Para quienes vivieron la escalada de GUNS N’ ROSES a la cima
de la popularidad, el escandalo y el despropósito en 1991 y 1992, aquello ha
quedado grabado en su memoria de manera imborrable. Fue la última banda de rock
con una cierta mística a su alrededor. Ahora, todo el mundo sabe como funciona
el negocio y que los músicos de cualquier banda no se tragan y simplemente lo
simulan sobre el escenario. Todos sabemos que los reyes son los padres, pero
GUNS N’ ROSES fueron para su generación lo que WASP fue para generaciones de
metalheadz de los 80 o KISS para millones de fanáticos en los años 70. Una banda
con una imagen, una actitud y un componente de peligrosidad que los hacía realmente
atractivos hacia el adolescente que solo busca rebelarse contra sus mayores.
Porque en una ocasión, antes de que Bob Dylan tocara ante el Papa Juan Pablo
II, el Rock N’ Roll era peligroso, los fans se drogaban para ser como sus ídolos
y cogían una guitarra con la ilusión de follarse mil groupies por gira como
si de un Gene Simmons se tratase. Hoy los fans adoran la pulcritud de John Petrucci,
la calidad lírica de MOONSPELL y la bonita estructura de las operas rock de
Tobias Sammet. Y cuando los pones ante SLIPKNOT y estos pegan cuatro saltos
sobre un escenario y rompen un par de baquetas, todo el mundo alucina. Que tiempos
aquellos en los que nadie sabia si Axl Rose tiraría adelante con el concierto
o se largaría a su hotel y lo cancelaría todo provocando una batalla campal
en los alrededores del recinto del concierto. Que tiempos en los que la llegada
de GUNS a Sudamérica destaba cargas policiales mientras se localizaba cocaína
en el avión del grupo y Slash enseñaba el culo a los periodistas desde el balcón
de su habitación de hotel. Ahora METALLICA exponen sus problemas en una película
y hacen terápia de grupo hasta el punto que solo les falta vestirse de Teletubbies
y repartir manuales de buenos modales por la calle. Maldita corrección política.

VELVET REVOLVER es una banda políticamente correcta formada por individuos
politicamente incorrectos. Una compañía de discos los ha puesto en marcha para
poder recuperar un slogan tan manido como”vuelve el rock” y el consabido “Numero
1 en América” mientras los miembros de la banda hacen gala de sobriedad y ofrecen
espectáculos de rock de alto voltaje donde rememoran sus tiempos de chicos malos
ante la audiencia que los toma por recuerdo nostálgico y ante aquellos que fueron
demasiado pequeños en su momento y ahora pretenden engancharse a tiempo de presenciar
algo que valga la pena en el aburridísimo mundo actual del Rock N’ Roll.

La mayoría de los presentes eran fans de GUNS a medio camino entre los veinte
y los treinta años de edad, deseosos de ver algo equiparable a lo que vivieron
en su dia y que, de paso, les sirva para refrescar la memoria. Otros muchos
eran asistentes poco habituales de este tipo de eventos que han conocido a la
banda mediante la presencia que estos han tenido en la prensa y el nombre que
se han creado en poco tiempo. Sea como fuere, todos ellos y ellas, 2600 que
abarrotaban Razzmatazz, vivieron una noche absolutamente histórica en la que
la concurrencia practicamente estuvo a punto de salir en barca debido si se
hubiera condensado una decima parte de la humedad que habia flotando en el ambiente.

A las 22,30, las luces se apagan y desde los altavoces suena un familiar “From
Hollywood… VELVET REVOLVER” que a mas de uno le evocará aquello de “cualquier
tiempo pasado…”. En cuestión de segundos, Duff McKagan se encuentra situado
sobre los dos monitores frontales del escenario, desde donde introduce “Sucker
Train Blues”. Matt Sorum va tomando posiciones y a la que aparece Slash en escena
es como si se hubiera revelado la faz de Cristo: la gente enloquece en una especie
de simbiosis musico-mística que solo sucede en muy determinados casos.

Desde el principio del show, Scott Weiland se erige como maestro de ceremonias,
aunque en determinados momentos se vería eclipsado por el carisma escénico de
sus compañeros de banda, excepto el señor Dave Kushner, el cual nadie sabe que
pinta ahí exactamente, pero eso sí, lo hace de fábula. Hay que recordar que
STONE TEMPLE PILOTS jamás fueron una banda demasiado destacada en España mientras
que GUNS N’ ROSES fueron un fenómeno de masas hasta en las Islas Caimán. Matt
Sorum incluso toca mejor de lo que lo hacía en los dias dorados de la banda
de Axl Rose, y su batería estaba coronada por un gong a la antigua usanza.

El set interpretado fue el mismo que en toda la gira, así
que después de “Suckertrain Blues” llegó “Do It For The Kids”, “Headspace”,
“Spectacle”, un “Crackerman” de STONE TEMPLE PILOTS que pocos reconocieron,
“Illegal Song”, la emotiva “Fall To Pieces”, y cerrando el concierto “Big Machine”
y otro de los hits del disco:”Set Me Free”. El escenario queda vacío tras solo
45 minutos de actuación y la gente desconcertada se pregunta lo que sucede.
Los rumores habían estado volando durante todo el día: Izzy Stradlin iba a aparecer
en escena. Lo había hecho en París y en Italia y lo haría por última vez en
toda la gira en Barcelona, puesto que en Madrid no lo hizo. En el momento que
la banda volvió a salir a escena acompañada de su viejo compañero de batallas,
aquello se vino abajo. Tres quintas partes de los GUNS N ‘ ROSES originales
estaban sobre el escenario de Razzmatazz interpretando ni mas ni menos que un
cadente “Used to Love Her” y un vicioso “It’s So Easy” que provocó las reacciones
más histéricas de la noche. Stradlin hacía como que tocaba la guitarra y miraba
al público con cara de aquello no iba con él, pero hizo coros y en general se
lo pasó bien. Imagino que esa dejadez es parte de la mística de una estrella
del rock en condiciones, o no.

Con la difícil labor de intentar superar eso, la banda encaró la recta final
del concierto con el “Sex Type Thing” de STONE TEMPLE PILOTS y el ya clásico
“Slither” de “Contraband”, el disco debut de VELVET REVOLVER. El final del tema
se prolongó con una larga jam donde Slash y Dave Kushner se dieron un buen lote
de jams de guitarra que extasió por completo a un público al cual no parecía
importarle el más que deficiente sonido de la noche.

El broche de oro lo puso una desquiciadisima versión de “Negative Creep” de
NIRVANA que Scott Weiland coronó lanzandose enfurecido al público mientras los
chicos de seguridad lo rescataban antes de que la masa lo comiera vivo. El
final, con Scott totalmente bañado en sudor, gritando al público con los ojos
inyectados en sangre daba verdadera credibilidad al tema. Sin lugar a dudas,
es uno de los mejores front-mans que dieron los aburridos años 90, pero es una
lastima que no sea más reconocido en este país. Estoy seguro que si a fecha
de hoy el mismísimo David Lee Roth se presentara por aquí la mitad de la gente
se preguntaría quien és y que porqué coño hace el ridículo dando saltitos. Así
es la vida.

Texto y Fotos: Sergi Ramos

Datos:Razzmatazz
Barcelona
Promotor:Gamerco
Publico:2600 personas

Día:09/09/2004

Puntuación:9