Bonfire: Temple of Lies

'Temple of Lies' puede analizarse desde dos puntos de vista totalmente opuestos. Unos dirán que es un discazo con una calidad tremenda, que ha superado con creces los álbumes más recientes y que les será difícil volver a hacer un disco así.

No les faltará razón, comparto su opinión. Ahora, también es verdad que un disco que en su día podría haber triunfado tanto como lo hicieron los primeros trabajos de Bonfire, hoy por hoy habría salido al mercado sin pena ni gloria, y no por ser malo, sino porque hay muchas bandas que ofrecen lo mismo y a no ser que ya tengas tu nombre y tu marca bien posicionados desde hace tiempo, te será verdaderamente difícil sobresalir.

El pasado 13 de abril salió a la venta el álbum número dieciséis de Bonfire, Temple of Lies. He disfrutado mucho de la música de los germanos, sobre todo de sus inicios, pero tras tantísimos cambios de formación –han pasado por la banda más de veinte personas–, mi interés en ellos, así como el del público en general, ha ido disminuyendo con el paso del tiempo, pero la verdad es que pese a haberse topado con tantísimas adversidades, han sabido mantenerse en pie y seguir haciendo música de calidad.

Ya desde el primer tema, “In the Beginning”, podemos hacernos un poco a la idea de lo que va a ser el disco. Consigue crear una atmósfera tétrica y misteriosa para después seducirnos con un riff que va de la mano de la segunda canción, “Temple of Lies”, la homónima del álbum. Es un tema muy cañero que nos traslada directamente a esas décadas finales del siglo pasado en las que se hizo tanto heavy metal de calidad.

En “Wings of an Angel” hay un cambio claro de protagonista: de los riffs del tema anterior pasamos a los teclados y a los maravillosos coros que acompañan a Alexx Stahl en los estribillos. Lo clásico se mezcla con lo melódico, dando como resultado uno de los mejores temas del álbum. Hace unos años podría haber sido un gran hit, la calidad de la canción es innegable, pero es cierto que hoy en día hemos escuchado muchísimos temas parecidos, por lo que la sorpresa es más bien inexistente.

‘Temple of Lies’ (Bonfire) es previsible

“Feed the Fire” tarda un poco en arrancar, pero es quitar el freno de mano e ir cogiendo cada vez más y más velocidad. El ritmo se mantiene durante toda la canción, pero la potencia va de menos a más –en parte gracias al gran trabajo de los coros del estribillo-. Las guitarras vuelven a tener un papel muy importante: empiezan siendo un mero acompañante de la batería y la voz para terminar posicionarse por encima de cualquier otro elemento musical.

“Stand or Fall” es uno de los temas que mejor definen la esencia de Bonfire. Podría haber estado en uno de sus primeros discos, pero esto vuelve a ser la moneda de doble cara de antes: por una parte es bueno que la calidad se mantenga después de más de treinta años de carrera musical, pero viéndolo de otro modo, una vez escuchado el primer medio minuto, ya te esperas lo que está por llegar. Ya has escuchado mil canciones parecidas, y eso no mola. Es un tema que hoy se puede disfrutar y que en su día podría haber brillado, pero estando en 2018 tal vez haga falta algo más para sorprender al personal.

De un ritmo frenético y arrollador, pasamos a la balada del álbum, “Comin’ Home”. Es una pieza preciosa, llega de fuerza y de desgarro. De nuevo, el trabajo de Stahl es inmejorable: todas y cada una de las notas que lanza se te clavan como si fueran dardos que penetran hasta en el último de tus huesos. Es un tema muy sentimental capaz de llegar hasta a la persona más fría. La siguiente canción, “I’ll Never Be Loved”, empieza con una guitarra que está en la línea de la parte final de la balada. Poco a poco el ritmo va cogiendo velocidad hasta volver al rock ochentero que no podía faltar en un disco de alguien como Bonfire.

El zasca final de Bonfire – Temple of Lies

“Fly Away” es el primer tema de la recta final del disco, y esta vez sí lo han conseguido: la mezcla ochentera y el dinamismo de las partes más melódicas hacen de esta canción una obra maestra que no puede faltar en ninguno de sus conciertos. La base clásica está ahí, es palpable al cien por cien, pero tiene un aroma fresco y renovado que enamora a quien o huele.

A “I Help You Hate Me” le pasa lo mismo que a “Wings of an Angel”: son temas buenos, pero ya están escuchados. Da rabia porque realmente merecen mucho la pena, pero la realidad es que si intentasen atrapar nuevos fans con canciones como estas les sería realmente difícil por la cantidad de bandas que ahora mismo hacen cosas parecidas.

“Crazy Over You” cierra el disco. El tema empieza con un riff de guitarra que recuerda muchísimo al “Where Were You Last Night” de Ankie Bagger. Afortunadamente es tan solo al principio de la canción y en seguida adquiere una personalidad propia que brilla gracias al trabajo vocal y a la melodía del teclado.