Mucho ha llovido desde que se editara “Beyond Good And Evil”, el supuesto
disco de “reunión” de THE CULT tras una temporada algo distanciados del mercado
discográfico, más o menos unos siete años. La promoción del disco fue alarmantemente
alta, como merecía la ocasión. Recuerdo que hasta se regalaban camisetas de
la banda con la compra de cada copia del CD, donde había muy buenos temas como “Take
the Power” o “Rise” y autenticos fiascos que dejaron a los fans con una impresión
agridulce del retorno de la banda. Pocos esperaban que los hechos se desarrollaran
como lo hicieron, y no pasó mucho tiempo hasta que la gira europea de la banda – incluyendo
fechas en España- quedara totalmente cancelada debido a los problemas en el
seno interno de la banda. En otras palabras: Billy Duffy e Ian Astbury no se
aguantaban. Lo que era un secreto a voces, se confirmó cuando –con la promoción
hecha y las entradas vendidas- se anunció oficialmente la suspensión de los
conciertos programados y muchos fans temieron que su última oportunidad para
ver a THE CULT había pasado de largo.

Avancemos cinco años y nos encontraremos en la puerta de la sala Razzmatazz
de Barcelona, intentando cumplir con el sueño del que se nos privó un lustro
atrás. Por lo que avanzaban las distintas crónicas de la gira americana, la
banda estaba funcionando perfectamente en directo, aunque uno no sabe muy bien
que esperarse de grupos donde la tensión entre sus líderes es considerable.
Casi como quitandole hierro al asunto, un rato más tarde veía como Duffy y
Astbury se sentaban juntos en el centro del escenario para interpretar una
emocionante versión acústica de “Edie (Ciao Baby)”, canción mil veces escuchada
y mil veces tarareada mientras he vuelto a casa a altas horas de la madrugada.
Y es que para los fans tardíos de THE CULT, los que los descubrimos no hace
más de cinco o seis años, ver a la banda en directo era más o menos un bautismo
musical. Una de esas bandas que tienes que ver una vez en la vida. Y, en serio,
dejando a un lado que la banda me guste o me deje de gustar, el concierto de
Razzmatazz fue eléctrico.

Con algo de retraso (una media hora), la banda aparecía sin muchos adornos
en el escenario enmoquetado de la sala barcelonesa. Astbury armado con una
pandereta, lucía barba de muchos días, un jersey de boxeador medio abierto
y una bandana en la cabeza. Precía la versión rockera de Jesucristo en lugar
de una cópia forzada de Jim Morrison, como aparentó ser en el concierto que
justo un mes antes había dado en la misma sala al frente de RIDERS ON THE STORM.
Por su parte, Billy Duffy parecía abstraído en su mundo particular, a la derecha
del escenario, y con una intocable melena rubio platino que el paso de los
años no parece haber cambiado, al menos aparentemente. El resto de acompañantes
eran el batería John Tempesta y el bajista Chris Wyse, además de un segundo
guitarra del cual me es imposible encontrar el nombre y el cual no sonó en
casi todo el concierto.

El comienzo, con “Lil’ Devil” estuvo lejos del calor que el público había
mostrado días antes con, por ejemplo, el show de TOOL. Se notaba que la gente
que venía a ver a THE CULT eran de treintaytantos y eso se aprecia en un pequeño
detalle: no son gente que haya visto sólo diez o doce conciertos en su vida,
sino muchos más. Ergo, no esperan quedar impresionados con el primer minuto
del primer tema, sino que hay que buscarles un poco las cosquillas. THE CULT
supieron como hacerlo y el segundo tema que interpretaron fue el motivo de
un auténtico griterío con el que sólo se obsequia a los grandes. “Sweet Soul
Sister” sonó deliciosa y quedó patente que la confianza depositada por parte
de la banda en John Tempesta era bien merecida. La manera en que golpea la
batería éste nombre no es humana.

El concierto, que ya había tomado forma, estaba dominado – como es obvio-
por un Astbury entregado que no paró de moverse y bailar (además de mencionar
al Barça en multitud de ocasiones) y un Billy Duffy que fue cobrando vida a
medida que avanzaban las canciones. Astbury tiraba panderetas arriba y abajo
como si fueran gratis y entre el público se podía escuchar constantemente a
algún fan agitando su particular souvenir del show. Temas como “The Witch”, “Electric
Ocean” o “Revolution” terminaron de hacer entrar en calor a un público que,
a esas alturas, ya estaba entregado a la banda británica.

El set list incluyó más tarde canciones que, en su mayoría, eran clásicos
de la historia de la banda, con escasa participación del material de “Beyond
Good And Evil”, con excepción del mencionado “Rise”. Sin embargo, el concierto
estuvo dominado por los clásicos más potentes, caso de “Wild Flower”, “Fire
Woman”, “Love Removal Machine” y ya en el bis, “Phoenix” y “She Sells Sanctuary”.
Jugaron sobre seguro y ganaron por goleada, marcandose incluso unos toques
con un balón que apareció sobre el escenario antes de los bises. Hasta el habitualmente
hierático Astbury demostró su habilidad marcandose unos cuantos toques magistrales
y chutando más tarde el balón al público.

En definitiva, una noche para el recuerdo, donde los himnos de una de las
grandes bandas que aparecieron en los 80 inundaron el aire de Razzmatazz. Nada
de extrañas propuestas, ni conciertos a medio gas (de los que últimamente se
ven muchos), ni sets acústicos de media hora, ni nada de nada… 90 minutos,
los mejores clásicos, y a casita. Si muchas bandas dieran eso a sus seguidores, éstos
estarían más contentos.

Texto y Fotos: Sergi Ramos

Datos:Razzmatazz
Barcelona
Público: 2000 personas
Promotor: Doctor Music

Día:05/06/2006

Puntuación:9