La tarde del martes 22 de octubre se dibujaba en Madrid con un panorama bastante austero y gris. El frío y las lluvias llevan siendo los protagonistas durante los últimos días en la capital, pero eso no impidió que varias decenas de fans aguardasen a las puertas de la sala Nazca para ver a sus ídolos.
A diferencia que en el futbol, sabíamos que este partido estaba ganado antes de empezar. Ya teníamos referencias de los conciertos anteriores y teniendo en cuenta la fiabilidad que aporta tanto Evaristo como El Drogas en directo, ya nos sabíamos ganadores con ambos conciertos. Y sin entrar qué artista ganó a quién.
Los Barones aterrizaron en Madrid para demostrar que los viejos rockeros nunca mueren, y no solo eso, sino que también van al infierno.
Noche de viernes y rock/prog con mucha psicodelia. King Gizzard and the Lizard Wizard venían a hacer vibrar Madrid, acompañados de sus compañeros de discográfica Stonefield y ORB.
El trio norteamericano regaló una noche para el recuerdo. Una buena cantidad de público pudo ser testigo del poder expansivo del riff lento, pesado, ejecutado con pasión, una música que terminó por convertirse en un elixir para el alma.
No hay que ser una cabeza pensante para colegir que los de Agurain son por méritos propios un estandarte global del punk rock, no solo por la trayectoria musical que portean en sus espaldas, sino por las evidencias que han exhibido con una inmaculada lealtad y honestidad ante unos ideales que rechazan sin medias tintas, todos los movimientos que controlan o alienan a una sociedad que a veces parece se le ha practicado una lobotomía de serie y circula manipulada, con el tarro controlado al antojo de un puñado.
Ha transcurrido otra edición del festival barcelonés AMFest , que cada año ha ido incrementando su calidad, ambición y puntos de mira, habiéndose convertido ya en un clásico de la época otoñal, siempre otorgando el principal protagonismo a la música, así de simple y así de emocionante, cuatro días de diversión, acompañados de grandes artistas, y un ambiente fenomenal.
Desde que As I Lay Dying se reunieran de nuevo en 2017 tras la salida de la cárcel de su líder, Tim Lambesis, la controversia ha estado sobre la mesa en cada uno de sus conciertos.
No llenaran un estadio, pero nadie se atreve a quitarles el estatus de leyendas. Son una de esas bandas que por uno u otro motivo jamás llegaron a adentrarse en el mainstream, pero que al más puro estilo del progresivo, se han ganado un estatus de banda de culto a base de trabajos muy sólidos y de directos intachables.
Este sábado, los amantes del metalcore acudieron a una nueva y esperada cita en la sala Apolo de la ciudad condal.
