repite en «Lab Rat», con sonidos pesados y voces en pleno apogeo dejándose los pulmones en todo momento. El característico sonido de la banda nos traslada una vez más varias décadas atrás, con su personalidad stoner y groove cargada de fuerza e intensidad. Por otro lado, esos toques punk presentes refuerzan el punto alternativo con cierta rebeldía sonora. «Scalped», una de las piezas más largas del álbum, cuenta con una personalidad absorvente gracias a sus múltiples matices e influencias, así como los cambios de ritmo e intensidad que forman parte de la canción. «Ghosts Roam» cierra la primera mitad de este completo y nostálgico álbum. Con la tralla punk por bandera, sigue manteniendo el toque stoner y alternativo en una mezcla que es pura potencia y brutalidad.

La potencia hecha trío con Black Tusk

En la segunda mitad del álbum la intensidad no se resiente lo más mínimo. Una prueba es «Ill At Ease», con un ritmo frenético e incansable y una combinación vocal de lo más acertada. A continuación, la oscuridad toma lugar con «Rest With the Dead», que mantiene el estilo de la banda con un sonido compuesto por ritmos casi agónicos a los que cuesta seguir, pero que enganchan al mismo tiempo. A base de gritos, distorsión y diversos cambios rítmicos, consiste en 5 minutos de locura musical que no se mantiene igual más de unos segundos.

«Never Ending Daymare» cambia las normas con un sonido más frenético que recupera esas melodías mucho menos oscuras características del punk. A mayores, incluye otros elementos sonoros que enriquecen la canción sin demasiado esfuerzo y sin restar la adrenalina e intensidad que expresa. Además, incluye un divertido solo de guitarra, que siempre se agradece tras tanta tralla sin descanso. «Orange Red Dead» llega y se va rápidamente. En esta ocasión, la intensidad toma un tinte, de nuevo, casi agónico, de la mano especialmente de unas voces desgarradas que lo dan todo y de los ritmos pesados de la canción.

Casi al final llega el turno de «Whispers», mucho más veloz y adrenalínica, manteniendo esa personalidad de la banda cargada de influencias de diversos géneros, quedándose con lo mejor de cada uno y ofreciendo una canción absolutamente incombustible. La canción que despide el álbum, «Burn the Stars», no es tan directa como la anterior, ya que aporta diversos cambios y un estilo más stoner que punk, sin perder la potencia ni la intensidad, cerrando con adrenalina y brutalidad un álbum que no da tregua.

Sergi Ramos

Grupo:Black Tusk

Discográfica:Season of Mist

Puntuación:7

Canciones:

  1. A Perfect View of Absolutely Nothing
  2. Closed Eye
  3. Agali
  4. Lab Rat
  5. Scalped
  6. Ghosts Roam
  7. Ill At Ease
  8. Rest With the Dead
  9. Never Ending Daymare
  10. Orange Red Dead
  11. Whispers
  12. Burn the Stars

Año:2018-08-17

Votación de los lectores:5